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La armadura asgardiana se ceñía sobre ella como una segunda piel. Como si hubiera esperado toda su vida para tomar el lugar que le correspondía, siempre preparada para las batallas y enfrentar a un enemigo poderoso de ser necesario. Sí, se sentía a gusto llevándola y también ansiosa por usar sus puños, sin embargo, por otra parte, su esquina más humana, tenía un incomprensible miedo. Incomprensible en el sentido de: ¿qué mierda estaba haciendo realmente allí? Percibía un leve temblor abajo de aquel metal que por lo general era usado por los dioses.

-Ya estamos en el juego, Hija de Thor -asintió, lo sabía, ¡claro que lo sabía! No miró a Loki, no necesitaba hacerlo para saber que estaba allí a su lado por encima del ruido provocado por las ráfagas de viento -, ¡no es momento para temer! -exclamó antes de lanzarse de cabeza al vacío mismo.

Miró hacia abajo y volvió a su posición anterior, justo cuando Tara se asomó para ver al tipo de los cuernitos caer sin un maldito paracaídas.

-¡¿Qué diablos?! -dijo Tara mirando hacia abajo, bien sujeta del costado de la escotilla -. Maldito demente.

-Es Loki, ¿qué esperabas? -dijo esta adelantándose hacia la rampa -. ¿Sabes volar? -preguntó con una sonrisa mientras ajustaba sus guantes; y antes de que pudiera escuchar la respuesta de su mejor amiga, siguió el ejemplo de su tío.

-¡Claro que puedo volar! -gritó en respuesta golpeando su pecho con su mano libre. La tecnología de su padre comenzó a engullirla como un bocadillo hasta que no quedó piel para tapar -. John, muéstrame la ubicación de esos dos desquiciados.

-Están a doscientos metros de distancia, señorita Stark.

-Bien, bien, excelente -asintió y giró su cuerpo hacia adentro -. No vemos en el punto de extracción, nerd -la muchacha que manejaba el Quijet sólo mostró su dedo del medio -. Vaya, que poco sentido del humor tiene esta nueva generación de agentes. 

-Coincido con usted.

No importaba a cuántos metros del suelo estuvieran, aquella era la ruta perfecta para abrir el portal hacia el viejo Asgard. Después del Ragnarok, Thanos e incluso los incontables desastres provocados por el mismo Loki, Asgard se había convertido en un planeta desolado. Sin embargo, bajo los escombros del reino que había levantado Odín, el padre de todos, estaban las gemas del infinito que Thor había decidido ocultar diligentemente. La base de los Vengadores tan sólo tenían una imitación de ellas, por lo que les daría algo de tiempo para que Sally las usara.

A simple vista, era un plan infalible. Y Loki especialmente, esperaba que lo fuera. 

-¡Es ahora o nunca! -gritó mirando hacia arriba.

Sally cerró sus ojos y extendió sus manos. El cielo se rasgó con una suavidad indescriptible, comenzó con un pequeño orificio para luego, en cuanto el brillo dorado se hizo presente, se hizo lo suficientemente grande para dejarlos pasar. Loki primero, Sally después y Tara por último, el portal duró lo que tardaron en aterrizar, el viento, el aroma todo había cambiado de un segundo a otro. Sally, la hija de Thor, por supuesto aterrizó de pie, su tío no podría decir lo mismo y Tara sólo tuvo suerte. De no haber tenido el traje, habría enterrado su nariz junto al dios del engaño.

-Creí que por lo menos caerías al estilo de los héroes -Loki se colocó de pie y se quitó la arenilla de su atuendo.

-Preferiría no responder a ello -masculló entre dientes -. Hay que darnos prisa, en el momento en que Thanos se de cuenta que lo hemos engañado, vendrá por nuestras cabezas.

-Tara, tú tienes el mapa.

-Oh, sí. John, déjanos verlo -el mapa se proyectó frente a ellos inmediatamente. 

Daban un panorama general de Asgard o por lo menos lo que alguna vez había sido Asgard. Thor había sugerido el mapeo antiguo del reino, aunque sabía que Loki sabría interpretarlo incluso sólo con las cenizas del sitio. Una luz parpadeaba en una zona que parecía ser boscosa.

-Sé dónde está eso, los Asgardianos tuvieron siempre la necesidad de hacer templos en los sitios más absurdos. No me sorprende que Thor hubiera elegido esos lugares para ocultar las gemas. Después de todo no ha dejado de ser un fiel creyente -sonrió con sarcasmo. Atravesó el mapa y comenzó a alejarse de ellas -. ¿Qué esperan, una invitación? A caminar, mocosas.

- Podríamos volar -sugirió Tara en voz baja e inclinándose hacia la princesa.

-Sí, pero él no sabe volar.

-¡Ya las escuché! -Tara tocó el aparato de su pecho. Su traje se deshizo y siguió las huellas de su ahora intrépido guía. Sally miró a sus espaldas, había escuchado un ruido inusual, sin embargo, al no captar nada más decidió seguir con su camino.

-¿Existen aquí también las maldiciones? No lo sé, ¿cómo las maldiciones egipcias?

-¿Qué es egipcias?

-¿Las momias? ¿Las pirámides? Egipto es un país.

-No sé que es eso -murmuró Loki subiendo una duna de escombros, cenizas y arena. Odiaba la arena, se metían dentro de sus botas y quebrajeaba su piel -, pero existen trampas. Al menos en los templos sagrados de Asgard. Pocos hechiceros se hubiesen atrevido a colocar "maldiciones".  Son juegos de niños, ya sabes.

-Oh, sí, claro. Es normal que los niños coloquen maldiciones en templos sagrados, sí -tropezó con una roca -, mierda.

-No hables tan alto -murmuró Sally a sus espaldas -. Podrías llamar la atención.

-¿La atención? No hay nadie aquí, Sally.

-Eso no lo sabemos -dijo ella inspeccionando todo a su alrededor -. No podemos confiarnos de lo poco probable.

[Completa] Por El Chantaje De ThorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora