Capítulo dieciocho.

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11 de agosto de 2016.

Hoy era su cumpleaños, su maldito cumpleaños. Veintiún años.

Ya casi hacían dos años que no sabía nada sobre la vida de Jacob Wyatt. Entró en su vida como un huracán, arrasando todo a su paso y se fue dejándola en medio de un desastre.

Su maltrecho corazón había aguantado muy bien la partida del castaño pero no había vuelto a ser la misma.

No pudo hacerlo. No pudo vivir plenamente esos dos años. Siempre comparando a cualquiera que se le acercara con Jacob y el ser tan introvertida solo lo había dificultado más aún.

Se preguntó si él la recordaría; o si habría intentado buscarla.

No se quedó en Minnesota, y tampoco volvió a la Mansión Sky en Ramsey. Tomó el dinero que su mamá le había heredado y compró un apartamento muy acogedor en Los Ángeles. El sur de California parecía un buen lugar para comenzar de cero.

Al principio, encontrar trabajo no fue fácil para ella. Y a medida que los días y semanas pasaban, su desesperación fue en aumento. El dinero se le terminaba y los gastos aumentaban.

Por eso atribuyó cómo se sentía al estrés.

Finalmente, para su alivio, consiguió trabajo de medio tiempo en una cafetería, y tiempo después, la contrataron en una Biblioteca desde la tarde hasta la noche.

Así se mantuvo ocupada. Entre sus dos trabajos, más el curso que tomaba por las noches de Recepcionista.

Luego de un mes así, el cansancio más el estrés, comenzó a hacer mella en ella. Estaba ojerosa, pálida y muy delgada. Vinieron los vómitos y decidió consultar con un doctor privado sus síntomas.

Le hicieron análisis de sangre y de orina. Todo en orden. Con la excepción de que estaba muy embarazada.

No se lo tomó muy bien.

Tenía diecinueve años, no se podía mantener sola y sus trabajos y sus estudios no le dejaban tiempo para cuidar de un bebé. Ni siquiera para cuidarse a sí misma.

El doctor tuvo una seria charla con ella y le dio pase a un psicólogo.

La Sra. Jaspers de cuarenta años de edad, luego de la primer consulta, se convirtió en su apoyo. En la madre que le hizo falta todo ese tiempo. Dejó de tratarla como una paciente y pasó a ser su amiga. Le aconsejó sobre el embarazo y le permitió tener un pequeño puesto en la administración de su consultorio privado; por lo que abandonó el trabajo en la cafetería. No le hacía bien estar tantas horas de pie, de aquí para allá, corriendo para que no se acumularan los pedidos.

Tuvo que dejar sus estudios también. No le convenía estresarse en su estado, había dicho Jaspers.

No había conseguido el trabajo con su propio esfuerzo y eso le remordia la conciencia la mayoría del tiempo. ¿Pero qué opciones tenía? Había necesitado ayuda desesperadamente y no se encontraba en posición de poder negarlo.

Finalmente, con cuatro meses de embarazo, fue que aceptó a su bebé. Por fin tendría a alguien que no se alejaría. No estaría sola nunca más. Ese bebé la amaría sin condiciones y ella a él. Todo estaría bien.

Siguió con su nueva vida como mamá.

Pasaba sus horas libres hablando con el bebé, acariciando su estómago mientras tomaba un vaso de leche.

Las horas que trabajaba en la Biblioteca las aprovechaba para empaparse de conocimientos nuevos, y de vez en cuando, se leía alguna que otra historia de amor.

Dulce Venganza - SECUESTRADAS IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora