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Tefi estaba con Esme en la habitación de Coti conversando mientras le mostraba los mensajes de Whatsapp que se habían enviado al grupo del curso

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Tefi estaba con Esme en la habitación de Coti conversando mientras le mostraba los mensajes de Whatsapp que se habían enviado al grupo del curso.

—No sabes, más temprano envié la foto y no lo podían creer. Algunos comentaron que con razón Leo siempre te andaba defendiendo. Luli dijo que pobre Tony, que encima que te hace el favor le pones los cuernos —dijo la muchacha y rio a carcajadas.

—¿Crees que hicimos bien en publicar la foto? —inquirió Esme algo asustada.

—No seas tonta, Esmeralda, un poco de diversión no mata a nadie, además solo están muertas de envidia, quiérase o no Leo es carne nueva y fresca, además esa pinta de malote que tiene lo hace sexy... Todas en el cole mueren por él —añadió.

—Leo y yo haremos algún ejercicio juntos, él necesita sacar todo el enfado que trae dentro y yo... pues... los kilos —explicó.

—Eso es... extraño... pero si les funciona, bien. ¿Por qué él está tan enfadado? Y, Esme... no hagas eso por nadie, solo por ti, ¿sí? Deja de hacer cosas por los demás... si esto del ejercicio es lo que deseas, pues bien, si no, pues no lo hagas —dijo Tefi encogiéndose de hombros.

—Puede ser divertido... Y no sé por qué está tan enfadado, son cosas que no me dice pero que supongo tienen que ver con la muerte de su padre... —añadió—. Siento que no es mala persona, pero es como si trajera mucho rencor por dentro.

—Ajá... Oye, ¿y vendrá Tony hoy? —preguntó Tefi y Esme asintió sonriendo.

—Lo hará al salir del trabajo. —Entonces borró un poco la sonrisa.

—¿Qué sucede? —preguntó Tefi y Esme bajó la vista—. Cuéntame, Esmeralda Antonieta Seferina de la Cruz. —Esme rio, Tefi siempre la llamaba con muchos nombres estrafalarios cada vez que pensaba que le estaba ocultando algo.

—Pues... que no te lo conté, pero... Tony quiere que él y yo... pues... ya sabes... «eso» —dijo y miró a su amiga al señalar con los dedos las comillas. Tefi se echó a reir.

—Dilo, Esmeralda. Dilo que así no lo entiendo —insistió la muchacha con diversión.

—No... ya te lo dije y sí que lo entiendes —zanjó Esme con las mejillas ruborizadas.

—No vas a ir al infierno por decir: «sexo» —dijo Tefi señalando de nuevo las comillas—. S, E, X, O, dilo... ¡Vamos! —exclamó la muchacha emocionada.

—¡Te va a escuchar mamá! —murmuró Esme.

—¿Y a ella no le gusta el sexo? Porque mira que Coti y tú de algún lado salieron —dijo levantando una y otra vez las cejas. Esme rio.

—No me hagas pensar en eso —respondió tapándose los ojos.

—Bueno, ¿y lo hicieron? —inquirió Tefi sentándose y poniéndose cómoda para recibir la noticia y los detalles.

Ni tan bella ni tan bestia ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora