8. El metiche

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Faltaban ya dos días para el evento, y todo se iba desenvolviendo de una forma que no esperaba.

Resulta que el tal Stuart es un experto en eventos de moda. Así es: un organizador de eventos de moda que viaja en una moto negra y tiene encantadas a las chicas. Les gusta cómo habla, sus ideas y la colaboración que ha brindado a la hora de planear el desfile. Y que ande en moto, también.

¿Que cómo supe todo eso? Leni me lo contó, sin habérselo preguntado, mientras ella usaba un conjunto de blusa y shorts que había rediseñado con entusiasmo para el gran día. Estábamos en mi cuarto: Yo estaba deleitado por lo que veía y decepcionado con lo que oía. ¡Rayos! A eso se refieren con estar feliz y enojado a la vez.

—¿Pasa algo? ¿Le ves algún defecto a mi conjunto? Espero que no, ¡me gusta cómo me quedó!

Ella notó que algo me estaba incomodando. Yo, sentado en mi nueva cama (un regalo de Leni, por cierto), lo negué. Pero esta vez ella reaccionó en forma diferente. Se inclinó y acercó su cara a la mía con una expresión de incredulidad exagerada.

—¿Qué haces, Leni? —tuve que preguntar.

—Mmmm... creo que no me he esforzado lo suficiente —respondió, y sin cambiar la dura expresión, con su mano izquierda desabrochó dos botones de su blusa. El cuarto empezó a sentirse bastante caluroso. Se puso recta, giró dándome la espalda, y viéndose en el pequeño espejo de mi habitación, sonrió.

—Ahora sí te gustó, ¿verdad? —fue su entusiasta comentario, viéndome con una sonrisa infantil.

Estuve a punto de darle mi respuesta más sincera cuando Luna asomó su cabeza por la puerta.

—¡No interrumpo nada! ¿Verdad, coleguis?

—Hola, Luna —dijo Leni con alegría. Yo no dije nada, y no estoy seguro de qué tan enrojecido tenía mi rostro en ese momento.

—¡Les tengo buenas noticias, hermanitos!

Y de verdad eran buenas.

Buscando aumentar la promoción del evento de modas, Luna sugirió contactar a su locutor favorito, Jay Rock, para que nos diera oportunidad de promocionarnos en su programa de radio. ¡Y lo logró! Vino a comunicarnos que podíamos llegar esta tarde a la cabina para anunciar nuestro desfile.

Entonces, ¿por qué terminé amargado en la cabina, cuando en realidad fui llevado ahí por Leni y Luna debido a mi facilidad de expresión?

Adivinaron.

Antes de salir, Leni decidió llamar a Stuart e invitarlo a venir, a lo cual él aceptó con gusto. Justo cuando Lori nos dejó a la entrada de la estación de radio y se largó, la moto negra hizo su llegada. El sujeto usaba chaqueta de cuero negro y un casco reluciente del mismo color. Al quitárselo, reveló un rostro de menos de 30 años, con barba de días y cabello castaño y un poco largo. Era un punto medio entre un futbolista europeo y un modelo de comerciales de seguros de vida.

—Qué tal, hermosa —le dijo a Leni. Luego agregó: —Me hablaste de una chica talentosa con la música... Supongo que es esa linda jovencita.

—¡Sí! Es mi hermanita Luna. Sabe tocar la guitarra y canta muy bien.

—Un gusto, señorita Luna. Soy Stuart Brennan.

—¿Qué hay, tío? Luna Loud te saluda —respondió ella, haciendo cuernitos.

Entonces él me vio a mí.

—El famoso Lincoln Loud, si no me equivoco —y extendió su mano.

—El famoso Stuart del que tanto hablan —respondí mientras correspondía su saludo.

—Oye, qué halago saber que hablan de mí. Tu genial hermana Leni me ha hablado mucho de ti. En especial, de tu inteligencia.

—Sólo soy alguien que hace planes cuando hay inconvenientes o... estorbos inesperados. Tú sabes, para que mis hermanas siempre estén a salvo.

—Y te felicito por eso. El bienestar de alguien amado es algo que todos queremos. Además de librar obstáculos por ella.

—No quedará ningún obstáculo en su camino. Puedes estar seguro de eso.

Supongo que ni una de mis hermanas entendió el diálogo que él y yo tuvimos. Empezaron a empujarnos hacia adentro de la estación. "Ya dejen de hablar tanto", nos reclamó Luna.

Dentro de la cabina, Jay Rock nos presentó a su audiencia con entusiasmo.

—¡Tenemos visitas en cabina, querido público! Se trata de dos lindas chicas y sus acompañantes. Mi fiel oyente y roquera de tiempo completo, Luna Loud, junto a su hermana Leni, una diseñadora de modas que se ha vuelto muy popular en las redes sociales estos días. Han venido a darnos un anuncio muy especial.

—¿Qué onda, galanes? —intervino Luna, mientras Leni observaba y tocaba el extraño micrófono que tenía enfrente —Yo que ustedes, no me perdiera el evento de modas de este sábado en la Plaza Comercial de Royal Woods. Mi hermana Leni es la creadora del sitio "Oro Puro", ¿saben?

En silencio, Stuart se acercó y le ajustó el micrófono a Leni. Ella sonrió con algo de timidez. Yo estaba atrás del grupo, en silencio, vigilando las manos del intruso.

—¡"Oro Puro"! Sí, he entrado a esa página. De hecho, apuesto que todos los que nos oyen ya han entrado alguna vez. ¿Eres tú la que diseña todas esas increíbles prendas, Leni?

—¡Hola! Así es, me gusta diseñar ropa. Aunque el sitio y las fotos las hizo mi hermanito Lincoln. Es un amor, y no sé qué haría sin él. ¡Di hola, Linky!

Stuart se abalanzó al micrófono de ella.

—Creo que la audiencia prefiere oír lo que tengas que decir tú, Leni.

Yo me metí en medio de los dos, y especialmente cerca de mi hermana rubia.

—¿Qué tal, querido público? Como Leni acaba de decir, sus maravillosos diseños serán exhibidos en un espectáculo imperdible. Contará con buena música a cargo de Luna, la belleza de mis hermanas Leni, Lori y Lola... Y como sorpresa especial... ¡Una modelo traída desde Japón para este evento!

Las chicas se sorprendieron, lanzando un grito ahogado. Stuart se veía confundido.

—¿Una modelo japonesa, también? Wow, creo que pediré permiso para ver el evento con mis propios ojos —fue lo que Jay opinó al respecto.

—Algunos elementos no están al cien por ciento garantizados —comentó el metiche.

—¡Como cierto organizador de eventos, por ejemplo! —rematé yo.

Fue entonces que Jay nos despidió: —Les agradezco por su visita. Nos trajeron datos de lo que podría ser uno de los eventos del año en Royal Woods. "Oro Puro" este sábado por la tarde, Plaza Comercial de Royal Woods. ¡No falten!

Leni giró su silla para verme a los ojos.

—Mizu-chii —dije con arrogancia.

—¡Sí! ¡Gracias, Linky! —reaccionó, y me abrazó. ¿Le he dicho alguna vez a usted que mataría por esos abrazos?

A Stuart le tocó esperar a que nuestro momento cariñoso se acabara.

—Estoy un poco sorprendido. No me habías dicho acerca de eso, Leni.

Fui yo quien respondió.

—Yo hago planes por mis hermanas. No lo olvides.    

Oro PuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora