Hay ilusiones que llenan los espacios de memorias pérdidas, pero son sólo vagos deseos de mundano egoísmo, destinadas a no cumplirse.
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•Víctor no era alguien extraordinario, para nada. Y, de hecho, sentía que había ganado el mundo entero cuando Yuuri decidió casarse con él. Después de perderlo, ni siquiera entendía cómo podía seguir siquiera intentando sobrevivir.
Deseaba estar muerto, pero era demasiado cobarde para hacerlo realidad... Y ahora, ahora todo estaba cambiando de nuevo.
La voz de Hiroko diciendo algo que jamás pensó escuchar en su vida, le retenía.
La expresión seria de Víctor hizo flaquear a la mujer, quien se miraba curiosa.
—Oh...Víctor...—susurró con voz calma.
—Yo...¿A qué se refiere? —cuestionó el ruso, alejándose más de ella, sin poder entender del todo lo que ella decía.
— ¿Nunca te lo dijo?—-la voz sorprendida de la mujer realmente le causó conmoción...¿Decirle? ¿Decirle...qué?
—No entiendo...de qué habla...—la mirada de Hiroko se torna triste.
—Sobre su bebé, Víctor... El bebé que Yuuri estaba esperando, sobre tu hijo.
Su hijo.
Yuuri no le había dicho sobre su hijo.
Dolía. Dolía saber que su esposo no había confiado lo suficientemente en él, guardando ese secreto durante tanto tiempo.
Aún peor: había sido lo suficientemente idiota como para no darse cuenta de la situación y las acciones de Yuuri. Ahora entendía esas preguntas que hacían el pelinegro sobre bebés o una familia.
—No...—respondió deshaciendo totalmente el abrazo, mientras su mente estaba hecha una maraña de pensamientos.
Las palabras anteriores de la mujer seguían retumbando en su mente, talando cada parte de su razón.
Yuuri no podía estar esperando un hijo suyo... ¿verdad? Era una locura. Yuuri jamás le hubiera mentido...
—Cariño...¿Estás bien?—la voz preocupada de Hiroko se hizo presente.
Víctor pasó una mano por sus hebras grises, soltó un suspiro y cerró los ojos en un intento de que más lágrimas no brotaran.
—Lo siento—dijo a Hiroko, su voz temblaba como si estuviese a punto de llorar—Tengo que...asimilar todo esto.
Y antes de que la voz de la señora Katsuki le alcance, Víctor sale corriendo en dirección a ninguna parte.
Perdido y con el corazón desembocado, lleno de dudas y contrariado por la repentina noticia que le habían dado.
Era padre.
Él, de entre todas las personas del mundo...tenía un hijo
Su mente se negaba a aceptar el hecho de que Yuuri jamás se lo dijo ¿Por qué no lo había hecho? ¿Realmente era necesario ocultarlo?...mentirle para poder ir a Francia, alejándolo de esos momentos en los que quizá tenía cambios de humor repentinos, y él no podía abrazarlo para calmar su mal humor.
No seas hipócrita, Víctor.
No había podido mimarlo y regañarlo porque seguramente Yuuri querría hacer de todo, aún en su condición.
Hipócrita.
Sus músculos dolían por el esfuerzo que hacía y el movimiento casi nulo que había tenido en las últimas semanas. Y su corazón, se nublaba con el sentimiento de la desesperanza ardiendo en su pecho.
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•°Pequeños Milagros°• (EN EDICIÓN)
FanficHay heridas, que hacen eco en el alma... Son aquellas enemigas del tiempo, porque libran una batalla a muerte contra él; se mantienen a carne viva, ardiendo y quemando, mientras nos consumimos en agonía. Una agonía que agota al espíritu, llenándolo...