3. El sonido misterioso

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Un extraño gruñido surgió por debajo de mi cama cuando intentaba dormir. Fue suave, pero no era algo que yo hubiera escuchado antes. "Ya debería estar dormido", pensé.

Pero cuando lo oí por segunda vez, terminé sentándome de un brinco.

De un segundo brinco, me levanté a encender la luz y a revisar bajo mi cama. No hallé nada. Y fue el no haber encontrado nada lo que me dejó peor que al principio. Pensar en lo que lo habría provocado me robó unas cuantas horas de sueño.


A la mañana siguiente, lo comenté mientras desayunaba con parte de mi familia.

—De seguro fue algún mapache. Siempre aparecen cerca de ti, por alguna razón —comentó Luan.

—No creo que un mapache haga algo así. Los conozco bien —añadió Lana, nuestra experta residente en animales.

Lucy intervino: —Creo que, si solo consideran un origen mundano para todo, no descubrirán la verdad. Me suena a un espíritu chocarrero.

Lisa no esperó a terminar de tragar su mordisco de sándwich: —Los cúmulos ectoplásmicos son el equivalente científico de los cuentos de hadas. Y de existir, serían algo más asqueroso que ruidoso.

Lori y Leni se unieron a la mesa.

—No estaban hablando de cosas asquerosas mientras Leni y yo estábamos ausentes, ¿verdad? —protestó la mayor. Leni sonrió con timidez, sin decir una palabra.

—¡Buenas, Leni y Lori! Se ven bien —las saludó Luna.

—¡Hola, Luna! Tú también —respondió la Loud más dulce de todas, con una sonrisa más forzada.

—¿Te pasa algo, Leni? Este debería ser un día muy feliz para ti. Irás con papá y mamá a reclamar tu premio.

—Sí, aunque yo no ocuparía la palabra "reclamar". Se los pediré con amabilidad, ¿saben? —respondió, sonrojándose un poco.

La sentí un poco más relajada tras los eventos del día anterior, así que me fui a estudiar sin darle muchas vueltas a la situación.

Y en efecto, al regresar a casa pregunté a mis padres cómo les había ido. Me dijeron haber creado una cuenta bancaria para que la lotería de Michigan les depositara el premio. Así, la pequeña fortuna de Leni estaría segura mientras se le hallaba uso. Unos cuantos billetes, sin embargo, estaban en manos de mi hermana.

Ella asomó desde la cocina, y con entusiasmo dijo:

—¡Linc! ¡Chicas! ¡Nos vamos al centro comercial!

Leni nos dio una noche divertida a todos. ¡Nos regaló algo a cada uno! ¿Se imagina eso? A Lori le compró un vestido nuevo, a Luna unos audífonos de marca, a Luan una cámara nueva, a Lynn una pulsera inteligente para cuando haga ejercicios, a Lucy un elegante cuaderno de aspecto gótico, a Lana un set de herramientas muy variado, a Lola un juego de cepillos para el cabello, a Lisa un libro nuevo sobre "algo de ciencia" y a Lily un lindo peluche. A mí me dio lo mejor: ¡una figura en PVC de Ace Savvy!

Para cerrar con broche de oro, terminamos cenando en Burpin' Burger. ¡Ni se imagina cómo nos enloquece comer ahí!

—Les regalé todas esas cosas porque los amo. ¡Son la mejor familia del mundo, y me siento feliz cuando estoy con ustedes! —confesó ella, provocando que Luan y Lori, que estaban sentadas a un lado y al otro, le dieran un abrazo instantáneo.

—Nosotros también amamos que seas nuestra hermana. Eres lo máximo —fue lo que Lynn comentó.

—Y aunque no me hubieras regalado este juego de cepillo para el cabello sabes que eres mi hermana favorita del mundo entero —dijo Lola, haciendo que Lana comentara entre toses fingidas:

Oro PuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora