Capítulo once.

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5 de julio de 2014.

Ya habían pasado tres días desde aquel beso. Las cosas entre Jacob y ella estaban un poco tensas pero sabía que él estaba tratando de actuar con normalidad.

El castaño se había abierto a ella de una forma que no había creído posible. No hablaba de su pasado con ella, pero le contaba historias que su abuelo le había contado a él cuando era pequeño. Estaba a gusto con él y más aún porque no había vuelto a mencionar a su padre.

Pero todo había terminado cuando, esa tarde, había escuchado una conversación entre Jacob y Antoine que no tenía que haber escuchado.

Luego de una siesta de la que no había querido levantarse, se dirigió hacia la cocina con el estómago rugiendo de hambre.

Iba con unos pantalones que le quedaban un poco cortos de color azul eléctrico, una remera rosa pálido que le quedaba enorme y descalza.

Se frotó los ojos adormilada y se detuvo en seco al oír la voz de los dos hombres que conviven con ella.

El corazón le comenzó a latir con fuerza cuando escuchó el nombre de su padre.

A pesar de que no debía hacerlo, se quedó allí, oyendo la conversación.

― ¿Qué carajos quieres decir con eso? ―cuestionó la voz de Jacob.

― Romeo está aquí en Londres ―aclaró Antoine.

Ella no entendió a qué se refería tampoco. Se preguntó hacía cuánto estarían hablando y qué se había perdido.

― No entiendo cómo hizo para llegar hasta aquí sin que lo descubrieramos antes ―vociferó Jacob―. Tenemos una estrecha vigilancia sobre él y Charles.

Kenya estaba completamente confundida. No entendía de qué hablaban. ¿Vigilancia? ¿Se refería a cámaras? Tal vez hasta micrófonos ocultos.

― Lo sé ―dijo Antoine―. Lo raro es que ha sabido escapar de la vigilancia de Shawn y Becca.

No estaba segura de alguna vez haber escuchado esos dos nombres. No hacían más que confundirla.

― Joder ―la voz de Jacob sonaba irritada―. ¿Y Charles? Me imagino que está aquí con él.

― De hecho, no.

― Déjame adivinar ―murmuró Jacob―. Becca y Shawn lo estaban vigilando por una actitud sospechosa y de repente se encontraron con que Sky había desaparecido del radar.

― Exactamente ―suspiró Antoine.

― Me temo que saben, o sospechan, que lo tenemos vigilados ―suspiró el ojimiel―. Hablaré con Shawn y Becca; quiero que mantengan toda su atención en Charles. No podemos pedirle ayuda a Geovanni, él ya tiene sus propios problemas. Tal vez podríamos llamar a su hermano y a otros dos agentes.

¿Agentes? ¿Quiénes eran Becca y Shawn? No lograba comprender de qué estaban hablando. Hasta ahora, según lo poco que había logrado entender, sabía que su padre estaba en Londres buscándola y que, gracias a dios, Charles no estaba con él.

Se encontraba totalmente confundida. Se sentía emocionada de que su padre estuviera haciendo un esfuerzo por buscarla, pero a la vez sentía un miedo irracional de que la alejara de Jacob y Antoine.

― Así es ―dijo el ojiazul ahora―. Yo hablaré con Adam y con los otros dos agentes. Te aviso que serán mayores que nosotros y con más experiencia.

Dulce Venganza - SECUESTRADAS IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora