Todo era mentira. Todo siempre ha sido una gran mentira. Ambos me mintieron (con fines distintos), pero lo hicieron. Mintieron, y una mentira por más blanca que sea, siempre será una mentira.
Estuve conviviendo con un psicópata, que tiene fines escabrosos para mí.
Por eso sabía dónde vivo, porque la empresa misma me asigno el hotel. Por eso pidió mi número (otra forma de poder rastrear donde estoy y estaba?
Sacó mi móvil, y lo tiro duro contra el asfalto, se hace añicos.
Gotas saladas caen por mis mejillas. No sabía que estaba llorando.
Y no sé si lloro de ira o de dolor, o de ambas.
Cuando me gradué, hice un pequeño semillero de psicología, al final renuncie a este porque me di cuenta de que escuchar a los demás no era lo mío.
Julian ama los chocolates, recuerdo su caja de bombones repleto de ellos, de diferentes sabores. Recuerdo que mencionó a su madre. Todo tiene relevancia.
Su conflicto es con su madre. Tal vez su madre le hizo algo de pequeño. Le hizo sufrir, por ello aborrece tal vez a las mujeres.
Su madre es el factor desencadenante de todo.
Y Grant...
¡Oh, Grant!
Nunca sintió verdaderamente nada por mí. Sólo hacía su trabajo, necesitaba cuidar de mí. Y para cuidar de mí debía estar cerca de mí. Y para lograr mi aceptación debía de convertirse en alguien importante...
¿Le habrá contado a sus compañeros de trabajo nuestros contables e inocentes besos? ¿Cuándo hicimos el amor? ¡Me siento tan humillada!
Siento como si todo en mi vida fuera falso.
Falso como los sentimientos de Grant y las buenas intenciones de Julian.
El agente de esta mañana me ha dicho que tenían una reunión. ¿Va a estar Grant ahí quizá?
Bueno, no importa. Yo estaré allí, esté Grant o no.Alguien (no sé quién) me pregunta amablemente en qué puede ayudarme, pero yo, hecha una fiera sigo de largo, sin siquiera dignarme a mirarle el rostro.
Más adelante un hombre uniformado me detiene.
—No puede pasar, señorita.
—¿Por qué? —inquiero, ansiosa, con la mandíbula claramente apretada y el ceño fruncido.
—Hay una reunión privada entre los mayores. Es privada, nadie puede pasar...
—Es exactamente lo que deseaba escuchar—sonrío, y corro adentro. El hombre me agarra de la cintura pero yo, guiada por la adrenalina me zafo fácilmente. No me molesto en llamar a la puerta, simplemente giro el pomo con gran ímpetu e ingreso al cuarto.
Hay cuatro hombres, y tres mujeres que se me quedan viendo sorprendidos y con las manos en los bolsillos, en modo de defensa (supongo que ahí tienen sus armas). Pero al ver que soy una mujer delgaducha y baja de estatura bajan la guardia.
Entre ellos está Grant. Claro.
Me observa atónito. De pies a cabeza. Y entonces yo rompo a llorar, porque en el fondo sostenía la esperanza de que todas mis conclusiones fueran mentira.
La esperanza también duele.
Nadie se acerca a mí. Deben de saber quién soy (obviamente) porque hay fotos mías detrás de ellos. Las fotos de Grant.
Grant tampoco parece lo suficientemente confiado como para acercarse mí. Le he tomado por sorpresa.
Mis sollozos se escuchan por todo el lugar.
—¡¿Por qué?! Confié en ti...
—Da... Danielle—balbucea.
—¡Todo ha sido una mentira! ¡Todo!
—No todo... Escúchame—Grant usa su voz plácida, por un momento estoy a punto de sucumbir a sus encantos. Pero recuerdo todo lo que he pasado.
—Mis sentimientos por ti no son una farsa... Tienes que creerme.
—Já... ¿Creerte? ¿Por lo menos tu nombre si es Grant Gustin? ¿Ah? TODO lo que he creído conocer de ti, todo lo que amé es mentira. No eres el chico del que me enamoré...
Grant alcanza mis manos. Está temblando y la voz se le corta cuando comienza a hablar, después se recupera.
—Mírame, Danielle. —me ordena—mírame... Soy yo... No soy parte de una editorial, y no viajo por todo el mundo (no porque lo quiera). No soy de los que grita en un avión. Pero soy yo. El mismo chico que pidió acompañarte, con quien has reído y llorado. Me encanta el frapuccino, y el cine. Y sí, me gusta leer....—sus ojos se llenan de lágrimas, y mi corazón se quiebra un poco más.
«Jamás mentí al decir que te quería, que te amaba. Y cada beso que te he dado ha sido honesto. Sí, mentí sobre quién soy. Pero jamás sobre lo que sentí... Lo que siento.
Mi rostro se frunce. Debo de verme horrible.
—No te creo... —jadeo—Ya no sé en qué creer...
Unos segundos de silencio, más una puerta cerrándose. Nos han dejado solos.
—Pelirroja...
—¡No me digas así! ¡No me vuelvas a decir así en tu puta vida! ¡Jamás!
Me zafo de su agarre.
—Dime... ¿Cuántas veces nos besamos y después tú estabas aquí, contándoles?... —pienso en aquella noche—Y la vez en que... Oh, Dios... Debí ser el hazme reír, «Chica perseguida se acuesta con su guardaespaldas».
—¿Qué? —El frunce el ceño. —Ellos hasta ahora no sabían lo de nosotros...
Ahora soy yo la que pregunta.
—¿Qué?
Grant se pellizca el puente de la nariz.
—Jamás vieron ni escucharon nada de nosotros. Soy un buen agente, simplemente me dejan hacer mi trabajo... Nunca supieron nada de la cita... Ni nuestros besos, y mucho menos de cuando hicimos el amor...
—No, no, no. Yo hice el amor, tú solo tuviste sexo con una chica vulnerable—le corrijo, entonces Grant estalla en furia, y comienza a dar golpes a la pares hasta el punto en que sus nudillos sangran. Estoy atónita. Corro hacía él y le detengo, cuidando de que él sin querer me haga daño a mí.
—Para, para, ¡Para, Grant!
Me obedece. Pero luego hace algo que no deseaba que hiciera, o que, una parte de mí lo deseaba, la otra no. Me besa.
Me resisto por unos segundos hasta que sus manos rodean mis muñecas, y yo como en un sueño me dejo llevar.
—Te amo... Te amo. Por favor, entiéndeme... No me odies... Lo siento.
Siento en mi pecho como si el último pedazo de mi alma se rompiera. El llanto cesa, y yo ya no siento nada. Y mi lado más cruel y corto punzante sale a flote.
—No soy y no seré cómo tú. No mentiré. Y no puedo estar fingiendo que no te odio, cuando en realidad lo hago.
Salgo del cuarto y noto más de dos pares de ojos en mis espaldas. Nadie me detiene, camino unas cuadras más, mirando al suelo, pensando en nada.
Mis sentidos se alertan cuando una mano enorme se posa con un trapo en mi nariz. Cloroformo.
No, no, no.
Visión borrosa.
No...
Grant...
No...
Todo negro.¡El final está cada vez más cerrrca! Feliz día a todos y todas. Os amo.

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The Airplane
RomanceThe Airplane Primero su hermano, luego el tráfico, Danielle ya estaba desesperada. Todo parecía apuntar a que, el destino claramente no quería que ella tomara ese vuelo a Estados Unidos, o por el contrario, el destino quería que ella viajara con un...