IV

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Tengamos actu. doble ❤.

-Entonces, me dices que perdió a sus padres en un accidente automovilístico hace dos meses.

-Se salvó de milagro. Mis tíos en cambio...

Cuando salieron de la sala de estar, todavía seguían hablando sobre Luhan. Jyu Ni había perdido a su padres después de tenerlos a su lado por años, disfrutarlos toda la infancia y adolescencia, y gran parte de su adultez... Había tenido la dicha de que la vieran graduada. Ellos habían muerto por vejez, tranquilos. No podía ni imaginarse el sobrecargo de emociones que había sufrido la psiquis de Luhan ante semejante impacto. El joven ni siquiera pudo intentar algo, simplemente se fueron... sin más, y lo que era aún peor, ante sus propios ojos. Semejante trauma ya era motivo suficiente para que optara por dejar de hablar por su cuenta, sin embargo Minseok insistía en que había más, puesto que su primo no pronunciaba palabra incluso desde antes del accidente de hace dos meses.

Vio hacia atrás de reojo y notó a su hermano menor de brazos cruzados, observando por la ventana hacia el jardín delantero. Después de su pedido, no había hablado más. Podría estar avergonzado, molesto, irritado... O simplemente angustiado, nunca se sabía con Sehun, pero de algo estaba segura y es que todo el tema le afectaba. Sehun era dueño de una sensibilidad que nunca quiso mostrar ante nadie, ni siquiera ante ella. Pero si tan sólo se veía un poquito más allá...

-¿No tiene a más personas, Minseok? ¿Sólo te tiene a ti?

-Me temo que así es...- Ladeó este su rostro con lástima. -Luego de que el padre de Luhan rechazara el matrimonio concertado por sus padres y huyera casándose con la hermana de mi madre a escondidas, la familia en China los aborreció. Es probable que Luhan sufriera el mismo destino por su sangre.

-Eso es terrible.

-Aquí en Corea no tenían contacto con nadie más que conmigo.- Sonrió con gracia. -Mis padres son la misma calaña después de todo.

Jyu Ni hizo un gesto doloroso. -Te he dicho que detesto que hables así.

-Entendí completamente por qué fui la primera opción de Luhan.- La ignoró. -Cuando recibí el llamado de la policía sólo pude pensar en lo solo que estaría desde ahora.

Quedaron en silencio un buen rato después de ese último comentario, nadie se atrevió a decir nada.

-Bueno, así funciona la vida al final, ¿no? Dios no da sin antes quitar.- Minseok volvió a sonreír con despreocupación.

Sehun se despegó de donde estaba y se dirigió a su hermana. -Te pagaré lo que sea por tu trabajo.- Ofreció, mucho más resuelto que antes después de todo lo que había oído.

-No es necesario, Sehunnie, sólo estoy ayudando a mi hermanito.- Ella le sonrió mientras le palmeaba un hombro con suavidad.

Luhan había bajado las escaleras para beber algo de la cocina, sólo se cruzó con el ama de llaves, Bo Ram, pero ella era amable y casi no le hablaba porque sabía que no respondía, así que no le molestaba. Sin mirar hacia ningún lado para hacer las cosas rápido, pasó prácticamente corriendo el pasillo y tomó el atajo por la sala de estar que daba de lleno a la recepción donde estaban las escaleras, las subiría a la velocidad de la luz y nadie se enteraría de que había salido de su habitación. Al menos eso es lo que tenía planeado porque cuando cruzó la recepción con la mirada en el suelo...

-¿Luhan?

Se quedó clavado en el lugar como una estatua, demonios, lo habían visto... Se giró lentamente en dirección a la voz escuchada y discernió a Minseok, a Sehun y... ¿Una mujer? No la conocía y eso no era bueno.

Notas del alma (HunHan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora