Paris, Cambon & Vendôme

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-Bella, vamos muy retardados, todo es por tu culpa.-Exclamó mi madre, escaleras abajo.

-¡No puedo ir aún! No he preparado mi maleta. Adelántense ustedes, yo los alcanzo dentro de unos minutos, no me llevará mucho tiempo.-Grité mientras buscaba mis deportivos.

-Bueno...-Dijo un poco más convencida.-Alice se molestará.-Insinuó.

-Yo asumo todas las consecuencias. Vayan.-Repetí.

-Te esperamos, ¡no tardes, hija!-Gritó Charlie.

-Los quiero, demasiado –Le repliqué con la misma fuerza.

Me encontraba sola en mi habitación. Vestía de forma usual, unos jeans y una franela-mi favorita-

Miraba mí alrededor cómo si fuera la última vez que lo haría, y es que, muy dentro de mí, sentía que iba a extrañar todo lo que había en él. Lo tocaba todo con delicadez, mis dedos rozaban cada uno de los elementos en mi cuarto. Lo mismo hice, con toda la casa, pero de forma más general.

-Ay, Bella. Si eres ridícula, vas a volver en una semana.-Me dije a mi misma, burlándome.

Aún quedaba alguien en mi casa. Sentada en la acera, Christine tenía su barbilla apoyada a sus rodillas y veía hacia el noreste.

-¿Por qué no te fuiste con los demás?

-No quiero irme, Bella.-Replicó en un hilo de voz.

Lo tomé como un desprecio y me sentí mal por ello.

-¿No quieres asistir a mi boda?-Pregunté con mi corazón en la garganta.

Ella me miró y cambió de expresión al ver la mía.

-No, no, no, no... prima. ¿Cómo crees?

Me senté a su lado y noté que tenía los ojos un poco hinchados y su nariz se veía un poco rojiza.

-¿Estabas llorando?

-Bella... Después de la boda, prométeme que nos volveremos a ver.

-No seas tonta.-Dije en tono amable.-Sabes que sí. ¿Cuál es tu preocupación?

-Mi madre, habló conmigo hoy...

-¿Y...?-Le invité a proseguir.

-Después de la boda, ya no volveremos.-Inquirió en tono triste.

-Pero, es normal ¿No? O sea, tú sabías que regresarías a tu casa.

-Lo sabía; de lo que no estaba enterada era lo mucho que me harían falta, Jacob y tú.

Le sonreí y le di unas palmaditas en la espalda.

-Tranquila, estarás aquí pronto. Mi tía se dio cuenta de lo mucho que te apegaste a nosotros, ella te traerá constantemente.-Le aseguré.

-No estés tan segura.-Replicó con una expresión triste –Ha hablado conmigo hoy. Nos mudaremos de Estados Unidos.

-¿Qué? ¿Por qué? ¡No!-Empecé a actuar impulsivamente.

-Decidió que quiere comenzar una nueva vida fuera de aquí. Empezar desde cero.

-¿Adonde quiere llevarte?-Le pregunté.

-Algún país en Europa, no quise seguir escuchándola.

Nos quedamos sin habla por unos segundos. Yo sólo divagaba entre mis pensamientos, cómo si mi mente no estuviera lo suficientemente llena de cosas, ahora se me amontonaban los problemas, los deberes, las dudas...

-Hablaré con ella.-Inquirí resumiendo.

-No te hará caso, sabes lo apasionada que es ella, cuando quiere algo, lo consigue.

Mi Última VoluntadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora