Depresión.
Ese sentimiento de ahogo que llega cuando las cosas no van como las planeabas, con detonantes tan simples que terminas cansado de ti mismo. La depresión es así; un monstruo que actúa cuando quiere, dejándote desorientado, siendo perseguido por demonios invisibles.
La depresión actúa como un verdugo que disfruta torturar a las personas poco a poco, dejándolas en el más profundo abismo que pueda existir. Destruyendo diseños e ilusiones.
Porque nada es peor que la sensación de ahogo, porque no te das cuenta que estás mal y no sabes qué hacer con ese sentir.
Así es como se sentía Viktor Nikiforov en esos momentos. Caminando con pasos lentos por las calles de aquel país extraño. Con la opresión en su pecho haciéndose cada vez mayor, y teniendo que suspirar de vez en cuando para mediar esa sensación tan incómoda. Arrastrando los pies de la misma forma en la que arrastraba su vida.
Tan triste, tan estúpido...tan...
¿Qué importaba? Ya no tenía a que volver o razón alguna para hacerlo, porque Viktor lo sabía; no era fuerte. Nunca lo fue, nunca lo sería y terminaría derrumbándose algún día.
¿Por qué no en ese instante? ¿Por qué seguir luchando? Si estaba tan cansado, quizá era un buen momento para darse por vencido...
Si regresa a Rusia ¿Qué pasaría? ¿Quién lo esperaba en casa?
Yurio seguramente lo odiaría por irse sin decir nada. Pero estaría bien, él podría salir adelante solo y no necesitaba a su lado una "mala influencia" -como lo llamaron varias veces en el colegio- como él.
Mordió su labios inferior cuando el desagradable sentir que recorría su pecho se comenzó a extender por su estómago, como si algo muy pesado le hubiese caído encima.
Y las piernas le temblaban, la respiración comenzaba a acelerarse como si el aire le faltase.
Apretó más la mandíbula, sintiendo el sabor metálico de la sangre en su boca y las lágrimas resbalar por sus mejillas.
Se acomodo el abrigo y cerró los ojos con fuerza. Quería deshacer ese sentimiento tan molesto...quería...
--¿Estás bien?-paró antes de chocar de frente con el chico que se presentaba bloqueando su camino, mirándolo con curiosidad, con grandes ojos color oscuro y un rostro de preocupación.
Las pocas personas que caminaban a esa hora por aquel sitio se habían dedicado a ignorarlo y continúan su camino... ¿Qué hacía ese extraño individuo hablándole?
-¿Estás bien?-repitió, y Viktor salió de su ensoñación agitando la cabeza, mirando a otro lado para que no se diera cuenta de las lágrimas que aún empapaban sus pestañas.
-Sí...-contestó acomodándose la bufanda, carraspeo para que su voz saliese lo menos rota posible-ah... gracias.
Continuó su camino, ignorando al pelinegro que miraba como se alejaba.
•
Suspiró nuevamente, el frío hacia que sus dientes castañearan y que pudiera visualizar su propio aliento combinándose con el aire frío.
Infló las mejillas y dejó salir el aire, una pequeña sonrisa se formó en su rostro.
Pensó quería ser como ese aliento y desvanecerse de una vez por todas. Sin dolor, sin pensar mucho; quería desvanecerse.
Negó y entró en el cálido lugar. Era colorido y acogedor, el aroma que tenía era bastante empalagoso; le gustaba ese sitio.
Le gustaba esa sensación de hogar que brindaba, le reconfortaba.
Agradeció internamente el haber encontrado un sitio tan agradable para pasar la noche.
Después de haberse despejado un poco tenía que pensar en qué quería hacer, en cómo quería afrontar las cosas de ahora en adelante, y si de verdad valía la pena seguir intentándolo...
Negó, cansado de sus propios pensamientos deprimentes y se dirigió al mostrador para registrarse. Toco la campanilla al ver que nadie entendía el lugar.
Una vez más hizo que el tintineo se oyera por el edificio. No había respuesta...
Volvió a tocar.
El sonido de unas cuantas cajas cayendo y estrellándose por el piso hizo que abriera los ojos, dirigiendo su atención a una de las puestas que había en el edificio. El alboroto se seguía escuchando, como si alguna pobre alma en pena se hubiese atorado en un montón de cajas de cartón. Y no era una idea tan equivocada.
La figura de un chico con una caja en la cabeza le llevo a preguntarse en qué lugar se había metido.
-Lamento la tardanza-la voz del chico se oye cansada y jadeante, como si hubiese corrido un maratón- bienvenido.
El pelinegro de ojos chocolate le regala una sonrisa.
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Perdón si es aburrido y si me tarde XD
Bueno por ahí me preguntaron cómo se conocieron Viktor y Yuuri. Así que si querían saber de Kiseki tendrán que esperar un poco, aunque no se preocupen no es mucho XD lo prometo.
los quero un monton
-TheMoreHistory
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•°Pequeños Milagros°• (EN EDICIÓN)
FanficHay heridas, que hacen eco en el alma... Son aquellas enemigas del tiempo, porque libran una batalla a muerte contra él; se mantienen a carne viva, ardiendo y quemando, mientras nos consumimos en agonía. Una agonía que agota al espíritu, llenándolo...