Loki golpeó con sus nudillos la gruesa puerta de metal. Estaban en un callejón oscuro y húmedo del otro lado de New York que Darcy desconocía por completo. No era exactamente vistoso y dudaba que aquel sitio estuviera en algún plano de la ciudad. De hecho, le sorprendía que sitios así aún se conservaran luego de la reconstrucción de la ciudad.
Pero tratándose de un criminal como Loki, no debía sorprenderle en lo absoluto que él supiera de la existencia de aquel callejón.
-Es increíblemente horrible.
Tara llevaba puesto unos anteojos de sol, o al menos aparentaban serlo; en realidad eran un prototipo que su padre recientemente había creado para ella. Con acceso a Internet y a atajos confidenciales que no compartiría con nadie. Pero ninguno de ellos, de hecho, le habían servido de mucho para encontrar a la hija de Thor en la inmensidad del planeta Tierra.
-No esperes mansiones a dónde sea que vayas, Stark. A veces encontrarás que la ayuda puede estar incluso en una cueva sucia y mugrienta como esta -ésta rodó los ojos y se apoyó en la pared húmeda como toda una niña rebelde. Un crujido, sin embargo, desde la puerta atrajo sus miradas.
Una franja en el medio de la misma se abrió y dejó a la vista dos ojos verdes y joviales, mirarlos con seriedad.
-La clave.
-Dime que la sabes -murmuró Darcy al Dios del engaño. Éste suspiró mirándola de reojo y la pasó por al lado. Apoyó uno de sus brazos en la puerta para quedar a la altura de aquellos ojos conocidos y sonrió.
-No existe una clave, así que no trates de engañarnos, hermanita.
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-Dijo hermanita, Darcy.
-Lo sé -susurró la chica siguiendo a Loki y a la despampanante mujer pelirroja que se contoneaba con familiaridad por el largo pasillo. ¿Qué demonios estaba sucediendo nuevamente? -. Me pregunto si será un mote cariñoso.
-¿Qué? -la adolescente se quitó las gafas -. ¿Es lo único que te preocupa?
-Ya no sé qué pensar a estas alturas de mi vida.
-¿Pueden callarse? -masculló Loki mirándolas por encima de su hombro -. Desde aquí las oigo.
- Entonces finge no hacerlo.
Involuntariamente, al menos así pensaba verlo, detuvo sus pasos y se giró bruscamente hacia ella. Tara se hizo a un lado a tiempo y esquivó a Darcy antes de chocarse con sus musculosos hombros.
-Escucha, Lewis -los ojos verdosos de Loki centellearon con algo que ni él mismo podía controlar -, no estoy para juegos, he tenido que poner mucho de mí para llegar aquí, ¿quieres qué haga algo por la estúpida mocosa de Thor? Lo haré, pero deja de comportarte como una niña -la seriedad de Loki fue interrumpida por una risa a sus espaldas.
- La prisión te ha hecho bien, sin duda deberían encerrarte más seguido -se giró sobre sus talones para seguir caminando, sin dejar de reír por lo bajo; el pasillo prácticamente era interminable. Llevaban caminando una eternidad, pero la única que sabía a dónde llegarían era la pelirroja que guiaba al grupo de desahuciados -. Si no les importa, no tengo todo el día. El Maestro, es algo ansioso y me pone histérica con sus estupideces, así que muevan sus traseros ahora mismo -Stark fue la primera en seguirla y luego, después de que Loki y Darcy intercambiaran miradas lejos de ser amigables, retomaron el camino detrás de ambas.
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Sally abrió los ojos lentamente, se sentía dolorida, confundida y sobre todo incómoda. ¿Dónde estaba? No tenía la menor idea, pero sus padres no encontrarían aquello como una anécdota graciosa que pudiera aligerar la próxima cena que tuvieran.
Se removió, intentó pararse, pero su cuerpo estaba fijo en la silla de madera, en ese mismo instante fue consciente de todo y se encontró con tres cosas particulares: primero, estaba atada frente a una ventana gigante mostrando un panorama único de New York. Segundo, el aroma a manzanas molestaba su nariz terriblemente. Y por último, el hombre de brazos cruzados y apoyado en una de las columnas gruesas que sostenían tan magnífica estructura arquitectónica.
-Bienvenida -su voz grave era demasiado desinteresada y serena para ser de alguien peligroso. Era demasiado afable y confiable, como el que tendría un recepcionista de un hospital -. Lamento las ataduras, pero no tenía otra forma de traerte aquí.
-¿Quién eres?
-Oh, bueno -sus pasos resonaron en la gran sala y una sonrisa se dibujó en su rostro cuando estuvo finalmente frente a ella -, soy un amigo de tu padre. O algo así -Sally lo observó fijamente. Dudaba que su padre fuese amigo de un hombre con un atuendo extraño como el que cargaba -. Dr. Strange, Hechicero Supremo. Es un placer.
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Tony tenía un deje de satisfacción estampada en su rostro. El sol le daba en la cara, tenía un buen trago preparado en su mano y una buena vista desde allí. Sus invitados estaban en la orilla de la playa con su esposa y apenas podía oírlos desde la piscina, tranquilamente podría tomar una siesta y nadie lo notaría.
Era perfecto, un día perfecto, pero no duró el tiempo que le hubiera gustado. A pesar de que había llegado allí siendo consciente de que, en cualquier instante, podrían recibir un llamado de Fury para molestar con sus habituales estupideces.
Nunca esperó que eso hubiera sido tan pronto como su trasero se había adueñado del camastro.
-Vacaciones, ¿tiene algún significado para tu ojo bueno?
-No hay vacaciones para el enemigo, Stark -el holograma de Fury caminó al rededor de él hasta quedar nuevamente en frente del auto-proclamado Iron Man -. Además, creo que esto será de tu interés.
-¿Eso cree? Dudo que exista algo que pueda obligarme a salir despavorido de mi isla.
-La residencia de Thor voló en millones de pedazos hace quince minutos. Si no me crees, compruébalo tú mismo.
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[Completa] Por El Chantaje De Thor
FanfictionNo existen los días comunes para los héroes y mucho menos tratándose de un descolorido villano como Loki. Lo único que es capaz de hacer, al menos es lo único en lo que puede pensar, es culpar a Thor de tales desgracias, mientras intenta salvar a Mi...