XXII (PARTE II)

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Cuando despertó por la mañana, estaba solo en la cama.

El corazón se le encogió y se sintió muy desesperado de la nada. Se sentó en el colchón y, tal cual estaba, bajó cuando revisó frenético y no encontró a nadie consigo. Ni siquiera se sacó el pijama o se lavó la cara. Corrió y sintió risillas provenientes del salón más pequeño, cuando abrió la puerta de par en par con la respiración agitada, se encontró a Luhan junto a Jongin charlando sobre algo divertido mientras comían de una fuente de emparedados pequeños y bebían té. Ambos lo miraron con curiosidad. Sehun sólo podía enfocar a Luhan, sintiéndose infinitamente relajado de verlo bien y a salvo.

Jongin percibió el cambio en el ambiente y se excusó con una pequeña sonrisa para ir a cualquier lado.

Ya a solas, Luhan le sonrió un poco a Sehun. -Lamento haberme ido, es que desperté temprano y no quería levantarte porque te veías demasiado lindo durmiendo.- Se ladeó de forma bonita.

Sehun cerró los labios entreabiertos y sólo lo miró. Sabía que había fingido dormirse, después de su pesadilla Luhan no había conciliado el sueño. Este se removió con un poco de nerviosismo.

-También siento que hayas presenciado esa escena anoche.- Rascó su nuca y rio con torpeza. -No era la idea.

Sehun se acercó, mucho más entero. -¿Te suele pasar seguido?

-Todas las noches son así para mí...

Sehun procuró no hacer ni un gesto de más. Conocía a Luhan lo suficiente como para saber que la lástima le caería como una patada en el trasero, así que aunque no le parecía para nada, se limitó a tomarlo con naturalidad. Tomó su pequeño rostro en ambas manos y le apretujó sus mejillas, haciéndole sacar sus labios hacia afuera.

-Mi amor.- Canturreó como si le hablara a un cachorrito.

Luhan le alzó una ceja haciendo que toda su expresión fuera mil veces más graciosa. Lo apartó.

-Eres terrible fingiendo, ¿sabías?

Bueno, tuvo que haberlo sabido...

-Estar junto a un niñito que lo puede percibir todo es problemático.- Suspiró.

Luhan lo vio impasible de brazos cruzados. -Mírame.

Sehun infló sus mejillas y se hizo el desentendido, entonces chasqueó la lengua y tomó su quijada delicadamente con los dedos largos y finos. Cuando lo miró a los ojos, Sehun no pudo disfrazar tan bien toda su preocupación y tristeza.

-¿Te asusté?

Él volvió a desviar su mirada. -No es como si no te hubiera visto antes después de un mal sueño...

Luhan le volteó el rostro otra vez, quería mirarlo a los ojos cuando hablaban. Sehun pareció un niño pequeño regañado.

-Estoy bien.- Le habló con aquella voz suave y melodiosa. -No tienes por qué ponerte así.

-Pero...

-Sehun.- Alzó un poco la voz. -En serio, no hay nada que puedas hacer, ponerte así será una pérdida de tiempo.- Aseguró. -Además, yo soy feliz sólo viéndote a ti.- Los párpados cayeron en una mirada llena de amor. -Y si te veo triste, yo también lo estaré.

Sehun se acomodó entre sus manos. -¿En serio no hay nada que pueda hacer? ¿Nada de nada?

Luhan acortó la distancia y rozó sus narices con ternura. -Sí lo hay. Puedes quedarte conmigo... Para siempre.- Susurró.

Sehun sintió como el corazón se le estremecía. No, no fue el corazón, fue algo más... Fue el alma. Lo metió entre los brazos y lo sostuvo bien cerca de ella, para que la sintiera. Cerró los ojos y sonrió, porque el cuerpo de Luhan era caliente y cómodo. Si fuera por él, estaría toda la vida abrazándolo.

Notas del alma (HunHan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora