La propuesta

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Eddie volvio a las calles mas feliz de lo que había estado en mucho tiempo, no pidia negar con poder salir con la joven le había cambiado la perpectivas que tenia acerca de su vida. Ya en el centro de la cuidad, se sentó en una banca que habia en frente de una gran librería y se quedó pensando que habia sido un tonto ya que no le había preguntado por su nombre, ni su edad, aunque era muy evidente que era una mujer muy joven, no llegaba ni a los 25 años de edad. Ahora lo único que le preocupaba era saber como deminios haría para saber donde encontrarla para consultaré aquellos detalles, que había pasado por alto.
Mientras Redmayne se preocupaba por eso, una joven pareja paso por detrás de él.
  -Que asco!!! No deberían dejar que gente como él ande por ahí... Solo deja mal a nuestra hermosa cuidad- dijo una joven tomándose con mas fuerza del brazo de su novio.
  -Si estoy de acuerdo, una prisión o algp asi estaría bien para un... Uno como él- respondió el muchacho mirando con asco a Eddie.
Se alejaron casi corriendo cuando Redmayne se volteó para ver quienes eran los que hablaban tan mal de él. Que mal que estan las personas !!! Todas se dijo para sus adentros, no todas pensó luego, había una excepción, por alguna razón la jovencita que había conocido era diferente en todos los aspectos, no salió huyendo, ni menos lo trataba mal, todo lo contrario le había hasta dado comida, rlla valia la pena.
  -Tengo que encontrarla como de lugar- exclamó muy ilusionado con saber mas de ella.
Redmayne se estaba arriesgando a ser descubierto y tener que volver a su antigua vida. Pero no le importaba, ella era la indicada, hacía tiempo que no se sentía de aquel modo, mas bien era la primera vez que se sentia totalmente aceptado por alguien, la joven no lo juzgaba por su aspecto ni los motivos que lo llevaron a terminar así. Ella era la correcta para empezar una nueva vida.

Ann estaba de vuelta en su trabajó,  pero no dejaba de pensar en el vagabundo, la sonrisa de él vivía permanente en su mente, era una completa perdida de tiempo tratar de borrarlo de su cabeza. "Soy una estúpida" se crítico, "¿cómo es posible que no puedas olvidar a un vago de la calle Ann?, nego con la cabeza. Se centro en su trabajo, pero entre números y números la mente la traicionaba y la llevaba a la posible edad de aquel sujeto.
   - Basta Ann!!!- dijo furiosa consigo misma.
  - ¿Pasa algo Ann?-indago su jefe de pie apoyado en la puerta de su oficina.
En otra situación ella se hubiera quedado como una boba mirándolo como si de eso se tratase la vida, nadie negaba que Ryan se veia iressitible en esta posición, sin saco, dejando que la camisa al cuerpo hiciera su trabajo, sobrecargado contra la pared y mirándola fijamente como si desease saltar sobre ella.
   - Es que estoy un poco cansada, y me estoy enloqueciendo un poco con los números, eso nada mas señor Fletcher- mintio Ann esperado que se oyera convincente.
   - Sabes que puedes tomarte un tiempo e ir por un café... Quizás eso te haga concentrate un poco mas- dijo mostrado su sonrisa iressitible que Ann antes amaba- Vamos Ann te acompaño asi podes charlar un poco.
Ann abrió los ojos como platos, su jefe la estaba invitado o solo era parte de su imaginación. Se levantó se su asiento y camino al lado de su jefe hasta la cocina. No dijo nada solo fijia estar agotada, bostezando cada vez que podia, eso seria de mucha ayuda, aunque en otra ocasión se hubiera muerto antes de mostrase de esa forma frente a él.
  -Valla Ann si que estas agotada... Me gustaría saber el porque de tu cansacio- dijo mostrandose muy interesado.
  -No es nada importante solo tonterías, ¿ le sirvo uno?- dijo Ann tomando ambas tazas de café.
  -Si seria un placer-
Era su mente o su jefe parecía que le coqueteba. "Es solo tu imaginación" se aclaro para sus adentros.
  - Ann ¿puedo hacerte una pregunta?-
  - Por su puesto señor...
  - No me digas asi, soy solo Ryan- dijo tapando la boca de la joven.
No podia creer lo que estaba sucediendo, eso no podia ser cierto, todo era una locura, su jefe le había tapado la boca y le pedia que lo llamara por su nombre ¿Que el mundo se había vuelto loco? O ¿Solo seguia durmiendo?
   - Ann quisiera invitarte a cenar el sábado ¿si te parece?-
Ann solo hizo silencio, no sabía que decir con exactitud, no tenía ganas de salir con él pero era su jefe y eso era un punto fuerte. Se quedo asi dudando... Eres mas que estúpida Ann!!! Él es el hombre de tus sueños se repocho.
  - Si aceptó- dijo apresurada ante la mirada inquieta de su jefe- me gustaría poder cenar con usted- acotó para no ser tan obvia.
  - Basta de formalidad... Solo soy un par de años mayor que tú... Si no mal recuerdo íbamos a la misma escuela-
Todavía se acordaba de eso, la joven suponía que Ryan ni siquiera se acordaba de ella y menos de la escuela, ya que se veia muy feliz en su trabajo.
Volvió, luego de charlar un rato de su vida en la secundaria con Ryan, a su lugar de trabajo. Se la había pasado de maravilla entre tantos recuerdos que hasta ella había olvidado pero al parecer el tenia muy presente. ¿Como hacia para recordar todo? Él era todo un enigma en este momento, ya que ella lo veia distante y frio en todos esos años trabajando e incluso en escuela, se ve que no sabia nada del hombre del que había estado enamorada todos esos años. Aun le parecía mentira todo aquello, nada parecia que fuese real.
Cuando llego la hora de la salida, se fue mas tranquila y menos neurótica, por el momento llevaba muy bien la situación.
  - Todo como antes- dijo por lo bajo cruzando la calle.
Se detuvo en seco, para evitar más cosas raras en su vida lo mejor sería tomar otra ruta hacia su hogar, de este modo evitará a el sujeto que trataaba de olvidar, pero que le era imposible.
  - Es lo mejor- se justificó.
Se alejo a pasos aligerados de la calles qu siempre recorría. El camino de hizo mas largo de lo habitual pero al menos habia logrado su propósito. Se adentro en su departamento, cerro la puerta y se deslizó hasta quedar sentada en el suelo, apoyando su espalda contra la entrada. Se sintió muy mal, desea poder ver al vagabundo con todas las furzas de su cuerpo, hubiera dado hasta su alma por lo que sollozo tapandose con ambas manos la cara.
  - Eres la reina de la taradas Anabella- Grito furiosa entre llanto.
Se levantó del suelo y se fue directo al baño, se estaba comportando de la manera mas estúpida en toda su vida,  lloraba como un bebé al que le había quitado su chupón, solo porque no lo había visto, y se sentía aun mas estúpida porque había sido idea suya.

Eddie seguia esperando verla pasar, sabia que debia de volver en algún momento por allí,  ese debía de ser su camino de regresó a su departamento, la gente iba y venía, se detenía, corría y hasta se reian, pero ninguno era aquella bella mujer que lo tenía embobado desde la mañana en la que se habían encontrado de casualidad. No pensaba moverse de allí hasta pode aunque sea verla.

Esperó que les guste y comenten que le parece... Gracias a todos

¿Enamorada De Eddie Redmayne ?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora