14 [Editado]

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Stephen Strange era un silencioso observador. Los niños y los jóvenes no eran su fuerte, enseñar mucho menos pero como un observador nato podía notar perfectamente las ventajas, desventajas, adelantarse a los hechos y evitar situaciones difíciles. En realidad no estaba seguro de lo que veía ni qué cosas debía sacar provecho de aquel montón de personitas. Sólo contaba con un tiempo estimado al cual no podía asegurar cien por ciento un éxito glorioso.

—¿Qué piensa?

Steve llegó a su lado con los brazos cruzados. Las pantallas le mostraban los avances de los jóvenes vengadores. Destrezas, habilidades, confianza tenían eso y mucho más, pero a Strange no dejaba de preocuparle el hecho de que lo que se avecinaba era por demás mucho más grande para ellos.

— Tiene que funcionar. Sólo contamos con una oportunidad, si no hacemos nuestro mayor esfuerzo todo esto no habrá valido la pena —este asintió mientras fruncía su ceño.

—Concuerdo —el doctor metió sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón en una actitud claramente pensativa —. ¿Qué ha dicho Thor con respecto a su hija?

  —Ni una sola palabra. De hecho, creo que espera ayuda de alguien más —dijo mirándolo para dar énfasis en lo que, de hecho, era más que evidente.

*

Sally inhaló profundamente y cerró sus ojos para calmar el temblor de su cuerpo. Cuando se sintió lista dejó escapar su respiración lentamente. Estaba enojada, furiosa, el escozor en su mejilla le ardía a horrores y las risitas a su al rededor aumentaban su fastidio. Pero no se permitiría a caer en aquel juego, necesitaba concentrarse, calmarse, analizar y ejecutar como su madre le había enseñado. 

Se colocó de pie a duras penas, trastabilló hacia un lado pero logró sostenerse sobre sus dos piernas de manera triunfal.

«Eres una guerrera. Descendiente directa del mismísimo Odín; tu padre es Thor, estúpida idiota. No puedes dejar que un simple midgardiano te venza así nada más. Por el amor a Frigga, estoy hablando como mi tío.»  

—¿Qué sucede, princesa, te rindes? —Sally abrió sus ojos y sonrió.

Iba a ser sólo una sonrisa, pero una risita se escapó por entre medio de sus labios y terminó siendo una carcajada limpia que, entre todos los presentes, le provocó escalofríos a Tara Stark. De hecho, su mejor acción fue retroceder un paso y protegerse detrás de las espaldas de las futuras víctimas. Nadie más que ella conocía lo que pronto sucedería, la última vez que alguien había hecho enojar a Sally no terminó precisamente bien. Y en ese tiempo tan sólo habían sido unas niñas de seis años. Si en ese tiempo había derribado una viga, ahora podría ser capaz de destruir más que eso.   

«Sí, aquí estoy perfectamente bien», pensó, retrocediendo dos pasos más.

—¿Princesa? Sí, soy una princesa, así que deberías estar arrodillado ante mis pies sin siquiera mirarme a los ojos —masculló tronando sus dedos y su cuello. Repiqueteó sus pies y se estiró como una deportista a punto de empezar una maratón —. ¿Tienes seguro médico? 

~*~

Loki dejó escapar un bufido en cuanto vio a Thor acercarse a su «pecera». Aunque, lo observó mejor, la última vez había sido engañado por una niña. Sin embargo, al verlo caminar con el martillo en su mano supo de inmediato que se trataba de él. 

—¿Qué me ves?

—¿Qué más puedo hacer? ¿Sacarme un moco?

—Parece que lo estás pasando de maravillas —lo apuntó con su martillo mientras reía —. Pensé que cuidar un par de niñas no sería un reto para ti. Pero lo arruinaste, perdiste a mi hija y provocaste que una vengativa mujer hiciera polvo mi casa.

—Debiste pensarlo mejor cuando me ofreciste tal honorable tarea —Thor rodó los ojos y se detuvo a un par de pasos de su prisión.

—La misión era simple, Loki. Pero, ups, provocaste una nueva guerra.

—Yo no la provoqué —masculló arrugando la nariz con furia, aunque inmediatamente cambió su expresión por una más risueña —. Claro, no puedo no admitir que recibí una oferta tentadora —se paseó con sus manos detrás de su espalda —. Tranquilo, dije que no.

—Sin juegos, Loki.

—Es la verdad, hermano mío.  Pero, ¿cómo podrías comprenderlo? ¡El gran Thor jamás se equivoca! —se mofó sin contener su veneno.  

—No, yo siempre me equivoco pero a diferencia de ti, sé cuándo reconocer mis errores —éste rió negando con la cabeza —. Es la verdad, hermano mío. Pero no es a lo que venía, esta discusión puede llevar todos nuestros años de vida y jamás acabaría — bajó la mirada, se quedó un momento en completo silencio y sólo cuando estuvo listo, dijo—: Sally necesita de tu ayuda y lo sabes; Strange ha hecho un buen trabajo, pero confío más en nuestras raíces.

— ¿Nuestras? Te recuerdo que por mis venas no recorren la misma sangre que portas, Thor.

—Y yo te recuerdo que siempre, digas lo que digas, serás mi hermano lo quieras o no. No volveré a pedirte nada más si haces esto por ella, mañana ni siquiera sabremos si sobreviviremos. Te lo suplico.

Loki tragó con algo de ira, «¿a caso había osado a decir "te lo suplico"? Que ridículo», pensó con desprecio Negó para sí mismo con la cabeza antes de llevar nuevamente su atención hacia el rey de Asgard. ¿Qué le diría? En realidad a esas alturas no tenía certezas de nada, sólo de aquello que ya llevaba varios días negándose a algo que tenía una respuesta fácil y concisa.

 —Tengo condiciones.

—Las cumpliré, te doy mi palabra. 

  —No lo entiendes, necesito más que eso. Thanos no es alguien con quien se pueda razonar, deberías saberlo.  

[Completa] Por El Chantaje De ThorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora