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El Sanctum Sanctorum. Ángela había estado allí de niña, de esas únicas veces que tuvo la oportunidad de acompañar a su madre en viajes furtivos y extraños para una buena causa que, hasta ese instante, poco había comprendido. En ese entonces, el hechicero que habían elegido como guardián, era mucho más estricto de lo que en verdad era el actual. El actual no estaba ni cerca de parecer uno, pero era igual o mucho más poderoso de lo que realmente aparentaba.

Eso era un punto a favor para aquel débil planeta.

—177A, Bleecker Street en Greenwich Village —dijo ella extendiendo sus manos hacia el edificio de dos pisos frente a ellos —. Unos de los puntos centrales de las energías sobrenaturales de New York. El lugar en el que, estoy perfectamente segura, Sally se encuentra.

—Perfecto, hay que entrar, tomarla y regresar a casa antes de que Thor se entere —comentó Darcy comenzando a subir los escalones que la separaban de las puertas —. ¿Qué esperan? —preguntó estando ya en el tercer peldaño. 

Tara se encogió de hombros para luego comenzar a seguirla; Loki estuvo a dos segundos de obedecer el pedido de la midgardiana, cuando notó que Ángela no parecía dispuesta a seguirlos esta vez.

—¿No vienes? —ella sonrió antes de llevar su mirada hacia él.

—Ya cumplí con mi palabra, hermano. Te traje con el hechicero y con la hija de Thor que, en cierta forma, eso te salvará momentáneamente de la paliza que sé que te dará —palmeó su hombro —. Tu camino no es mi camino.

—¿Qué planeas? —interrogó sacándose de encima la mano de la asgardiana con la nariz arrugada —. Sé que algo tienes en mente.

—Creo que sé dónde está Odín. Recibí un mensaje de los Guardianes de la Galaxia sobre su posible ubicación y quiero corroborar que sea cierto.

—No sabías que te rozabas con ese tipo de individuos —ella soltó una risa y comenzó a retroceder.

—Creo que tú no eres exactamente el indicado para decir eso —murmuró divertida mirando de reojo hacia la derecha, ruta que Loki siguió encontrándose con Darcy y Tara ya frente a la puerta  —. Buena suerte.

Loki regresó su atención hacia Ángela, pero ella ya no estaba allí.

—Que grosera, ni siquiera se despidió —observó a Lewis mirándolo desde arriba. Después de darle una último vistazo el punto antes ocupado por su hermana, llegó hasta ellas con una mirada un tanto perdida —¿estás bien?

—¿Por qué lo preguntas? 

Darcy iba a regalarle, una vez más, una de sus respuestas creativas. Sin embargo, Tara apretó su brazo con fuerza. 

—Tenemos problemas, graves problemas —murmuró la adolescente.

—¿Qué pasa? —quiso saber Darcy. 

Tara levantó su mano y apuntó hacia un punto en específico en la inmensidad del cielo. El suelo tembló un instante y los autos estacionados en las calles dejaron en libertad el irritante sonido de sus alarmas. Thor, luego Iron Man y una ráfaga acompañó tales aterrizajes.

—Estás en problemas, jovencita —se escuchó a Tony dirigirse hacia su hija. Mientras que Thor tenía esa expresión intimidante sobre Loki.

—¿Sorpresa?

~@~

Wong le alcanzó una bolsa con hielo al afamado Dios del engaño. Su ojo izquierdo estaba particularmente morado y si no se equivocaba, tenía un par de costillas rotas que tardarían un par de minutos en sanar nuevamente.

—Bueno, definitivamente no me gustaría estar en tu lugar —comentó Strange sonriendo —. Pero debo admitir que fue muy educativo.

—Ya cierra la boca —escupió girando su cabeza hacia adelante. 

En una esquina se encontraba Thor hablando seriamente con Sally. Desde allí tenía la apariencia de alguien responsable. Después de todo, aunque él parecía ser el más indicado para perder a su hija, esta vez podía asegurar que no había sido su culpa. Eso no quería decir que no hubiera estado a punto de conspirar en su contra, razones por la cual no podía utilizar su magia y que Thor le hubiera dado una paliza como si se tratase de un trapo viejo y roído.

El maldito seguramente ya lo había sabido e incluso antes de admitir que no había tenido nada que ver con la desaparición de su hija.

Pero, cómo perder la brutal costumbre de desquitarse con él. Thor amaba echarle la culpa. Comportarse como un imbécil, bruto sentimental.

—Es incluso más genial de lo que creía —Darcy y los Stark aparecieron en la sala de estar de la primera planta. El hechicero asintió de acuerdo.

—Y aún les falta por conocer, puedo darles un recorrido la próxima vez.

—¿En serio? —a Tara le brillaban los ojos. 

Esas cosas no sucedían siempre en su vida. Sus padres se habían esforzado en protegerla de cosas como esas, intentando con todas sus fuerzas que tuviera una vida normal como cualquiera. Pero no siempre había sido posible, no siendo ellos, no siendo ella. Lo que, en conclusión, todo parecía ser maravilloso a pesar de conocer cuan peligroso era.

—Oye, ¿eres soltero? —Loki bufó por lo bajo llamando la atención de los presentes, dejando en evidencia lo molesto que estaba de permanecer allí con todos ellos,  en especial con Darcy Lewis —. ¿Tienes algo que opinar, cuernitos o eres demasiado importante para responderle a una criatura de Midgar como yo?

—Auch —soltó Tony entre risas —, espero que tengas alguna respuesta brillante para... —frunció el ceño dejando su burlesco discurso en el aire. Llevó su mano hacia sus anteojos de sol —. Viernes, dime qué es. 

—Parece magia —murmuró Dr. Strange.

—Puedo sentirla —Loki se colocó de pie a duras penas. Sally y Thor se acercaron al resto intrigados por el silencio repentino de todos.

—¿Qué está pasando? —preguntó la hija del Dios del Trueno, un instante antes de que el Jötunn se tirara encima de ella.

—¡Cúbranse!

¡Hola 😍, mis queridos lectores! Espero que estén disfrutando de este alocado fanfic, les agradezco por pasarse, darle un oportunidad, votar y colocarlo en sus listas hermosas de lectura. Saben que siempre estoy dispuesta a escuchar cualquier crítica o consejos al respecto. Así que no duden en hacerme llegar sus opiniones. Sin más, ¡espero leerlos en el siguiente Cap!

¡Saludos!

[Completa] Por El Chantaje De ThorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora