-Capítulo 43-

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Melo tenía algo, ella lo sabía, lo instituía y lo mejor de todo lo sentía mientras lo vivía.

Melo era más allá de una jovencita y algo rebelde pero segura de lo qué hacía.

Melo no solo era su novia, la persona a la que acababa de entregarle su virginidad y a la que ahora acariciaba mientras dormía.

Melo tenía 17 años, actuaba como si tuviera muchos más y era la que dominaba en todos los sentidos de la palabra esa relación. Y a ella le gustaba.

Melo era celosa, posesiva y dulce en partes iguales. Le reclamaba, le preguntaba cosas y le dejaba en claro que solo se sentía atraída hacia ella. Y que nunca le pasó algo similar.

Melo estaba en su cabeza inclusive cuando no estaban en el mismo espacio y ahora iba a quedarse en cada centímetro de su piel por el tiempo que ella quisiera. Y por el que no también; porque lo vivido horas atrás no lo iba a olvidar como si nada.

Melo era perfecta ante sus ojos, para sus brazos y en su imaginación aún mucho más.

Ella estiró su brazo, le rodeó la cintura y la acercó más contra su cuerpo, porque Melo era eso, la comodidad que la hacía sentir especial y diferente a todas las demás personas. Melo murmuró algo por lo bajo aún somnolienta y ella se acercó a su cuello, lo atacó con sus dientes, raspó con ellos sobre su pulso y luego tiró de él intentando despertarla.

La mano en la cintura de la menor comenzó a subir hasta acariciarle las costillas del lado izquierdo, jugó allí un momento y luego continuó su camino. Ascendió los dedos de manera casi invisible, los curvó bajó sus pechos y al continuar subiendo apretó su pezón logrando su cometido: Melo mostraba los primeros signos de querer despertar.

- María - murmuró arqueando apenas su espalda y tirando su cabeza hacia atrás. La morena sonrió y, aunque sus planes eran despertar a Melo con rapidez, decidió ante las débiles palabras de su novia cambiar el recorrido del juego- María...- repitió Melo al sentir las manos de su novia en sus pechos y masajeándolos a su total antojo.

María terminó por cruzar medio cuerpo sobre el de Melo dejando su rostro en su pecho y una pierna cubriendo la desnudez de la intimidad de su chica solo para sentirla ella misma y no compartirla si quiera con el aire. Rodeó con su mano derecha el seno de Melo y lo apretó tantas veces como quiso, movió su cabeza hacia el lado contrario y se apoderó del pezón izquierdo produciendo un sonido que estaba enloqueciendo a la menor.

Melo abrió apenas los ojos y volvió a cerrarlos, llevó una de sus manos hacia la de María y ayudó al trabajo de su novia pero más fuerte y pudo escucharla reír por lo bajo. Hasta que María mordió su pezón, se separó de el con un fuerte sonido y lo condujo entre su lengua otra vez al interior de su boca. Lo chupó observando las reacciones de Melo y arremetió más contra el al escucharla suspirar, juntar sus cejas y lamer sus labios quitando su sudor.

María abandonó el otro pecho y bajó la mano rápidamente hasta su intimidad. Sonrió al sentir la humedad suficiente esperando por ella y sin pensarlo hundió dos dedos en su interior y permaneció quieta unos segundos. Cuando Melo soltó una gran bocanada de aire y apretó con ambas manos la alfombra tras su cabeza la morena comenzó a moverse.

- Mmm, María... dios, amor, ¡más!- ordenó Melo elevando su cadera, retorciéndose en el proceso y apretando sus piernas para que la penetración fuese más profunda. María bajó su otra mano y le sostuvo la cintura, la facilidad con la que sus dedos entraban y salían de Melo solo aumentó su propia excitación y se obligó mentalmente a esperar por su turno- María... María...- gimió enredando ambas manos su cabellera y sosteniéndola contra su pecho para que no acabara su labor.

La Lógica del Amor - MelepeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora