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Cuando Tefi llegó a su casa, toda manchada en pintura pero con la sonrisa tatuada en el rostro, se encontró con su mejor amiga sentada sobre su cama y con el semblante algo consternado

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Cuando Tefi llegó a su casa, toda manchada en pintura pero con la sonrisa tatuada en el rostro, se encontró con su mejor amiga sentada sobre su cama y con el semblante algo consternado. Tefi se acercó a saludarla y luego se sentó a su lado.

—¿Estás bien? —inquirió mirándose las manos preguntándose si acaso la pintura ya se habría secado o corría aún riesgo de manchar su sábana o su ropa.

—No lo sé —respondió Esme con sinceridad.

Tefi no respondió. Se levantó y fue al baño de su habitación para poder lavarse las manos, se las secó y luego regresó a su cuarto colocando una silla frente a Esme.

—Cuéntale a mamá lo sucedido —dijo con tono divertido, Esme sonrió. Inmediatamente sus mejillas se sonrojaron cuando pensó en lo que iba a contar—. No... No me digas que se besaron —dijo Tefi llevándose la mano a la boca en señal de sorpresa, Esme negó pensando que ojalá hubiera sido eso, pero aquel pensamiento la abochornó aún más.

—No sé cómo contar esto... —dijo finalmente.

—Pues... a ver... ¿Y si usas palabras? —inquirió Tefi pensativa y luego sonrió—. Sabes que puedes decirme lo que sea.

—Es que yo iba a ir a pedirle a Leo que me mostrase los ejercicios de matemática que no entendía... porque tú no estabas... y pues pensé que él...

—Ya, no necesitas excusarte de por qué prefieres a Leo sobre mí, aunque me ponga celosa, lo entiendo —dijo su amiga y eso la hizo sonreír.

—No, es en serio, recordé que estabas en clase y...

—Ya, al punto... por favor —pidió Tefi ya muerta de la curiosidad.

—Pues que llegué a su departamento sin avisar... y me encontré con Bea que salía, y ella me dijo que él estaba en su habitación. Yo toqué, juro que toqué... pero no me abrió y pensé que estaba dormido...

—¡Ohhh! —dijo Tefi ya dibujando una sonrisa en los labios—. ¡Lo viste desnudo! ¿Es eso? —preguntó entusiasmada—. ¡Dime que es eso! ¿Le tomaste una foto?

—Tefi... —regaño Esme.

—¡¿Qué?! Mirar no hace mal a nadie. —Se encogió de hombros.

—Pues que lo encontré... ya sabes... y yo...

—No, espera... no lo entiendo... que lo encontraste, ¿qué? —insistió Tefi.

—Pues... tú sabes... haciendo eso...

—¿Eso? ¿Estaba con alguien? —inquirió Tefi.

—No... solo... —Esme rodó los ojos pues Tefi la miraba confundida—. ¡Ay! No puede ser que no lo adivines —exclamó nerviosa.

—No entiendo, dices que lo descubriste pero estaba solo... Ahhhhh yaaaaaaa... ¡Oh! —Tefi miró a su amiga que estaba más colorada que un tomate y se lanzó a reír.

Ni tan bella ni tan bestia ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora