18 de junio de 2014.
«Dormir plácidamente hoy en día no se puede» Pensó, mientras acariciaba el pelaje del gran perro que se había encargado de despertarla. Internamente se rió. ¿Quién carajos podría dormir plácidamente mientras se encontraba detenido en contra de su voluntad? Se dijo que su cordura seguía intacta y que solo trataba de relajarse a través del humor para aclarar su mente y así poder idear un plan para escapar.
En la noche, cuando el hombre volvió a entrar a la habitación, fingió estar dormida. Él con mucho cuidado desató sus manos y le quitó la venda que aún estaba alrededor de su cuello y la delicadeza con la que lo hizo la desconcertó. No intentó escapar, seguía débil y no quería que supiera que estaba despierta.
Cuando se retiró de la habitación hizo una inspección de sus lesiones.
Habían contusiones en algunas partes de su cuerpo, sus muñecas tenían costras de sangre y su ropa estaba manchada con suciedad y algunos pequeños manchones de sangre, como si los hubiese rozado con las muñecas. Pero también podrían ser a causa de las manos ensangrentadas de su secuestrador.
Un punto en su brazo le llamó la atención. Estaba machucado y tenía un hilo de sangre seca, como si la hubieran pinchado con una aguja.
Eso podría explicar porqué se sentía como ebria cuando se despertó pero también envió un montón de pánico a su mente. ¿Qué le habían hecho?
Y aunque no tuviera una venda en ese momento se sintió totalmente ciega y desamparada. No sabía dónde estaba ni si había alguien más con el hombre corpulento que la mantenía allí.
No se sentía golpeada pero no quería descartar el hecho, sería un error bajar la guardia.
Rezó por que su padre la encontrara pronto, acariciando tristemente la cabeza del perro. Parecía adivinar su estado de ánimo porque empujó su pierna con el hocico.
Le dio una triste sonrisa.
― Casi podría ponerme contenta de que encontraras la manera de colarte aquí ―le susurró al perro―. ¿Podrías mostrarme cómo entraste?
El perro parpadeó en su dirección e inclinó la cabeza hacia un lado observándola.
Lo envidió por no entender nada de lo que estaba pasando.
Se sentía demasiado insegura y eso no le gustaba para nada. Le estaba irritando de sobremanera el no saber qué hacer.
De un momento a otro, el labrador chocolate de ojos verdes se apartó de ella y se sentó frente a la puerta. Se encogió de hombros restándole importancia y se concentró en observar detenidamente la habitación. Quería encontrar algún lugar por el cual escapar.
Había una ventana con rejas muy seguidas una de la otra; no podría escapar por ahí. Luego estaba el colchón en el piso, un baño sin ventanas y la puerta que el castaño se encargó de cerrar muy bien.
Había hecho una visita al baño para hacer sus necesidades y el suspiro de alivio cuando encontró que estaba limpio y usable fue muy audible.
¿Cómo había entrado el perro?
Estaba partiéndose los sesos intentando descifrar cómo mierda había entrado el perro a la habitación cuando escuchó las trancas de la puerta, luego el sonido de unas llaves y después el pelo castaño del chico se asomó por la abertura puerta.
— Hey, Romo. ¿Qué haces aquí? —él preguntó a el labrador, ignorándola.
— Eso mismo me preguntaba yo —sus ojos volaron hasta a ella.
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Dulce Venganza - SECUESTRADAS I
Fiksi UmumTemo no poder perdonarte cuando todo esto termine. Esta obra está registrada bajo CC Reconocimiento-SinObraDerivada 4.0 Internacional License. <a rel="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-nd/4.0/"><img alt="Licencia de Crea...