Duodécimo capítulo.

91 1 0
                                    

Skyler

El tiempo pasaba rápido, creo que ya habían pasado semanas desde que no hablaba con Harry, lo extrañaba un poco, lo admito.

El no se me acercaba gracias a que Niall pasaba el día conmigo, la pasábamos bien pero, a veces tan solo necesitaba momentos para mi misma. No se como explicar lo que somos con Niall, es una clase de amigos pero, novios, seriamos ¿Amigos con derecho a roce? No lo se pero, eso pasaba de la zona de amigos, quiero decir, habían abrazos y besos, acompañados de momentos increíbles pero, no sabía como definir aquella relación.

De todas maneras, debía volver a hablar con Harry, ya que Beth tenía un pie adelante mio y no podía permitir que me ganase. Entrando más en tema, todo iba mas que perfecto con Beth, me refiero a que no ha vuelto a tener más recaídas y he estado tratando de que su enfermedad no influya en mi trato hacia ella.

Mi celular sonó, mensaje desconocido. Es raro que después de semanas este tal niño x siga con su juego pero, de alguna manera, no era malo, solo buscaba mi atención ¿Verdad? Aunque sería genial saber quien es, digamos que no era malo pero, era estresante saber que alguien te sigue las veinticuatro horas del día. De todas maneras no era un mensaje suyo, sino de una empresa de lineas preguntando si querría cambiar mi pack de saldo por uno ilimitado.

¡Pum! ¡Una gran idea llego a mi mente! No era muy ingeniosa, ni difícil de encontrar, iría a la casa de mi vecino, el cual me mandaba aquellos, de alguna manera, turbios mensajes. Peiné mi cabello y me puse un abrigo, estábamos a mitad de otoño pero, aun así se sentía como el invierno poco a poco iba llegando.

Abrí la puerta de mi casa, y una gran silueta se formó a través de la neblina; ¿Harry? Cerré la puerta del susto, aunque segundos después comenzó a sonar, debía pensar que hacer, es decir, no lo se, solo dejaré que el me explique la razón por la cual está aquí.

-Skyler, ¿Podrías abrir la puerta?

-Oh si, claro- dije abriéndola.

-Uhm, yo...

-¿Que haces aquí?

-¿No podía venir a visitarte?- lo miré de mala manera, sabía que el no estaba aquí para eso- Bien, bien.

-¿Entonces?- pregunté tratando de que el me explique de una vez por todas.

-No se que es lo que hiciste, ni siquiera te conozco pero, debes volver y explicarme porqué he estado sintiendo que te he extrañado todo este tiempo. Soy un desastre, y nunca me ha pasado esto, me haces sonreír de una manera en la que nadie hace yo lo haga, y cuando me miras simplemente me haces tocar el cielo. De verdad, no entiendo que es lo que estoy haciendo, solo he pasado algunas horas contigo y nunca te tuve, pero no quiero dejarte ir. Por favor, no lo hagas.

Lo miré a los ojos, y vi la verdad. Realmente era un desastre, traía su cabello mal peinado y una remera dada vuelta, pantalones desabrochados, y una zapatilla negra y la otra azul, ¿Acaso eso era lo que yo provocaba? ¿Por que? 

Tal vez tuve pena o, la apuesta entró en mi cabeza pero algo hizo que corra a sus brazos y forme un muy necesitado abrazo. Mis manos fueron hacia su nuca, y mis dedos jugaban con algunos de sus largos rulos, mientras que sus brazos fueron hacia mi cintura y me estrujaron fuertemente a su cuerpo, para nada incomodo.

-Puedo admitir que también te extrañe- dije separándome de el pero, quedando lo suficientemente cerca para poder haber susurrado. Sonrió y bajo su mirada, antes de arrodillarse, ¿Que es lo que estaba haciendo?- ¿Y ahora me propondrás matrimonio, no es así?

-No sería una mala idea pero, creo que podría ir mas lento que aquello.

-¿Entonces?

-No se como hacerlo, nunca lo he hecho, siendo sincero. Pero, estoy seguro de que eres la indicada. ¡Maldita sea! ¿Como es que sé que eres la indicada?- me quedé callada, tal vez el se estaba arrepintiendo- Debe ser el brillo de tus ojos, tal vez. Todo lo que sé es que esta mañana, cuando desperté supe que hoy sabría algo distinto. Y deseé que en las siguientes dieciocho horas todo lo que vea sean tus ojos, tus pecas, y tu sonrisa hasta que ellas queden en el fondo de mi memoria. Y, solamente quiero conocerte un poco mas, ahora. Y así tener una razón por la cual estar loco sin ti. Así que, por favor, acepta ser mía, y yo seré tuyo.

Me quede muda, ¿Realmente había dicho eso? No habría forma de contestar de tal manera en la que llegue a tal punto de comparación con lo que el acaba de decir. Debo estar quedando tonta, pero no puedo contestar.

-Uhm, bueno, lo lamento. Creo que no te pasa lo mismo o...- dijo Harry poniéndose de pie.

-Oh ya calla, sabes que si me pasa. Solo que temo no ser lo suficientemente buena para ti. Quiero que seas mio para siempre, y que me mires de esa manera solo a mi.

-Eso no importa, nunca nadie será tan bueno para alguno de los dos pero, se puede ser egoísta de vez en cuando, ¿No lo crees así?

Dí un paso hacia el, y con mis pequeños dedos comencé a acariciar su cara. Cerró sus ojos, y amplió su sonrisa haciendo que sus marcados hoyuelos se noten, toqué sus mejillas delicadamente pasando por el lugar de sus pequeños pozos.

Luego de prestar más atención que la debida a su cara, tanto como para poder memorizarla hasta el fin de mis días, el abrió sus ojos.

-Eres malditamente precioso- pronuncié cerca de el, no contestó, así que decidí mirar al suelo, avergonzada. 

Tomó mi barbilla obligándome a mirarlo, me veía con ternura, como si fuese un pequeño cachorro. Miré sus labios, estaban muy cerca, la única distancia que había era la de nuestras alturas, ya que el era demasiado alto, y yo relativamente normal. 

Bajó su cabeza para poder alcanzarme y yo puntas de pie a la vez, un rocé de labios o tal vez menos fue aquello que me hizo sentir en el paraíso, antes de que caiga en el mismísimo infierno.

-¿Skyler?

pinky promises || harry stylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora