EXTRA | Desiderata

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Será un poco largo, así que lean cuando puedan, si quieren :).

Aquella mañana había sido llamado nuevamente a la oficina del director.

Antes de retirarse del salón con la mirada curiosa de todos sus compañeros en él, se demoró en la puerta para besar la punta de sus dedos y realizar una venia cargada de grandilocuencia a modo de despedida, una floritura de la muñeca añadiendo elegancia a la acción, aunque la risa de los demás jóvenes fue lo único que provocó. El profesor de historia lo miró mal y antes de que le pidiera que se vaya de una buena vez, había cerrado la puerta tras él. Seguramente le daría la lata más tarde recordándole que ser llamado a la oficina de un directivo no era motivo alguno de bromas, pero sólo le asentiría con rostro arrepentido y se libraría de él.

Lo que tuvieran que decirle afectaba muy poco a la manera elegida de vivir la vida a pesar de sus cortos diecisiete años.

Se desplomó sobre la silla frente a aquel extenso escritorio que ya podría reconocer incluso si estuviera ciego. Nunca había sido un estudiante especialmente problemático, más que algunas bromas inofensivas cargadas de la más cruda ironía no había hecho, pero la visión que tenía sobre las cosas repateaba a los adultos.

-¿Me puede explicar esto, Minseok goon?

Escuchó al director que tenía delante, pero decidió ignorarlo. En su lugar, sólo se mantuvo echado sobre la silla que ocupaba con las piernas estiradas bajo el escritorio, una mano dentro del bolsillo del blazer y la otra sobre la superficie de la mesa hecha un puño. Su expresión era ida, mirada baja y clavada en la mismísima nada y labios sellados como las históricas puertas de Troya en su momento.

-Sabe que es inaceptable esta respuesta, ¿no?

Ahora lo miró. ¿Qué quería que le dijera? No es como si creyera que lo que había hecho estaba bien, ¿acaso eran idiotas? Pero siguió sin decir nada; las pocas veces que había abierto la boca, se habían molestado por el uso del sarcasmo presente en las frases y lo habían castigado, así que prefería llamarse al silencio. No quería más problemas... Aunque estos le divirtieran.

-¿En verdad es esto lo que deseas, Minseok?- Ahora habló su profesora de literatura, una voz mucho más suave y conciliadora.

Abrió los labios un tanto más, pero volvió a apretarlos. Ellos no lo entenderían, hablar sería gastar energía y tiempo en explicaciones estúpidas. Considerando que no pensaba decir nada, el director sentado detrás del escritorio suspiró de forma muy poco educada y lo dejó ir. Se puso de pie y les hizo una reverencia antes de dejar la habitación.

En el pasillo lo detuvo su profesora.

-Toma.- Le dijo, extendiéndole una hoja. -Por favor, Minseok, piensa las cosas un poco más, ¿sí?- Le pidió, posándole una mano en el hombro.

Discernió la preocupación en su mirar, así que tomó la hoja y le asintió. Ella se fue y miró entonces lo que sostenía entre los dedos: una encuesta de carrera. En las líneas que rezaban los planes para el futuro la razón de todo el problema, una respuesta: Libertad. No era tan descabellado, ¿verdad? Era una muy buena respuesta, ¿quién no deseaba vivir en libertad? Le daban ganas de suspirar frustrado. Los adultos... Pedían seriedad, pero no una cualquiera, sino la que deseaban ellos. Después de todo, había sido muy serio a la hora de escribir en la hoja, pero no les bastaba.

Todo lo que era no le bastaba a nadie.

Miró el gran reloj que indicaba que dentro de muy poco comenzaría el descanso. Se debatió internamente si volver a clases o no, nadie notaría su ausencia y el profesor pensaría que aún estaría siendo entrevistado. Si lo encontraban lo volverían a castigar, pero no tenía nada que perder, era su último año allí.

Notas del alma (HunHan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora