Secretos

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Pasé toda la clase de geografía viendo a la ventana, pensando. En él. ¿Qué hacía? Se supone que no haría eso, lo había prometido. Pero Edward no salía de mi mente.

Edward, Edward, Edward...

-Señorita Swan, ¿hay algo que quiera compartir con nosotros?.-Dijo la profesora Grey, refiriéndose a mi con una mirada de impaciencia.

Edward. Pensé de nuevo. Pero en realidad sabía de lo que hablaban, había escuchado todo, sólo que también pensaba en algo más.

-La latitud es la distancia angular entre el ecuador y un punto determinado del planeta.-Dije reaccionando instintivamente. Fácil.

-Muy... Muy bien señorita Swan.-Dijo sorprendida.

Volteé mi vista y volví a mi estado de antes. Sonó el timbre y podía escuchar mi corazón latiendo, emocionado, esperando un reencuentro con Edward.

Caminé sin resultados, por doquier. Así que me rendí, ya me faltaba el aire por el recorrido, me senté en la primera silla que vi, coloqué mi bandeja en la mesa y coloqué mi mejilla sobre mi mano derecha y con la otra, tomé la manzana por el tallo y comencé a darle vueltas.

-Bella, ¿Por qué te sientas sola?-Preguntó Jessica, sorprendiéndome desde atrás.

-No tengo ganas de sentarme con nadie más.-Respondí de manera que ella tomara la indirecta.

-Bueno, yo me sentaré contigo.-En éste colegio no respetaban los deseos de las personas.-Sabes que nuestra próxima clase es Biología, así que nos sentaremos juntas.-Dijo Jessica sonriendo de emoción.

No le veía nada divertido. Nuestra primera y única clase de biología había sido aburrida. Ella se sentó a mi lado y se presentó. El profesor nos empezó a enseñar algo que yo ya sabía y...

Edward me miraba desde su mesa, firme pero profundamente, aunque era con odio.

Según él. No era conmigo, sino con otra cosa.

La idea de pasar dos horas seguidas en el aula, a pocos centímetros de mi, me ¿Emocionaba? Una sonrisa de alegría se esparció por mi cara, mi mirada era de satisfacción.

-Que bueno que te alegres. Ahora que somos amigas debemos sentarnos juntas. Vamos.-Me dijo ella jalando de mi brazo.

No me había dado cuenta del sonido del timbre, estaba tan sumergida en el momento de mi encuentro con el. Caminamos hasta el aula de Biología, en realidad, ella me llevaba a mi. Todos nos quedaban viendo, pero en realidad ya me estaba acostumbrando.

Llegamos y mis ojos empezaron a revolotear por los pupitres, pero no encontraron nada alrededor, de seguro estaba retardado, o algo por el estilo.

-Aquí Bella.-Gritó Jessica desde el otro lado del salón, mientras alzaba su brazo.

-Genial, sin Edward..-Pensé para mis adentros.

El profesor de Biología entró, saludo a todos y colocó sobre su escritorio una cava. ¿Qué tendría la cava en su interior?

-Bueno chicos, hoy es el día de los exámenes de sangre, así que necesito las muestras de sangre de cada uno de ustedes.-Dijo el profesor, haciendo una mueca de malicia a propósito.

¿Exámenes de sangre? No, no, ¡No!

El profesor se acercó a la cava y sacó pequeños envases y unas agujas. Fue al primer pupitre y pude ver como la pequeña aguja atravesaba la piel del dedo de la primera víctima, su cara de dolor no fue normal, parecía también fóbico a las agujas. Pero lo que más me aterraba, la sangre.

Mi Última VoluntadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora