Capítulo 12

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Lo siento caminando pesadamente detrás de mí. Cada paso suyo, es un martillazo en mi corazón.
Al llegar al cuarto, me giro esperando un rostro enojado, de reproche. Pero no me encuentro con nada de eso.
Solo tristeza.
¿Enserio hice tan mal en no decirle?
Tanto él y yo sabemos (aunque aún no hemos hablado de ello) que esto es real, que es algo serio. No algo de una noche. Somos adultos, maduros, no estamos para juegos.
Yo me tomo enserio esto que está sucediendo entre nosotros.
¿Y él? Él también. Por eso está tan triste. Porque he tenido una cita con alguien más, y aunque estemos en una relación o no, debí de haberle dicho que saldría de noche después de mi aterradora persecución de ayer. Porque pudo haberme pasado algo mientras estaba con Julian.
Y Grant estaría en casa con sus amigos, creyendo que yo estaba a salvo, en mi cama. Lejos del peligro. Cuando en realidad, asesinaron a mi jefe, y yo estoy siendo torturada.
Dejo las rosas enormes en la cama, luego me retracto. Las dejo en el mueble, lejos de nosotros. Me acerco a él y tomo su rosa.
—¿Estás bien? —me pregunta con voz ronca. Me estremezco. ¿Enserio no va a hacer nada más? ¿Una escena de celos digna de telenovela mexicana? ¿Nada? ¿Solo se quedará ahí, preocupado por si estoy bien?
O este chico es demasiado tierno y protector, o es estúpido. Las estadísticas apuntan a que, es un 80% tierno y protector, y un 20% estúpido.
Pero un estúpido muy lindo.
—Estoy bien, Grant. Tranquilo...
Me acaricia la mejilla, y yo gimo ante el contacto, cuando sus cálidos dedos bajan hasta mis labios, temo perder el control (nuevamente). Recuerdo que tengo los labios de un rojo carmesí. Grant jamás me ha visto con los labios pintados. ¿Le gustará?
—Te ves hermosa—afirma.
—¿Así también te gusto? —la pregunta me sale mecánicamente. Grant frunce el ceño.
—¿Así?
—Sip. Con maquillaje, sin el. Con ropa elegante y tacones, o con un suéter. Con el cabello desordenado y con mechones regados... Digo... ¿Te gusto así?
Cruzo los dedos detrás de mi espalda.
—Oh, Danielle —susurra.
No le gusto. Lo sabía.
—Podrás usar tacones o zapatillas. O vestirte como vaga, o con una lencería de Victoria's Secret. Sé que debajo de millones de atuendos, y maquillajes siempre serás la misma Danielle. Que es la Danielle que yo quiero.
... ¿Quiero? ¿Ha dicho que me quiere?
Ya no quiero escuchar nada más salir de sus delgados labios. Su respuesta anterior ha sido más que suficiente.
—Te quiero, Grant Gustin.
—Y yo te quiero, Danielle.
Vemos la película. Un ángel caído, una chica normal. Un amor imposible. El sueño de casi toda persona. Sí. ¿Quién no ha soñado alguna vez con su apasionada e imposible historia de amor? Observo a Grant por unos segundos.
A mí también me gustaría tener mi historia romántica de amor. El amor rebelde. Pero son solo eso: historias. Esta es la vida real, y un amor imposible no siempre acaba bien. Así que me agrada que esta historia que apenas está comenzando no sea de esas historias imposibles.
No soportaría que Grant fuese alguien lejano e imposible para mí.
—¿Vas a ver la película, o quieres dibujarme? —bromea, toma el mando y pausa la película.
—¿Ah?
—Me estás escrutando, Danielle. —lo dice natural, pero sé que está avergonzado, a punto de hacer un berrinche de niño pequeño.
Siento una presión en mi pecho, y deseos de llorar. Me aguanto.
—Solo quiero tatuarte en mi memoria.
Lo que quería que sonara romántico, hizo que Grant frunciera el rostro, claramente preocupado.
—¿Por qué dices eso?
La presión aumenta.
—Solo... No quiero que esto termine... Temo perderte fugazmente, de la manera en que te encontré...
—Eso no pasará. No ahora, Danielle.
Trago saliva fuertemente. Tragándome obligada el nudo que se ha hecho en mi garganta.
—Lo que ocurrió ayer...
—No volverá a suceder... Te lo prometo ¿si?
Siento el impulso de mostrarle la nota amenazante que deslizaron debajo de mi puerta. Pero algo me obliga a no hacerlo. No puedo hacer que Grant cargue con mis problemas. No puedo hacerlo preocupar, por algo que tal vez (y espero) sea pasajero.
Esto lo tengo que resolver yo sola.
Pff.
Encontrar a un asesino, mutilador, secuestrador de mujeres, y posteriormente obsesionado de la nada conmigo, ¿Qué tan difícil debe ser? Es solo un poco de Internet, café, y un arma de fuego por protección.
No, no. Cálmate, Danielle. Nada de armas de fuego. Sólo unos cuantos capítulos de Criminal Minds y solucionaré esto yo sola.
–Esta vez, si algo sucede. Estaré allí. Y lo atraparé, y le haré pagar por el susto que te dio. ¿Vale?
Asiento. Ya no quedan ánimos de ver la película, así que nos preparamos para dormir.
Su calor me embriaga inmediatamente. Es como si su calor corporal jamás se fuera, como si fuese un edredón humano.
Me abraza, como si no quisiera soltarme, y yo no me molesto. No opondría resistencia a ello.
Me giro para ver la hora: 12.00 AM. Grant está profundo a mi lado, sonrío.
Miro la vista de la ciudad desde la cama, desde los brazos de Grant. El ventanal es enorme, así que me deja ver bastante.
Sonrío aún más. Me siento feliz. Muy feliz.
Algo en el jardín del patio se mueve. ¿Qué? ¿Una ardilla? Joder.
No, no es una ardilla. Me inclino un poco para ver mejor, destapando un poco mi cuerpo, y alejándome brutalmente de la protección que me brinda el chico con el que comparto mi cama desde hace días.
Veo una sombra entre las macetas. Es una sombra humana.
La sangre me llega a la cabeza de golpe, mi corazón se acelera, me desmayaré dentro de poco. Y es que no solo hay un hombre en el patio de mi apartamento, sino que la escena se vuelve aún más perturbadora cuando veo un brusco movimiento que hace con su mano.
Se está masturbando mientras me ve. Me saluda con su mano libre, ya que la otra la tiene bastante ocupada. Reconozco el saludo. El mismo del cine.
—¡AHHHHHH! —grito con todas mis fuerzas.
Grant se levanta de golpe. Y no es necesario explicarle nada, el ya está mirando el ventanal, al hombre. Y no pasa mucho tiempo hasta que corre hacia el desconocido. Pero el tipo, ágil, desaparece en la noche.

Chan, chan, chan... Esto se está subiendo de tono ¿no? Las dejo con intriga. Os amo.

The AirplaneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora