Viciosa, viciosilla Eliza, casi gritando a sus madres como un tomate que era virgen y a la hora de la verdad, tiene el apetito sexual de sus madres al cuadrado. Nadie pareció explicarle, que cuando se va de caza, no hay que hacer ruido para espantar a los animalitos asustadizos. Para comodidad de la ojiverde, ambas comenzaron a cambiarse de ropa con la luz apagada. No sería la primera vez que vería a la rubia en paños menores, pero oye, así lo prefirió Alycia y para ser mucho más respetuosa, dándole la espalda a Eliza.
Casi todo el mundo, mayormente todos los humanos, siempre se escapa alguna excepción, entiende "quiero dormir contigo" por "hagamos travesuras" al igual cuando se dice "esta tarde no hay nadie en mi casa, veamos una película". Bueno, pues Alycia no era tonta ni cortita, había entendido el mensaje, solo que quiso hacerse la tolai, como era costumbre. En lo que una respetaba la intimidad de la otra dándole la espalda, la otra pareció haber adquirido el morbo de mirar como su madre Lexa. Admiró como Alycia tímidamente se quitaba los zapatos, calcetines, los pantalones nórdicos, mostrando sus piernas largas, no se veía mucho por la oscuridad, pero la luz de la luna que entraba por la ventana era suficiente para ver lo hermosa que era. A pesar del frío Eliza permaneció fuera de la cama solo una camiseta y quedó en braguitas, deleitándose mordiéndose el labio inferior. En ocasiones pudo sentirse como una depravada, le excitaba cuando Alycia parecía un corderito asustadizo, cuando esta quedó en camiseta, la ojiazul se acercó lentamente, notando la tensión en su espalda cuando puso su mano sobre ella. Alycia con lentitud fue girando, hasta toparse con una mirada llena de deseo. ¿Por qué seguía sintiéndose nerviosa? Se supone que ya habían estado en esa situación, incluso llegado al punto de llegar al orgasmo, un par de veces, pero tener a Eliza así solo conseguía que le entraran los calores por las taquicardias. Acarició su mejilla, por suerte la altura de ambas no variaba mucho, Alycia a pesar de ser casi medio año más joven era unos centímetros más alta que Eliza, no le llegaba a sacar media cabeza, sin decir una sola palabra siguieron el camino que le llevaba hasta sus labios, culminando en un dulce ósculo, conforme más intenso se hacía el contacto de sus labios y lenguas con los besos, más se agitaba sus respiraciones, poco a poco la ojiverde fue guiando a Eliza hasta caer sobre la cama, robando un gemido de su garganta cuando sintió los besos húmedos de la rubia en su cuello, lamiendo y succionando en el punto adecuado, sus manos fue descendiendo por la espalda de la ojiverde. Alycia colocó un muslo en la entrepierna de la ojiazul, notando su humedad y el calor que desprendía esa parte de su anatomía. ¿Cómo podía excitarle saber aquello? ¿Cómo le hacía perder la cordura de esa manera? A cada vez deseaba más y más, explorar cada centímetro de su piel, poseerla como nunca y aquello le asustaba. Eliza también comenzaba a descontrolarse, besando con hambre las sexis clavículas de Alycia, a la vez que introducía su mano den las braguitas para agarrar con firmeza sus glúteos, quedando paralizada al notar un pequeño relieve en uno, lo palpó parecía una pequeña quemadura con algo escrito. Si, había notado las marcas del flogger, mucho menos profundas, como el arañazo de un gato, Alycia nunca se paró a contarle lo que vivió exactamente, solo lo que había escuchado sin querer de los adultos, que sus abuelos eran malos.
Alycia en un principio se dejaba llevar, hasta que notó cierta tensión por la ojiazul, esta dejó de besar su cuello para mirarla con respiración agitada:
- Eli ¿qué pasa?- en ese instante se separó un poco asustada- ¿hice algo que no te gustara? ¿Te he incomodado?
- No- respondió Eliza con ternura, mientras le aferraba de ambas mejillas- me gusta lo que haces.
- Podemos parar si quieres
Tenía una forma tan tierna de mirarla, hasta el punto de hacerle sentir la chica más especial del universo, la ojiazul acarició con el dedo gordo sus labios, sin acercarse a besarlos aunque se moría por hacerlo, besarlos hasta el cansancio y no queden labios que gastar, lentamente bajó sus manos hasta el dobladillo de su camiseta:
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Alto FBI: Nueva Generación Parte 1
FanfictionDe la Saga Átame llega la cuarta entrega. Eliza Woods hija de Clarke Griffin y Lexa Woods (alias Cavernicola y remilgada) desde joven tiene claro que quiere opositar para la Oficina federal de investigaciones (FBI) aun en contra de los deseos de Cl...