"Se dice que en vida, conoces a la muerte mucho antes de que tu corazón deje de latir. Conocí mi primera muerte, el día en que te perdí"
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•El frío golpeó su rostro, apenas bajo del auto, apretó los puños, y se obligo a correr dentro. Su corazón parecía querer salir de su pecho, y cada paso que daba cerca del edificio, aumentaba su ansiedad y hacia que temblara, de temor por que él de verdad estuviese bien. Una vez dentro apenas pudo recuperar el aliento, y dejar que el frío salga de su cuerpo poco a poco.
Pero no había perdido de vista su objetivo: Saber que Yuuri estaba bien.
Cadí con desesperación, asalta el camino de una de las enfermeras, y pregunta a cerca del ingreso de su esposo a las instalaciones.
-Señor, por favor...-la chica intenta calmar al alterado ruso.
-Es que...no...no lo entiende...él... Me llamaron, estaba aquí -contesta tartamudeando, y comenzando a temblar, presa del pánico. La mujer lo mira casi con lástima, y asiente.
-Venga...la recepcionista le dirá dónde se encuentra-la amable muchacha, guía a Víctor hasta otra de las enfermeras, y él no duda en preguntar de nuevo sobre su esposo.
La mujer, con un rostro que denotaba cansancio, y menos simpatía que quien le atendió primero, le miro por debajo de sus pestañas.
-Katsuki...Yuuri-dice, tecleando lentamente el nombre en la computadora, haciendo que Víctor muriera de los nervios. Los ojos de la mujer Se abrieron un poco con la sorpresa, al ver el resultado en la pantalla.
Y su expresión cambió totalmente, a una más suave, casi como si sintiese simpatía con Víctor.
-Katsuki Yuuri, está en terapia intensiva-de inmediato, Víctor siente un escalofrío recorrerlo.
-T-te...¿Terapia intensiva? ¿Por qué? ¿Fue tan grave el accidente? ¿Él realmente va a estar bien?-Comenzaba a alterarse, y la enfermera lo estaba notando. Puso las manos delante de ella, y negó.
-Su doctor va a avisarle sobre ello, por ahora...por favor, tome asiento...-la voz de la enfermera se vuelve suave. El chicos, sólo atina a asentir suavemente, y, resignado, va a sentarse como se lo indican.
La cabeza le da vueltas al asunto uno, y otra vez. Sólo puede imaginar los ojos de Yuuri, cuando lo hizo llorar, cuando no fue tras él.
Pero...¿Valía la pena lamentarse tanto? No, no lo hacía... Sólo tenía que tener esperanza, tenía que...tenerla.
Entonces...quizá la lastima y la esperanza, no son tan diferentes entre sí. Una te intenta convencer de que no es tan malo como parece, mientras la otra, quiere hacerte ver que las cosas van a mejorar. Aunque, bueno, quizá sólo era un patético pensamiento de aquel adulto preocupado por el amor de su vida. Y mientras estaba ahí, mirando las paredes blancas y las personas que parecían aferrarse a la esperanza, con la desesperación dibujada en el rostro, se preguntó...¿Qué pensaba Yuuri mientras todo sucedía? ¿Acaso pensaba en él? ¿Acaso alguna parte de su esposo, lo buscaba ahora, mientras luchaba por su vida?
Había más preguntas que respuestas, Víctor sentía que no había hecho más que causarle dolor, y probablemente, si Yuuri no se hubiese ido, lo seguiría haciendo. Porque era egoísta. Porque quería toda su atención para él, necesitaba sentir tanto su amor, que al final, termino destruyéndolo.
Y sin embargo...Yuuri se quedó. Incluso al irse, se quedó. Siempre contestaba sus llamadas, e incluso a veces era él quien llamaba.
Había sido un completo idiota, y nadie tenía más la culpa de esta situación, que él mismo.
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•°Pequeños Milagros°• (EN EDICIÓN)
FanficHay heridas, que hacen eco en el alma... Son aquellas enemigas del tiempo, porque libran una batalla a muerte contra él; se mantienen a carne viva, ardiendo y quemando, mientras nos consumimos en agonía. Una agonía que agota al espíritu, llenándolo...