-Capítulo 45-

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Debería haber imaginado que un secreto es llamado de esa manera porque en algún momento sale a la luz, porque dramáticamente nada dura para siempre y una sola mentira puede llegar a pesar más que miles de verdades. Haber estado viviendo en una pequeña burbuja de amor con María ahora la había privado de todo esos conocimientos.

Se sentía estúpida en ese momento, vivía actuando de distintas maneras menos acorde a su edad. Tenía 17 años y antes de conocer a María actuaba como una niña caprichosa y egoísta que abría su caparazón imaginario las veces que quería y lo cerraba de la misma manera. Ahora estaba frente a un problema y ya actuó en consecuencia a el tal vez como nadie lo hubiese hecho. Pero ya no había vuelta atrás y por mucho que lo deseara el tiempo no regresaba.

Sentía que esta vez las cosas iban a cambiar y el miedo a perder a María ya no podía llamarlo así; ni terror ni nada aún peor. Simplemente estaba esperando a que las cosas sucedan, ese miércoles se cargó la mochila al hombro pero con ganas de arrastrarla y salió rumbo al Instituto; era injusto que al dejar una calle atrás todo le recordara a la emoción por ver a su novia cuando pasaban días alejadas: el jardín de su padre, el puesto de dulces y, en el estacionamiento, el mini Cooper la torturó con los momentos vividos en él, los besos que le robaba a María y los suspiros que le arrancaba a propósito. Agitó la cabeza y se colocó su gorra colorida hacia atrás: si de sentir se trata, estaba sintiendo que los meses vivido hasta allí estaban borrándose en un segundo.

Pisó el primer escalón y cerró los ojos, el escuadrón de animadoras se acercaba a ella y mágicamente la rodearon; Aida se detuvo frente a sus ojos y ella les dio una mirada a las demás, todas sonreían y Alba, desde un costado, era la que mejor lo hacía:

- Hola, Melo- la capitana se colgó de sus hombros, inclinó su cabeza y le besó la mejilla en completa lentitud. Melo apretó sus labios y alejó su rostro cuando la sintió más cerca- nos vemos al rato- murmuró la chica contra su oído y con un chasquido de dedos ordenó su salida y la del resto. La morena suspiró y se pasó una mano por la cara: esto apenas empezaba.

- Hola- escuchó la voz de su novia tras ella e inmediatamente giró para abrazarla. La sostuvo por sus hombros como si se le fuese a escapar y cuando María le preguntó qué le pasaba la apretó más contra ella y le susurró cuánto la quería. La morena se alejó apenas y ella, después de observar si alguien las veía, bajó su mano y tiró de su novia para llevarla al baño.

Abrió la puerta y cerró casi en silencio para que nadie las escuchara. Mientras guiaba a María hasta un rincón abrió cada cubículo para asegurarse de que se encontraran solas. Fue la morena quien se apoyó en el lavamanos y le recordó que en minutos comenzaba ambas sus clases y le preguntó qué hacían allí.

- María...- murmuró ella inflando su pecho y sintiendo ese pesado nudo en la garganta, movió sus manos frente a ambas y tartamudeó cosas que ni ella misma comprendió. La profesora le sostuvo la cadera con una mano, con la otra le movió la gorra hacia un lado y le sonrió intentado calmarla. Pero ella tragó su propia saliva y sintió finalmente que nada iba a decir.

- ¿Qué pasa, Melo?- le preguntó María en un pequeño susurro y a ella le dieron ganas de abrazarla, asegurar la puerta y tomarse todo el día si era necesario para contarle lo que quería; pero María le dejó un pequeño y dulce beso en los labios y supo que si quería seguir recibiéndolos tenía que decir algo más de lo que realmente debía- ¿No dormiste bien? O pasó algo con las animadoras allá afuera.

- ¿Me viste? - preguntó preocupada y alzando la mirada para verla.

- Las vi salir y tú estabas parada allí en medio del pasillo, lo supuse... ¿Te molestaron? O ¿es por lo del lunes? Pasó algo que...

La Lógica del Amor - MelepeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora