Capítulo 23 Jamelgo

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Flashback

Estaba paseando con su mami por la ciudad, estaban de compras, le gustaba ir de compras, siempre acababa comprándola un helado o un juguete. Era la mejor mami que le hubiera podido adoptar. Su papi y su mamá siempre habían sido sinceros, puesto que en el colegio se dio cuenta de que todas las mamás eran mucho más jóvenes que Amber y Axel, le dijeron que ellos nunca habían tenido hijos biológicos y que por eso le habían adoptado.

Iba agarradita de su mano, cuando de repente la pequeña Alex se paró enfrente de una tienda de instrumentos, siempre que pasaba se quedaba fascinada. Amber paró y miró el escaparate, curvando la comisura de los labios, era como revivir un pequeño recuerdo, se puso de cuclillas, para ponerse a la altura de Alex, luego se arrepentiría porque haber quien le ayuda luego a subir, ya estaba mayor, si podía hacerse pasar por su abuela perfectamente, su nieta más joven ya habría cumplido dieciséis o casi los cumpliría, ya no se acordaba:

- ¿Te gustaría tocar algún instrumento?

Alex miró todos y cada uno de los instrumentos, ¿Cómo podía decidirse por alguno? Eran tan fascinantes, pensativa recorrió la mirada hasta que señaló uno, era grande y bonito, sofisticado. Amber pareció sorprenderse incluso pareció quedar consternada, asustando a la pequeña Alex, a lo mejor esperaba que escogiera otro:

- ¿Quieres aprender a tocar el violonchelo?

- Si, cuando sea mayor- contestó cabizbaja- pero si quieres que toque otro

Amber le regaló una dulce sonrisa y le acarició la barbilla:

- Estás cosas, cuanto antes se aprendan mucho mejor- Alex sonrió, Amber era tan buena- vamos, hoy tendrás tu primer violonchelo.

La pequeña sonriente se abrazó a la mujer. Y su papá Axel, se puso como loco de la emoción cuando entro en casa y le vio con el instrumento. Como un bobo comenzó a sacar fotos:

- Esta semana contratamos a una profesora particular

Le explicaba Luna mientras se abrazaba a Romero:

- La pequeña va a ser famosa y todo.

- Tú puede que llegas a verlo- se sentó cansada- pero yo ya estoy vieja cariño

Romero curvó la comisura de los labios y la miró con amor, agarró su mano y besó el reverso. A pesar de que era diez años más joven, su amor por esa loca psicópata nunca desapareció. La mujer le acarició la mejilla con dulzura, últimamente estaba siendo feliz, creía que nunca conseguiría eso:

- Él hombre que nunca me quiso- se refirió a Gustus- y el que me amó demasiado

- El que te ama- depositó un dulce beso en la frente de Luna, antes de levantarse y acercarse a la pequeña Alex- vamos peque, es hora de ir a la cama.

Escuchó como Axel le leía un cuento, mientras que la pequeña emocionada lo escuchaba. En momentos como ese le costaba no acordarse de Lexa, ella nunca tuvo eso y era una espina que siempre tendría. Por una parte le hacía feliz tener a Alex y esforzarse por ser mejor, por otra parte sentía culpabilidad, porque le estaba dando a una lo que la otra ha carecido.

Fin del Flashback

La vida estaba cambiando en Portland. Lexa, hasta el momento no había podido leer la carta que le había dejado su madre, aunque se lo imaginaba, "lo siento" "debí haber sido buena madre" "nunca quise hacerte daño" todo lo que suele escribir en una carta de despedida. Al primero que iba a encarar, a su padrastro, en cuanto antes lo asumiera, mucho mejor, Axel Brooks o como le conoció, el sicario de su otro padrastro Romero, es su actual padrastro o lo era hasta que Luna murió. "Para mear y no echar gota" pensó Lexa mientras salía del ascensor e iba a la habitación en la que se hospedaba el señor Brooks. La última vez que fue a visitarlo en un hotel como ese, no recordaba encontrar a dos hombres vestidos de negro y con caras de pocos amigos custodiando la puerta. Uno de ellos se interpuso:

Alto FBI: Nueva Generación Parte 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora