Yuuri, tu partida sigue doliendo como si fuera el primer día.
-¡Feliz cumpleaños!-un beso lleno de amor recibe a Kiseki apenas llegan a la puerta. Hiroko lo carga con cariño y el pequeño ríe a carcajadas.
Su hijo había insistido en querer ver a su abuela, él y Hiroko hablaban continuamente en pláticas largas y entretenidas. Kiseki le contaba de su vida con Viktor y lo emocionado que estaba por asistir por primera vez a la escuela, y Hiroko le contaba cosas sobre Japón y le enseñaba algunas palabras que el niño repetía gustoso.
Cuando Viktor le preguntó qué quería para su cumpleaños, de inmediato respondió que visitar a su abuela.
Y bueno...se trataba de Kiseki, y Viktor no le negaba nada a su hijo. Así que ese mismo día pidió permiso para viajar a Japón y poder visitar a su familia.
La familia de Kiseki.
No hemos olvidado lo que es estar a tu lado.
-¿Puedo comer pastel?-pregunta el pequeño castaño con una sonrisa, Hiroko asiente contenta.
-Cuando llegue la hora, lo harás-responde la castaña.
Una sonrisa se dibuja en el rostro de Viktor. Ríe discretamente y entra después de los demás.
El hostal está decorado con motivo de fiesta, tiene globos colgando y serpentinas. En la mesa hay un pastel que tiene cuatro velitas de cumpleaños y la mesa tiene regalos. Yurio y Otabek prometieron llegar más tarde a Japón para acompañarlos en ese día, y Kiseki no deja de preguntar cuando llegaran sus "tíos"
Y tampoco hemos olvidado lo que se significo perderte. Si me lo preguntas. ..creo que jamás podré superarlo.
-¿Cómo es la vida en Rusia, chico?-pregunta Toshiya con una sonrisa a su nieto, el niño llena sus mejillas de comida antes de responder.
Resultó ser tan fan del Katsudon-y toda la comida en general-al igual que la familia de Yuuri. Y eso que era la primera vez que probaba el platillo era la segunda vez que le servían.
Pone uno de sus delitos en su mentón, como si pensara.
-Hace frío, demasiado frío-contesta, vuelve a meter la cuchara al plato y de nuevo se lleva a la boca un poco más de Katsudon -Pero el frío no es nada para mí-presume y hace reír a todos.
La campanilla suena de forma insistente. Viktor sonríe al saber quién es el único que tocaría de esa forma, y al parecer Kiseki también se lo imagina. Antes de que todos reaccionen Kiseki sale corriendo del cuarto.
-¡Yuri! ¡Yuri!-grita emocionado.
El matrimonio Katsuki se queda viendo en dirección a donde el niño salió corriendo, y antes de que su suegra se pare, Viktor lo hace.
-Iré yo, seguro es Yurio, le prometieron a Kiseki que vendrían.
Pero...sigo tratando de ser fuerte, de seguir adelante con todo lo que me mostraste, todos esos colores que nadie más descubrió.
-Bienvenidos-dice Viktor, se acerca a Yuri y pasa un brazo por sus hombros-¿Cómo te sientes? Lamento que Kiseki insistiera tanto.
Yurio lo mira de mala manera.
-¿Cómo esperas que me sienta? Acabo de parir hace unas semanas y tengo que viajar en avión...que fastidio.-Otabek ríe.
En sus brazos tiene a un pequeño bebé de tan sólo un mes de nacido, Kiseki mira curioso al pequeño rubio que duerme en los brazos de su padre.
Y me sacaste de la oscuridad en la que estaba, con tus palabras de aliento, tus risas, tus besos, tus caricias...todo lo que hacías con ese vehemente amor.
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•°Pequeños Milagros°• (EN EDICIÓN)
FanfictionHay heridas, que hacen eco en el alma... Son aquellas enemigas del tiempo, porque libran una batalla a muerte contra él; se mantienen a carne viva, ardiendo y quemando, mientras nos consumimos en agonía. Una agonía que agota al espíritu, llenándolo...