Prólogo.

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Jacob Wyatt estaba incómodamente sentado en el sofá del living de su casa, a pesar de que este siempre le resultó bastante cómodo. El vaso con una mínima cantidad de whisky entre sus manos. Su ceño fruncido con preocupación y sus piernas moviéndose con nerviosismo.

La única luz que allí había provenía de la estufa frente a él. Sus ojos no salían del fuego igual que el ceño fruncido de su cara.

Normalmente su hermana nunca llegaba después de las dos de la madrugada.

Alzó su mirada hasta el reloj colgado en la pared a su izquierda. 04:17 a.m.

Sin más, dejó el vaso de whisky en la mesa que se interponía entre la estufa y él, se levantó del cómodo sofá y emprendió su camino hacia su habitación en busca de un abrigo. Con el mal presentimiento anudando su estómago.

Dos escalones subidos, dos golpes en la puerta principal.

Sin duda alguna tenía que ser su hermana. Sin duda alguna rogaba por que fuera su hermana pequeña.

A paso apurado se dirigió a la puerta principal. No estaba nada preparado para ver lo que sus ojos captaron al abrir la puerta.

Su respiración se cortó y su mundo cayó en picada.

Dulce Venganza - SECUESTRADAS IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora