XIII

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El silencio fue cúlmine luego de las palabras de Jyu Ni y se extendió como si de una espesa niebla se tratara.

Ambos hermanos quedaron fulminándose con la mirada, sin retroceder para nada y en ningún momento. Luhan juraba ver destellos eléctricos en el aire por la energía que aquellos dos emanaban. Sehun era alguien con un carácter muy fuerte, pero su hermana mayor le pisaba los talones, y al final terminó presenciando una lucha silenciosa de voluntades. Minseok salió del salón bostezando como de costumbre y los observó con curiosidad.

-¿Qué pasó?- Se paró junto a su primo. -¿Es el tema de la boda una vez más?

Luhan asintió con el ceño fruncido de preocupación y él sonrió, perezoso.

-Esto será bueno, prepárate.

Jyu Ni veía cómo a su hermanito le había comenzado a palpitar una vena de la frente mientras apretaba fuertemente la mandíbula. Que la saquen a patadas de allí porque no pensaba irse sin él. ¿Se creía terco? Parecía no conocer a Oh Jyu Ni. Sus hermanas estaban ansiosas y emocionadas por ver a su oppa y ella no sería la única en pagar sus expresiones entristecidas, él tenía que ir sí o sí. Entrecerró los ojos y siguió escrutándolo con fijeza.

-He llegado temprano a posta para darte tiempo de prepararte. Ve arriba y hazlo.

Sehun resopló y le sonrió de medio lado, arrogante. -¿Eres mi madre? No te atrevas a decirme qué hacer en mi propia casa.

-Visto y considerando que no actuarás por tus propios medios, me veo en la obligación de hacerlo. Vendrás conmigo.

-Claro que no.- Se cruzó de brazos más serio, implacable. -¿Cuántas veces debo decirlo para que lo entiendas, noonim?

-Es la boda de tu hermana menor.- Pronunció con lentitud, perdiendo toda la paciencia. -Ella te adora y te quiere allí.

Sehun desvió la mirada. -No es asunto mío.

-¡Oh, santo Dios!- Blasfemó alzando los brazos al cielo. -¿Qué tanto puede costarte, Sehun? ¡Sólo es un momento! ¡Un mínimo acto de presencia!

-Me obligarán a tocar el piano. Sabes que me retiré hace años, no permito que la gente me vea.

-¡Lo haré yo en tu lugar entonces! ¿Qué tan helado está tu corazón como para ignorar los deseos de tu dongsaeng?

Luhan vio como los ojos de Sehun se achicaron un poco y supo que aquello lo había herido. Quiso meterse y terminar con todo porque le parecía sinceramente absurdo. Sehun debería obviar su orgullo y malestar y asistir a la boda. Era su hermana y lo quería allí, ¿qué tan malo podría ser sentarse en el banco de la iglesia y luego volver? Llegó un punto en el cual comenzaron a alzar la voz y a discutir más fuerte porque Sehun no se callaba y Jyu Ni menos, y hasta Minseok se había metido para intervenir entre los hermanos y calmar las aguas, aunque estos estaban tan enojados el uno con el otro que no le prestaban la más mínima atención.

Luhan apretó los puños y comenzó a temblar. De repente un sentimiento extraño le invadió el pecho y se creyó capaz de muchas cosas... Cualquier cosa. Quizás fue un estado de inconsciencia total, pero tenía en claro que aquella situación le disgustaba y sólo deseaba acabar con ella de alguna manera. Por un segundo olvidó todo el pasado, olvidó los abusos, el maltrato, los gritos y las maldiciones ordenándole que cerrara la boca y no hablara si quería seguir viviendo. Todo pasó a un segundo plano, al menos, por un pequeño instante.

Enfocó a los hermanos peleando. Él nunca tuvo hermanos, pero esto no debería ser así. Vio a Sehun y se centró en él por largos segundos... Él no debería ser así.

Notas del alma (HunHan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora