María tenía solo cinco años cuando escuchó discutir a sus padres por primera vez, o cinco tal vez cuando reconoció que se trataba de tal cosa; estaba en el jardín de su casa, sentada meneando una pelota entre sus manos de un lugar a otro cuando escuchó el ruido de una mano arremetiendo contra la piel misma. Se asustó. Se puso de pie tan rápido como su vestido de domingo se lo permitió y corrió hasta la puerta.
Allí, detrás de la única pared que nunca había recibido pintura o remodelaciones, escondió su cuerpo y se apoyó en ella con sus brazos solo para ver a su padre algo inclinado tapándose el rostro y a su madre con la mano estirada en dirección a su cara. No entendió nada en aquel momento. Ni años después cuando presenció algo similar.
Aquella tarde Mario, el chofer de su casa, había dado parte médico después de dejarla en el Instituto por lo que debió regresar a casa caminando sola. Tenía apenas los siete recién cumplidos, saltaba con alegría por las veredas que dejaba atrás y saludaba entre cantos a los vecinos que la veían pasar; hasta que subió las escaleras de la entrada y abrió la puerta: su madre estaba gritando algo mientras le dejaba una sonora cachetada en la mejilla a su padre. Cerró la puerta y se acercó a ellos con más miedo del que Sara tenía en su cara a pesar de ser una mujer mayor y la empleada de confianza de la casa.
- Sube a tu cuarto- le dijo Sandra sin mirarla y tomándola del brazo- Haz los deberes y no bajes hasta que esté la cena-
- Sandra ella no tiene...
- Cierra la boca- fue lo último que María escuchó antes de encerrarse en su cuarto, sentarse sobre la cama y tapar ambos oídos con sus manos. Abajo, los gritos apenas comenzaban.
Y tenía doce cuando finalmente entendió todo. Eran vísperas de Navidad y ella estaba ansiosa por los festejos, después del almuerzo se acomodó en la biblioteca de Jesús y comenzó a escribir su carta para Santa. Sonreía mientras garabateaba dibujos e inventaba una dulce firma al final de la hoja. Hasta que alzó con rapidez la vista justo cuando la punta de su lápiz se quebraba.
- No vamos a tener otro, Sandra.
- ¡Claro!... ¡Porque tus amigos no se burlan de la única niña que has tenido!
- ¡Nadie se burla de María!
- ¡Sabes a lo que me refiero! Va de la mano con esa niña... Claudia, para todos lados ¡Dios santo, ya me imagino el futuro que nos dará!
- Son unas niñas, Sandra, no digas estupideces.
- Yo quería un varón, tú lo sabes.
- Lo hubiésemos tenido si supieras controlarte a la hora de tomar pastillas
María escuchó los pasos de ambos acercarse por lo que guardó contra su pecho sus cosas y se escondió bajo el escritorio. Observó los zapatos de su padre moverse cerca de los suyos y su respiración se volvió lenta, Sandra continuaba reclamando algo entre gritos y finalmente volvieron a dejarla sola.
Arrojó con molestia su libreta y su caja de lápices de colores y tiró de su vestido intentando arrancarlo. Tenía doce años y recién era una niña para entender realmente la falta de cariño de su madre.
Cariño que su padre intentaba suplantar con el de él pero no era lo mismo.
Cuando cumplió quince y besó a una chica en el baño de su Instituto, supo que muchas cosas iban a cambiar, ya lo sabía realmente y solo las estaba esperando.
Y la noche que llegó ebria por primera vez a casa en festejos de sus 18 con Claudia y Marta en las mismas condiciones entendió por qué su padre se dejaba golpear por su madre. Sandra la abofeteó apenas ingresó y sacó a sus mejores amigas de la casa como un par de desconocidas y le dedicó una mirada completamente nueva que le dolía si quiera saber de qué se trataba.
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La Lógica del Amor - Melepe
FanfictionMaría Cadepe es la nueva profesora, recién graduada. Melo Moreno, su alumna menos aplicada. Adpt Melepe :) ¡Espero que os guste mucho! Fanfic con contenido lésbico, si no te gusta no lo leas.