Tour

274 11 1
                                        

Aunque la escena desde mi punto de vista, era del todo dramática, desde otra parte podía pasar como graciosa. Yo veía a un Jacob desolado, abandonándome en medio de una noche con luna llena... desde afuera se veía a un borracho cruzando la esquina, tomando de la camisa a otro –Más ebrio que él- y arrastrándolo por la calle.

Permanecí en ese sitio, estática, por unos minutos, mientras sentía la mirada analizadora de Edward sobre mí. Por el rabillo de mi ojo vi de una manera fugaz su expresión de excesiva concentración, que cambiaba deliberadamente varias veces a confusión; supuse que se estaba insultando a él mismo por ser incapaz de leerme los pensamientos.

Abrió la boca repetidas veces, pero dudaba, y la cerraba de nuevo. No sabía como dirigirme la palabra.

Levantó su mano lentamente, y yo reaccioné.

-Hablamos mañana.-Refuté muy chocante y me volteé a entrar a mi casa.

-Era por tu bien.-Murmuró con un hilo de voz.

Quedé a un paso de entrar, dudando si insultarlo o no, pero ya que al final Jacob Black no había declarado nada, no quería sacar conclusiones de lo que pudiera pasar, ni tampoco de si Edward se encontraba en lo cierto, así que no sentí remordimiento alguno en mi comportamiento tajante.

-Mañana, dije-Repetí con el mismo tono, pero en un susurro.

-Lo siento.-Susurraba mientras cerré la puerta sin mirar atrás. El remordimiento me inundaría si hubiera visto la cara de mi amado, aunque la culpa no estaba clara.

En mi cuarto, Christine parecía poseída.

-¿Quién era ese moco, cochino, borracho y asqueroso con el que hablabas?-Preguntó separando palabra por palabra.

-Cállate, no es...-Cerré mis ojos, conté hasta tres, mentalmente, y suspiré con intención de bajar los humos por mi propia salud.-No tengo por qué darte explicaciones.

-Bueno, no tienes por qué hablarme así, recuerda que puedo decir lo que acaba de pasar.-Advirtió con voz amenazante.-

¿Por qué el otro dijo que tenías un "Chupasangre" como novio?-Dijo haciendo una mueca de comillas con sus manos mientras describía a Edward.

-Hablamos mañana. Ahora duerme.-Repliqué enrollándome en las sábanas.

Escuché como refutaba, pero después se hizo el silencio, lo cual era lo que deseaba. Poco a poco recordé la mirada de mi amigo partiendo... ahora quería que hubiera llovido, y que la lluvia hiciera un estruendo sonoro, para que mis sollozos no fueran lo único que llenaran la habitación, además de la luz de la luna atravesando por mi ventana, que alumbraba cada una de mis lágrimas.

No quería engañarme a mi misma, lo que más me dolía era que Edward me escondía algo, y yo que pensaba que era siempre sincero.

Aunque fuera la más mínima estupidez, o el hecho más grande, lo hubiera compartido con él.

En la mañana siguiente, di gracias al cielo que Christine estaba dormida, así no me caería la lluvia de preguntas.

Extrañé tomar esas viejas llaves de mi pick-up, en cambio a esto, tomé un sofisticado control con unos cuantos botones.

Salí a la calle tratando de no mirar hacia el lugar de nuestro encuentro de anoche, y una nota en mi parabrisas me tomó por sorpresa. Con delicadeza la saqué, esperanzada de que fuera Jacob, pero me desilusioné al leer el escrito.

"Tu auto está increíble, éstos juguetes no deberían permitirse para menores de treinta. Maneja con cuidado, estaré vigilándote, mira que no pasarás desapercibida. Charlie."

Mi Última VoluntadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora