Alto FBI: Nueva Generación Parte 1

Capítulo 15 Muñecos

A pesar de las olas de calor, la pequeña isla estaba tan al norte que hacía todo lo contrario, debían ir con ropa nórdica, de ahí que todo a su alrededor estuviera pintado de verde, humedad y musgo. Era una de las pequeñas islas donde llevó Milton a Ontari en sus entrenamientos, Fish sabía que a buen paso se podía bordear la isla en un día o cruzarla, siempre y cuando se tuviera cuidado y se supiera por donde pisar ya que había pequeñas zonas resbaladizas y podían caer en pequeñas grietas, aparte de eso, se las apañó para tener las sendas de la Gincanas bien marcadas, todas ellas bordeando las áreas peligrosas y sobre todo no estaban tan al interior de los bosques frondosos, evitando áreas de ríos y lagos. Todos los años los llevaba por niveles, a cada año más al interior los llevaba, que supieran cómo reaccionar en distintos lugares. Ese año incluso se atrevería hacer varios equipos, donde empezarían en distintos puntos, siguiendo sendas cada uno de un color, el color que perteneciera al equipo. Todos los caminos terminaban en la casa, donde pasarían la primera noche y se organizarían las mochilas con las tiendas de campaña, sacos de dormir y todos los utensilios facilitados por la instructora, obviamente al ser el primer año en el que se separarían, Fish tomó "prestados" ciertos utensilios del FBI, como chips de seguimiento, aunque dudaba que se perdiesen, siempre estaba de menos tomar precauciones y saber en todo momento el lugar en el que se encontraba cada uno.

Ontari se encontraba en el salón explicándole a todo el mundo lo que harían al día siguiente. Tenía el mapa de la pequeña isla en una pizarra en el que iba reflejado los tres caminos que llegarían a la casa. Adultos que irían en cabeza, Niylah, Ontari y Lexa, Clarke accedió a ir a esa isla por el hecho de no dormir sola, sobre todo si su hijo estaba en la universidad y su mujer e hija iban a estar correteando por el bosque en plan Tarzán y Jane, se negó en un principio a acompañarlas, pero al final y a regañadientes aceptó. Le podía el miedo de que le pudiera ocurrir algo a su niña:

- Bien mierdecillas, estos tres días vuestro culo me pertenecen y haréis lo que yo os diga- decía Fish mientras sostenía una varilla en la mano- formaremos tres equipos, equipo Alfa, equipo Beta y Equipo Delta...

- No te lo flipes Ontari- dijo Clarke con chulería- tu tendrás una pistola, pero yo poseo la habilidad de tener la mala ostia de una ama de casa, en lo que tú has desenfundado la pistola ya te has comido mi zapatilla, así que más respeto.

Lexa asintió con la cabeza, mientras Eliza apretaba los labios para no reír:

- Tiene un lanzamiento muy potente- decía Lexa- un día me pilló mirando el escote a una empleada, aun corriendo unos metros el zapato impactó en toda mi cabeza, por poco me abre la cabeza.

- Eso te pasa por mirar escotes ajenos

Murmuró entre dientes Clarke mientras le echaba una mirada gélida, comenzando una discusión en voz baja que por desgracia todos escuchaban, mayormente Eliza y Alycia que estaban sentadas a su lado:

- Esos días andabas de estrecha por la vida- se defendió Lexa- a ver- se inclinó un poco y tiró un poco del escote de Clarke para mirar, pero rápidamente su mujer le dio un manotazo- ves, déjame mirar el tuyo y no miro los demás

- pero no tan descaradamente, que hay menores

Eliza giró un poco la cabeza avergonzada y se tapó los ojos con las manos, mientras musitaba en voz baja:

- Solo le ha faltado preguntar si tenía una más grande que la otra

Alycia rio entre dientes y se acercó al oído de Eliza, fue a la única que nadie escuchó, de eso bien se encargó la joven Blake:

- Al menos a tu madre no le ha dado por quitarse la camiseta

Eliza amplió una sonrisa picarona. Era cierto, no podía criticar nada, en el fondo era igual que sus madres, ante la cercanía de Alycia no pudo evitar mirar los labios de la chica. Eran tan sexys y suaves, dos perfectos imanes en forma de musculo humano, el cual besaría durante horas. Lexa achicó los ojos al ver la cercanía que tenía Alycia con su niña. Había ciertas cosas que aún no estaba preparada y era ver como su hija se pegaba el lote con su novia delante de sus narices. Se acercaban, demasiado cerca. Lexa gruñó y con una velocidad pasmosa saltó detrás del sillón y llegando a tiempo puso su mano entre ambas bocas: