El Reencuentro Familiar

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Increíble, pero cierto, dormí como una bebé el resto de horas que quedaban antes de que saliera el sol, anunciando el brillante amanecer que casi nunca sucedía en Forks. Tal vez sería la seguridad de tener a Jacob a mi lado, o tal vez la de vivir un poco más como humana. La noche anterior me había ido a dormir con una mezcla de sentimientos extraña. Se juntaban decepción, nostalgia, nervios... Todo se reducía a las palabras que había dado el doctor esa mañana. Las que confirmaban mi prolongación de vida. Siempre tuve ese miedo escondido a dejar todo lo que había construido en mi vida, mi familia, mis amigos... Nunca había sido muy creyente de las suposiciones, pero esta vez, supongo que estaba destinada a que pasara esto, por alguna razón, que aun desconozco.

El ambiente se tornaba cálido poco a poco, pero yo quería prolongar el descanso. Muchas emociones vividas, en menos de veinticuatro horas. Aunque estaba despierta, mis ojos no querían abrirse todavía.

Me preguntaba si Jacob seguía dormido, o si ya estaba despierto. Pero lo que abarcaba mi mente, Edward.

Parpadeé un par de veces al notar los rayos de sol, traspasando mi ventana. Me escudriñé un poco los ojos, y Jacob no estaba ahí.

Parecía que todo lo que había vivido en la noche, hubiera sido un sueño extremadamente real. No había rastro de la cama, ni de las almohadas ni las sábanas.

Todo estaba en su lugar cuando me levanté. Me asomé a la ventana en busca de su auto, pero al igual que las cosas, había desaparecido. Rebusqué entre las calles, cuando me percaté de que ahora no buscaba una camioneta, sino un plateado Volvo.

Lo único que podía asegurarme que no estaba soñando, eran las marcas físicas que había en mi cuerpo. Miré hacia abajo y tenía las piernas y las manos con vendas, cosa que me pareció extraña. Sobre mi escritorio estaban, unas gasas y un alcohol con una nota debajo:

"Bella, siento mucho lo de tus heridas, traté de curarte lo más que pude, pero... como ya sabes, no soy experto porque suelo curarme rápido, sin necesidad de todo este protocolo. No fui tan bueno como Carlisle, pero al menos las curé. Disculpa de nuevo.

PD: Nunca llegué a creerme tu historia de que "estabas aterrada". Sólo saber que tú estas enamorada de un Vampiro, te da las agallas más fuertes de todas... Así que decidí irme.

No te preocupes por mí, preocúpate más por ti misma.

Te Quiero."

Arrojé la nota instantáneamente a la basura, con miedo a que Reneé llegara a leer cualquiera de las anormalidades inhumanas de la misma.

Ahora que me sentía más aliviada, tomé un baño rápido, para cambiarme de ropa y cambiarme las gasas.

Al terminar, salí del baño y me quedé en el pasillo por un momento, con duda de si mis padres estarían en casa. Al no escuchar ni la respiración de alguien, bajé las escaleras y fui hacia el teléfono, donde ellos solían dejarme notas.

"Tu padre y yo salimos a buscar a tu tía Karen y a tu prima Christine. Han regresado de Hawaii y quisieron venir a visitarnos. Cuando regresemos, te lo cuento todo mejor. Te Amo

PD: Alice te ha llamado como loca, sugiero que le devuelvas la llamada"

Bastó y sobró a que leyera eso, dejé a un lado la inesperada noticia de la visita familiar y marqué el número de Alice.

-¿¡Bella!? –Dijo después de contestar al primer tono.

-Si... Alice, hola. Yo... ¿Qué pasa? –Le pregunté nerviosa.

-Mira señorita, tú jamás me vuelvas a hacer esto. ¿Cómo se te ocurre lanzarte de la ventana, sin saber lo que haces? No tienes una idea de las ganas que tengo
de estrangularte.

Mi Última VoluntadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora