12. Cambios

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  (Dedicado a quienes me apoyan desde mi primera historia. Muchas gracias por toda la motivación)  

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De todas las panaderías que existen en todo Royal Woods tuve que entrar en la que la que se encontraba trabajando Trish Ledditon.

Ahí estaba ella, cerca de la entrada, limpiando una de las mesas mientras lucía un delantal rosado. Pero no tuve el áspero recibimiento que supuse que ocurriría. Por el contrario, ella me sonrió.

—¡Hola! Qué bonita casualidad.

Yo me quedé quieto. No tengo ni la más mínima gota de síndrome de Estocolmo que me haga simpatizar con esa persona, la cual me encerró en aquella oficina del cine (con el odioso reloj de pared) y maltrató a Luan y mis amigos. Todo por un conflicto con Ronnie Anne por haber intentado seducir a Bobby en el pasado.

¿Rinkan-san? ¿Pasa algo? —preguntó Mizu-chii.

—¡Ah, y traes amistades! Pasen adelante, siéntanse como en casa.

Todos nos sentamos, pero yo seguía en alerta máxima. Vi hacia todos lados desde mi asiento, tratando de descubrir si el guardia del cine estaba cocinando en la caja registradora, o algo así. Sabía que no debía perder el control de la situación.

Pero bastó un "¿Qué desean ordenar?" para hacerme pegar un brinco marca Lucy.

 —¡Cappuccino con menta! —dijo casi de inmediato Mizu-chii.

—Americano —fue lo que Nobuko pidió.

—¿Y tú, Novio de Ronnie? —me preguntó Trish. 

 —¡El se llama Rinkan Raudo-san! ¡Su hermana tendrá hoy un show en el centro comercial!   — comentó con inocencia la modelo, tomándome de un brazo. Eso me sonrojó.

 —¿Tu hermana? ¿La parlanchina... digo, la chica de los frenos?

Respondí: —No... Es otra. 

 —Me gustaría ir al centro comercial a ver eso, si no te molesta. He oído que ahí está trabajando alguien que conocí. ¿Quién dirige el show?

¿Ella lo conoce? Sólo había una forma de averiguarlo.

—Se llama Stuart Brennan. ¿Qué sabes de él?

Su rostro se iluminó.

—Lo conocí hace un tiempo. Él me ayudó cuando quise ser modelo, pero eché a perder  mi debut cayéndome y rompiendo mi vestido. ¡Fue vergonzoso! Supongo que por eso me hice tan cruel y manipuladora.

Recordé esa historia. Stuart la contó el día del ensayo. ¿Entonces esa pobre chica era Trish? Esta ciudad es muy pequeña.

Ella prosiguió, con toda seriedad:

—Quiero aprovechar para pedirte disculpas... A ti, a Ronnie, a tu hermana y al otro chico. Incluso a Bobby. Ahora sé que no fui una buena persona. Pero me ayudó mucho ser despedida del cine y trabajar en una venta de gelato. Ahí probé uno tan sabroso que cambió mi vida. Tanto, que decidí cambiar de empleo antes de hacerme adicta a ese gelato, y...

—Siento interrumpirte, pero ¿que más puedes decirme de Stuart? ¿Es una buena persona?

—Es un buen hombre. No sólo es guapo, sino dedicado y apasionado con su trabajo.

 —¿Guapo? ¿Lo puedo conocer también? —comentó Mizu-chii con una sonrisa tenebrosa. Nobuko se la quitó de otro coscorrón.

La guardiana de Mizu-chii opinó a continuación: —Considero como una gran casualidad el hecho de que ustedes dos lo hayan conocido por aparte.

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