Es increíble lo duradero o lo efímero que se pasa el tiempo, dependiendo de lo que haces, o de con quién lo haces.
Puedo pasarme solo dos horas en el trabajo, pero me pueden parecer seis, las horas se van lentas. Y mirar los segundos transcurridos solo ralentiza el proceso.
Pero con Grant, todo está en un completo equilibrio. Ni muy rápido, ni muy lento. Pareciera como si, el tiempo estuviera de nuestra parte, y nos dejará disfrutar el momento que disponemos para estar juntos.
Después de salir de la playa, y comer nuestro helado, fuimos al cine. Esta vez fui más rápida que él, y pagué la cuenta.
Ambos trabajamos, y según el me ha narrado, gana suficiente dinero, y yo, igual. Por lo tanto, el no tiene porqué "encapricharme", ni yo a él.
Vimos Wonder Woman, con un tazón lleno de chocolates pequeños.
Habían diferentes tazones, uno con chocolates dulces, otro amargo, otro acaramelado.
Pero él y yo decidimos hacer algo mejor, comprar los tres, y mezclarlos, el sabor que nos tocará lo elegirá el destino mismo.
Nos hicimos en la última fila. No porque queríamos ser como los críos de hormonas que, tienen de sobre nombre la última fila como "El lugar para tocarnos".
Nos hicimos ahí por tres razones:
1) Ambos somos charlatanes, y no queremos incomodar al resto de espectadores.
2) Somos de risa floja. Más directamente, somos muy fáciles de hacer reír.
3) No habían más puestos disponibles. Era la última fila, o nos tocaría separados. Y claramente ninguno de los dos quería eso.
En medio de la película, Grant saca un chocolate y me lo extiende.
¿Quiere que lo coma directamente de sus dedos? No es eso algo muy... ¿Sensual?
Pero al segundo me increpo. Odio tener una mentalidad tan perversa, cuando el solo quiere ser lindo conmigo. Estoy segura de que a el no le molesta que mal piense casi todo lo que decimos o hacemos, así que susurro:
—Normalmente antes de hacer esto, requiero un vino, otra cita, o unas palabras sucias susurradas en mi oído.
Grant se ríe, más adelante nos callan. Y eso solo incrementa la risa de él, y hace estallar la mía.
Le doy un golpe en el hombro. Nos callamos antes de que nos saquen del lugar. Apenas llevamos media película.
—Tengo que ir al baño. —anuncio después de levantarme. Cuando salgo el viento es frío, debí de haber bajado mi suéter.
Pregunto dónde está el baño a uno de los guardias, después de algunas instrucciones le agradezco.
Dios, ¿Por qué ponen los baños tan lejos?
Cuando veo el logo de damas, corro para entrar.
Si algo he aprendido es que una de las maravillas del mundo es mear. Sí, mear. Mear cuando habías estado aguantando.
Me lavo las manos, y salgo nuevamente. Las luces del pasillo están apagadas.
¡Perfecto! Ahora será más difícil para mí encontrar el lugar de donde vine.
Camino, casi a ciegas por el pasillo. Me pego a las paredes, para evitar caerme y a la vez, que el cemento me guíe.
Escucho una palomita de maíz que cruje unos metros detrás de mí. Volteo inmediatamente. Algo me sigue.
No, alguien.
Veo una sombra a lo lejos, se asoma por una columna. Se queda inmóvil, yo igual. Veo como su pecho sube y baja rápidamente. Pero sé que no tiene miedo, yo sí.
Es unos metros más grandes que yo, y tiene el cabello lo suficientemente despeinado como para notarlo desde acá.
Pienso en el asesino de mujeres mencionado en la televisión. Trago saliva fuertemente. Imposible. La última muerte de la chica fue donde vivía antes de venir acá. No tendría sentido que el asesino esté acá.
¿Pero entonces quién es este hombre? Sé que es un hombre por su cuerpo, de eso no tengo dudas. No soy estúpida.
Un instinto suicida se dispara en mí cuando doy un paso adelante, caminando hacia el intruso. Paro en seco cuando lo veo moverse contra la pared.
Saca una mano y me saluda. Mis sentidos se alertan y corro.
Está detrás de mí, trotando con pasos torpes.
Me está alcanzando.
No, no, no, no.
No debo estar muy lejos de llegar al lugar central, opto por gritar por ayuda.
—¡Auxilio! —el grito es tan gutural, que dudo unos segundos de que yo haya logrado gritar de esa manera tan terrorífica.
Veo a lo lejos a un guardia.
Las luces se encienden. Instintivamente miró hacia atrás. Ya no está.
¿A dónde se fue? Miro mi mano, aún aferrada a la pared, estoy temblando, todo en mi tiembla. Debo de estar blanca como una hoja de papel.
—¿Está bien señorita? —inquiere. Me dan ganas de responderle: «No, idiota, estaba ensayando para ver la película de terror».
Pero sé que sería muy imprudente, sobre todo cuándo él solo trata de ayudarme. A lo lejos aparece Grant, con gesto preocupado. Corro a sus brazos, y me hecho a llorar de miedo.
Después del ataque nos fuimos al hotel, sin chocolates, sin ver el final de Wonder Woman.
Mientras aún estaba en shock por lo sucedido, le conté el acontecimiento a Grant y al guardia que me encontró. Este último me aseguro que rebisaría las cámaras de seguridad. Que si sabía algo, se contactaría con nosotros, y después con la policía.
En el taxi Grant me abrazaba. Mis lágrimas ya no salían, había quedado seca. Pero me quedé mirando un punto fijo.
Había sido la experiencia más mórbida y atemorizante que he vivido nunca.
No necesito implorarle a Grant que se quede esa noche conmigo. El mismo se ofrece con todo el gusto. Llama a sus amigos antes, para avisarles. Evitando contar los detalles del porqué.
Mientras lo veo colgar su móvil noto que ha estado serio desde que me encontró. Una mezcla entre enojado y preocupado.
Pero cuando ve mi rostro, aliviana un poco su tensión.
—Todo estará bien. Yo te cuidaré. Lo prometo. No dejaré que te hagan daño—deposita un beso en mi frente. Y yo me relajo, pero solo un poco.
Cuando él entra al baño aprovecho para respirar profundamente.
Inhala. Exhala. Inhala. Exhala. Uff.
Todo estará bien.
Una carta se desliza por debajo de la puerta.
A lo mejor es la cuenta del hotel. La pagaré mañana antes de ir a trabajar... Y mi cita, joder. Había olvidado la cita con Julian.
Abro mi móvil, justo hay un mensaje de él.
«Espero no te estés arrepintiendo. Será una noche espléndida. Te veo mañana, Danielle ;)»
Julian a veces es tan tierno conmigo. Que sé que si le contase eso a Grant estallaría en mil pedazos.
Me levanto, pero me cuesta un poco estabilizarme. Cuando lo logro cojo la carta del suelo. Está vagamente doblada.
Miró curiosa la hoja. Pero esa curiosidad rápidamente es reemplazada por el terror nuevamente, cuando leo lo que reza la hoja.
«Espero volver a verte pronto. Para la próxima, espero tenerte desnuda. Te obligaré a chuparme el miembro, y luego te follaré.»
Las palabras grotescas me hacen saltar algunas lágrimas de los ojos.
¿Qué está pasando?Hoooola... Chauuu :'v las dejo con las dudas. Sí, soy bien mala.
Os amo.
![](https://img.wattpad.com/cover/105199344-288-k567037.jpg)
ESTÁS LEYENDO
The Airplane
RomanceThe Airplane Primero su hermano, luego el tráfico, Danielle ya estaba desesperada. Todo parecía apuntar a que, el destino claramente no quería que ella tomara ese vuelo a Estados Unidos, o por el contrario, el destino quería que ella viajara con un...