Capítulo 21 Está muerta

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- Como podéis ver es un barrio muy tranquilo y familiar

Explicaba la comercial que mostraba la lujosa casa a la posible compradora y a su hijo. La mujer tampoco ponía tanto interés como el hijo. Que curioseaba cada sala y habitación de la residencia:

- El jardín dispone de una piscina con Jacuzzi incorporado, para que podáis invitar a los amigos- esto lo dijo mirando más al joven, sabía que los chicos de su edad adoraban las fiestas- y también hay...

- Nos la quedamos- Interrumpió la mujer ya cansada de escuchar a la comercial- cuando quiera puedo firmar los papeles de la compra- la mujer que le estaba mostrando la casa arqueó una ceja- en el momento que has dicho que es un barrio tranquilo me ha convencido- dijo la interesada en la casa mientras posaba su mano aun enguantada y comenzaron a caminar al exterior- Como puede comprobar ya estoy mayor para estar de fiestas y mi hijo también adora la tranquilidad.

La comercial dio una palmada alegre, había vendido una casa carísima y sin el mínimo esfuerzo, ¿Quién le iba a decir que se lo estaba vendiendo a una asesina?:

- Claro señora Couch, puede pasarse luego por la inmobiliaria y mañana mismo puede comenzar a mudarse.

- Eso me llena de satisfacción señorita Powell

La señora Couch miró la fachada de la casa, prefería una mansión en Palm Beach, pero claro, ese era su sueño cuando era una jovencita con todo un futuro por delante. Miró a su hijastro y puso los ojos en blanco ¿por qué tuvo que casarse con su padre? "Ah sí, por su dinero" se respondió a sí misma con amargor:

- Vámonos Gregg

El chico tenía ya sus dieciocho años, debería estar en la universidad, pero resultó ser un niño de papá rico, que tiene la vida hecha con su cara bonita de modelo juvenil, los hoyuelos que se le forman en las mejillas, con su peinado moderno a lo tupé, pelo castaño claro, ojos marrones oscuros, cuerpo esbelto, musculoso y su ropa de marca. Le aguantaba porque el poseía la mitad de la fortuna de su difunto marido. Había aparcado su BMW 218i Cabrio rojo en la puerta, justo cuando las chicas pasaban de regreso del instituto. Segundo día en el que Alycia le tocó ir detrás de Eliza con otra lista, aunque en esta ocasión Eliza si la hablaba y no huía tanto de la jovencita Blake:

- Está bien- decía mirando el trozo de papel- punto dos, hacer de reír a la chica- no le dijo un chiste como solía hacer la mayoría, esta optó por poner una careta tirando de la comisura de los labios y poner ojos bizcos, la rubia era fácil hacerla de reír, Alycia le señaló- te has reído

Alycia estaba tan absorta en intentar recuperar a la chica y Eliza tan absorta en hacerse de rogar, que ni se percataron que pasaron al lado de los vecinos nuevos. Sin embargo, Gregg si se había fijado en una de ellas, quedando paralizado con la puerta del piloto abierta. Su madrastra que ya estaba en el asiento del copiloto le metió prisa:

- sube al coche, tenemos que irnos- el chico montó y dentro del vehículo siguió con la mirada a las chicas- Veo que ya tienes pensado hacer buenas amigas, tiene pinta de ser menores

- ¿Cuántos? ¿Dos, tres años? Tampoco son muchos.

La mujer miró curiosa a su hijastro:

- ¿En cuál te has fijado?

- En la rubia.

- Bueno, ya sabes a quien invitar a tu próxima fiesta. Arranca y vámonos.

En esos instantes la rubia entendió a su madre cuando dijo lo hipnóticos que podían ser los ojos verdes, se preguntó cómo haría Clarke para enfadarse y mantener su enfado. Aunque ella recuerde, su madre nunca ha llegado a estar más de un día enfadada con Lexa. No quería ponérselo fácil a Alycia, por mucho que se muriese por besarla y más cuando la sonríe, o demuestra su interés esforzándose con listas absurdas y consejos que le dan en foros absurdos:

Alto FBI: Nueva Generación Parte 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora