6. Una semana después

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En el primer día tuvimos unas pocas reacciones en el sitio web. ¡En una semana teníamos muchas!

Me gusta pensar que se debe a la calidad de la sesión fotográfica, o a los diseños de Leni. No a la sesión en la playa, en que tanto ella como Lori juguetean en bikinis diminutos y coloridos.

Como sea. La desenfrenada actividad en el sitio nos obligó a varios en la familia a responder comentarios, a editar contenido y a borrar el spam. Lo gracioso era que algunas respuestas eran de una notoria autoría de Lucy (los más escuetos y formales), otros de Lori (si tenían algún "literalmente" colado) o de Lisa (si daban explicaciones científicas no solicitadas acerca de cómo una prenda tan pequeña no cedía a la Ley de la Gravedad).

Cuando llegó mi turno, le di más énfasis a borrar los piropos subidos de tono. Al terminar esa tarea, noté un correo electrónico que acababa de ser escrito. Era muy formal, a nombre de una tal "Mizu-chii". Iba así:

Buenos días. Me llamo Mizu-chii (Mizuki Yawara)
y soy una modelo japonesa.
Me gustan mucho sus diseños, me gustaría modelarlos
si alguna vez yo tengo la oportunidad.
En una semana estaré por la zona de Chicago, Illinois, en su país;
espero tener contacto con ustedes.

Y adjuntaba un vínculo externo, a una foto de ella, en un blog de su propiedad. Y en efecto, era muy bonita. Cabello teñido de rojo, con una figura esbelta y piel como de porcelana... ¡Y era como de la edad de Lori! Se lo respondí de inmediato.

¡Muchas gracias por el saludo! Esperamos estar en contacto pronto.

Pero antes de enviarlo, le agregué:

Lincoln Loud, coadministrador del sitio.

Si me preguntaban por qué puse mi nombre, les diría que para darle un toque personalizado. En verdad, quería que ella supiera el mío. Nada más.

—¿Esa soy yo? No recuerdo haberme teñido el pelo de rojo.

Salté de mi asiento al oír una vocecita atrás de mí, y no era Lucy: Leni vio la foto de Mizu-chii abierta a un lado del cliente de correo electrónico, mientras dejaba de lado su teléfono.

—¡Leni! Qué... qué bueno que viniste. Ella es una modelo japonesa que acaba de escribirnos. Dijo que le interesaría modelar tus diseños.

—¿Una modelo? Ya decía yo que mis ojos no eran así de bonitos... ¡Es muy linda! ¿Qué le dijiste?

—La saludé y le dije que nos mantuviéramos en contacto. Nunca sabes cuándo necesitarás la cooperación de una amiga así.

—¿Amiga? —reaccionó con sorpresa —¿Crees que quiera ser mi amiga? Me gustaría alguien como ella para hablar de moda.

Entonces sonó su celular. Era un mensaje, y Leni parecía emocionada de recibirlo.

—Disculpa, voy a atender este mensaje. ¡Me gustaría que ella fuera mi amiga, Linky! ¿Me ayudas?

—Veré qué puedo hacer —le dije, mientras se retiraba. Estiré los brazos, y me disponía a escribir un correo súper coqueto para esa linda asiática cuando Lori entró.

—Oye, ¿has visto por aquí a Leni? Hay un asunto que literalmente requiere su atención, y la tuya, también.

—¿De qué se trata, Lori? Estaba a punto de escribir un correo importante.

—¡Tú solo ven conmigo! —exclamó, y me haló del brazo hacia afuera y escaleras abajo. En la sala estaba mamá, hablando por el teléfono fijo. Lori me dejó junto a ella y fue a buscar a Leni. Mamá mencionaba algo que pasaría en una semana, y que si no había otra oportunidad luego. Las chicas aparecieron casi un minuto después, con Leni casi siendo empujada por la mayor... Y no dejaba de responder los mensajes con entusiasmo.

Por fin, mamá colgó. Se dirigió a nosotros.

—Hijos, como ustedes saben, su padre y yo hablamos con unos conocidos que trabajan en el centro comercial, para averiguar qué tan posible sería organizar un evento de modas para el negocio de Leni.

—¿Qué? ¿Yo qué? —dijo Leni al oír su nombre. El teléfono la tenía distraída.

—¿Podrías estar más atenta, cielo? Este asunto te interesa. Como decía, me acaban de notificar que un famoso empresario de modas canadiense vendrá a Detroit y pasará por aquí en una semana... Jerome Delmar.

Lori reaccionó: —Sí, lo he oído mencionar. Me gusta la marca Delmar... ¿Y a qué vendrá a Royal Woods?

—Viene a supervisar en persona a un distribuidor local. Me dice mi contacto que sería ideal que adelantemos el evento de modas para dentro de una semana, y así el señor Delmar lo vea. ¿Es posible, Leni?

Ella desvió la mirada, y respondió con dificultad.

—Me gustaría, pero... ¿Una semana? ¡Es mucho trabajo! ¡Y muy poco tiempo!

Mamá sonrió.

—Por supuesto que es mucho trabajo. Por eso nosotros te ayudaremos en lo que pidas.

—¿Me ayudarán?

—¡No lo dudes! Y no olvides que somos los Loud. ¡Juntos podemos lograr cualquier cosa! —dije con entusiasmo, y luego clamé hacia las escaleras: —¡Chicas! Leni necesita que le ayudemos a cumplir su sueño. ¿Qué opinan? ¿Lo lograremos?

Un estruendoso "¡Sí!" sonó desde arriba, y una estampida de hermanas bajó hacia dónde estábamos.

—Necesitamos preparar un desfile de modas en una semana. ¿Qué opinan? —pregunté al grupo.

—No te preocupes por una modelo estelar... ¡Solo preocúpate de que mi belleza no opaque tus vestidos! —dijo Lola con una pose elegante, y todos reímos.

—Yo no sé nada de moda, ni me interesa... ¡Pero te garantizo el mejor escenario! —aseguró Lana.

—Las cortinas negras le darán elegancia. El color negro lo mejora todo —opinó Lucy, con una sonrisa mal disimulada.

Leni apenas podía contener las lágrimas de emoción. Se agachó y le dio un fuerte abrazo a las tres hermanitas, haciendo que lanzaran un quejido. El resto empezamos a lanzar ideas para el proyecto.

Minutos después, tras acordar una reunión al día siguiente para empezar a organizarnos, cada quien volvió a sus actividades. Busqué a Leni para hablar con ella y mostrarle mi apoyo. No estaba en su cuarto, ni en la cocina. Fui a la puerta, y la vi sentada en el pórtico con su celular, pero esta vez enviaba un mensaje de voz.

—¡Me van a ayudar! ¿No te parece que tengo una familia muy linda?

Entonces oí la respuesta. Una voz masculina y muy áspera que dijo:

—Así es. Muy linda.

Oro PuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora