Esme fue al baño a retocarse el maquillaje y secarse las lágrimas, Leo la esperó afuera y mientras llamó a su madre para avisarle que iría al cine con Esme y que luego cenarían algo por lo que llegaría un poco tarde, aquello a Beatriz le pareció extraño, pero solo sonrió. Últimamente ellos dos pasaban mucho tiempo juntos y desde entonces, Leo había empezado a cambiar y de a poco volvía a ser el chico que siempre había sido. Bea estaba llena de esperanzas y creía que Esme tenía que ver en todo aquello.
Apenas cortó, Leo recibió una llamada. Era Vicky, con quien hacía unos cuantos días no hablaba.
—Hola, amor —dijo cuándo la atendió.
—Hola, peque —sonrió al oírla—. ¿Cómo estás?
—Bien, extrañándote... ¿Qué haces? ¿Estás en tu casa nueva ya? —inquirió.
—Sí, pero no estoy ahí en este momento —susurró.
—Ahh qué mal, tenía ganas de que habláramos por Skype e hiciéramos alguna que otra cosilla además de hablar —sugirió.
—Eso suena interesante, pero... hoy no puedo, saldré con unos compañeros de la escuela —afirmó.
—¿Desde cuando tienes amigos? —preguntó la muchacha algo contrariada.
—Bueno, son solo conocidos, pero como me invitaron no quise ser desagradable... Además, he trabajado mucho esta semana y pues, necesito algo de distracción —afirmó.
—Bien... solo no hagas demasiadas raíces en ese sitio o luego te costará soltarlas, no olvides nuestros planes —dijo la muchacha.
—No los olvido, peque... Ya tengo algo de dinero ahorrado y verás que pronto junto más —afirmó.
—Bien... ¿Nos hablamos mañana, amor? —preguntó la muchacha.
—Claro... mañana podemos hacer eso que propones —sonrió.
—Eso me agrada —dijo la muchacha—. Te amo, no lo olvides.
—Yo igual... cuídate —agregó y luego cortó.
Esme ya venía hacia él con una sonrisa radiante y Leo se sintió mal, de alguna u otra forma estaba mintiendo. ¿Por qué no le dijo a Vicky que saldría con Esme? ¿Por qué no le había contado a Esme que estaba de novio? Cerró los ojos y suspiró.
—¿Te has arrepentido? —preguntó Esme al llegar y ver su expresión.
—Para nada, vamos que llegamos tarde —dijo el chico e hizo un ademán para que ella pasara adelante.
Cuando llegaron a la sala de cine, compraron palomitas y gaseosas grandes y luego se pusieron en la fila, había mucha gente, pero por suerte nadie de la escuela, lo único que faltaba era que Esme tuviera que lidiar con uno de esos en aquel momento.
Leo dejó que ella eligiera el asiento y luego se sentó a su lado, la película comenzó y Esme se sumergió en ella, todo era magia y melodía, las lágrimas fluían por su rostro en una mezcla de emociones y no podía borrar la sonrisa de sus labios. A Leo también le gustó mucho la película y la disfrutó tanto como ella. Una vez terminada, salieron de la sala.
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Ni tan bella ni tan bestia ©
Teen FictionLeonardo acaba de descubrir algo muy importante, algo que ha cambiado su esencia y todo lo que él creía correcto, lo que creía real. Con diecisiete años se encuentra perdido, desorientado, abatido y lo único que desea es cumplir la mayoría de edad p...