Las cosas que aprendes en la vida, no las vuelves a aprender en la muerte, porque estar muerto no significa estar sin vida, sino también estar sin alma y consciencia. Es un recorrido donde nos enseñan como sobrevivir entre los humanos y donde aprendes que no sólo estamos rodeados de seres con corazones latientes.Mi vida es una de esas que se cuenta y podría ser escrita para alguna clase de guión dramático, aunque mi rutina diaria llevaría la película a la ruina. Prefería quedarme en mi casa, leyendo un libro o atendiendo los oficios del hogar para distraerme un poco y liberar mi mente del problema cuya magnitud se había apropiado de la poca felicidad que sentí alguna vez. Vivía en Arizona, donde había nacido, me crié, y llevé mis primeros diecisiete años de educación, pero de una día para otro, por cuestiones ajenas a mi voluntad, pasaba de un clima soleado, a un clima frío y lluvioso, cosa que cambiaría mis estados de ánimo; ahora irían de mal en peor.
Nuestra razón de mudanza: mi padre. Charlie Swan, un policía común fue trasladado a otro centro de operaciones, no del mismo nivel, pero el pago era mejor y ahora lo necesitábamos más que nunca. El sueldo de mi madre, Reneé, nos ayudaba poco y en Forks, un pequeño pueblo de Washington, teníamos la oportunidad de tener una estabilidad económica mucho más aceptable. En realidad jamás fui ambiciosa, nunca exigí mucho a mis padres, me conformaba con lo que me daban y con lo que podían otorgarme en materia. No tenía ningún propósito de vida, sólo quería estudiar en la universidad y graduarme. Después de ese punto no imaginaba tener una familia como podrían pensar muchos al finalizar su adolescencia. Normalmente, ese tipo de temas no oscilaba en la meta de las jóvenes de mi edad. Mientras ellas pensaban en sus problemas adolescentes, yo veía más allá de las relaciones de adolescentes y las amistades hipócritas.
¿Amigos? Nunca había tenido una conversación con alguien, que no fueran Charlie y Reneé por más de diez minutos. Y en el caso de algún novio, o algo por el estilo, tampoco.
La llegada a Seattle, desde Phoenix, fue lenta, el avión se tomó unas dos horas en llegar, y después estuvo el recorrido en la patrulla del Oficial Mathew McCartney, un viejo amigo de Charlie que se había ofrecido a buscarnos al aeropuerto.
Todo el camino estuvo hablando con Charlie sobre los últimos hechos criminales en Forks, y de vez en cuando nos preguntaba cosas a mí y a Reneé, que iba tan callada como yo.
Me asomé por la ventana después de una hora en la larga carretera, y el frío viento entro por la ventana de la parte trasera del auto, rozando mi cara suavemente, haciendo que mi cabello se ondeara.
Un escalofrío me recorrió el cuerpo.
De verdad extrañaría los días soleados.
Desde el otro lado Reneé volteó hacia mí y me dio una sonrisa curiosa, cómo si intentara averiguar lo que pasaba por mi mente. Después su sonrisa desapareció y su expresión se torno en un semblante de tristeza, cosa que le pasaba frecuentemente. Yo ya había superado esos cambios en su estado de ánimo.
La abracé fuertemente mientras ella posaba su cabeza sobre mi hombro.
-Hemos llegado.-Dijo Charlie, bajándose rápidamente de la patrulla y caminando lentamente a la entrada de la casa, con una ilusión en su cara, que nadie podría negar.
-Vamos Reneé, aquí estamos.-Le dije a mi madre levantando su cabeza delicadamente de mi hombro.
Me bajé del auto y caminé hasta el frente de la casa, levanté mi mirada y me quede ahí parada. Ahí pasaría el resto de mis días. Era una casa blanca, de dos pisos, con solo dos habitaciones y un baño, según me había comentado mi padre. Eso era algo que no me alegraba totalmente.
Mientras la veía, podía visualizar mis días pasando uno tras otro, lentamente.
-Bella, ¿No vas a entrar?-Preguntó Charlie tomando las últimas maletas de la patrulla.
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Mi Última Voluntad
Teen FictionEsta historia podrán encontrarla en Robward and Krisella y en Fanfiction.net Bella está enferma del corazón y sigue a sus instintos al enamorarse de Edward, pero, ¿él estará de acuerdo en transformarla? ¿o buscará la cura de su enfermedad? ¿Será tar...