7 [Editado]

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Sobó sus muñecas con suavidad mientras buscaba algo que le desagradara del Sanctum Sanctorum, lo que fuese. Pero todo allí era especial, se podía sentir, era parecido a una vibración que erizaba todo su cuerpo. Como si su energía estuviera completamente conectada a la suya. Aún cuando no estaba siendo testigo de todo lo que realmente era y tenía aquel sitio.

—Tu abuela era una amiga, por así decirlo, cercana a la Ancestral. Ella le dejó el ojo de Agamotto en su poder —señaló al talismán colgando de su cuello —.Tiene una gema del infinito incrustada en él.

—Gemas del infinito —murmuró con cansancio —, jamás dejaré de escuchar ese nombre.

—Y es mejor que así sea. Preocúpate si no lo haces —dejó una taza de té frente a ella y esperó a que la tomara —. La Ancestral murió mucho antes de saber de tu existencia, pero Frigga sabía que tú vendrías a este mundo en cualquier momento y dejó una sola instrucción.

—¿Cómo una profecía? —Strange rió por lo bajo y murmuró «profecía» como si hubiese escuchado el mejor chiste jamás contado.

—Por supuesto que no, ¿quiénes crees qué somos, personajes de Harry Potter? —el hechicero se sentó frente a ella y luego la miró seriamente —. Pero sí eres una hechicera, Sally. Tienes la necesidad de saber cómo funciona todo lo que te rodea, conocer más de lo que conoces, aprender del don que sabes que tienes, como yo alguna vez la tuve. Pero al contrario de ti, yo no nací siendo especial. Aprendí todo lo que soy, pero tú, todo lo que eres, es tuyo —tomó un sorbo de té de su propia taza y cerró sus ojos un instante disfrutando de aquella sensación que se permitía de vez en cuando como capricho —. Hay quienes aprenden a controlar el poder de las gemas, por naturaleza, fuerza, voluntad, «destino», pero sólo existe alguien que puede manejarlas a todas sin destruirse en el intento —Sally soltó una risa indignada y negó con la cabeza.

—No estará hablando sobre mí.

—Negarlo no te apartará del camino que debes cumplir.

—Sólo tengo trece años, apenas sé utilizar la tarjeta de crédito de mis padres.

—Eso no te detuvo para contactarte con el mercado negro intergaláctico para obtener un libro que ya no existe, ¿verdad?

—No se lo diga a mi mamá —Stephen soltó una pequeña risa. ¿Quién dijo que no tenía tacto con los niños? ¡Lo estaba haciendo de maravilla!

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El Maestro.

Darcy sin duda había esperado a alguien más... impresionante. Pero frente a ellos no había más que un anciano pisando sus setenta años, pipa en mano, con un aire de abuelo compinche que le hacía recordar a su propio abuelo. El viejo Lewis, un gran hombre. Sin embargo, no tenía indicios de ser El Maestro.  

—Loki, el hijo adoptivo que se ganó el corazón del Padre de Todos.

—Dudo que haya sido de esa manera.

—Es normal que tu corazón sea el más frío de aquí. Pero Jötunn o asgardiano, es difícil saberlo con exactitud —el Maestro se colocó de pie de su sillón rojo aterciopelado y caminó hacia él con elegancia. Lo escudriñó de arriba abajo, lo rodeó como un depredador a su presa y terminó por agarrarlo de la muñeca —. Has venido al lugar correcto, si lo que quieres es que esto deje de ser un lindo accesorio para tu mano.

—¿Puedes hacerlo, viejo?

—Me veré viejo, pero esto de aquí —apuntó su cabeza —, sigue igual de sano como la primera vez que fui concebido —lo soltó y dio un paso hacia atrás. Esta vez sus ojos miel quedaron sobre sus invitados y les hizo un gesto con su cabeza a modo de saludo. Volvió a su sillón y soltó un suspiro —. Angie, llévalos a la otra sala.

—Claro.

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Millones de pedazos.

Thor no veía pedazos ahí, era la nada misma, la vasta inexistencia de lo que alguna vez fue su hogar. Polvo, cenizas, quizás, era lo único que claramente se percibía a simple vista. era desolador, pero estaba tranquilo por alguna extraña razón.

—¿Tu hermano tiene que ver con esto?

—A Loki le gusta dejar siempre los escombros —masculló ofendido ante la acusación. Se colocó en cuclillas y pasó su mano por la tierra, estudió su espesura detenidamente y luego se lo llevó a la nariz —. Esto es magia asgardiana y una que ya no está permitida practicar.

—¿Ahora eres experto en magia?

—Sé que te preocupa tu hija, Stark —Thor se reincorporó —. También la mía, sin embargo, estoy seguro que sea donde sea que estén, ellas están a salvo. Loki no fue, de eso también estoy completamente seguro —palmeó su hombro y luego sacudió sus manos —. Iré a Asgard y en cuanto tenga algo, no dudaré en buscarte primero —Tony se sacó sus gafas y miró finalmente a su compañero de batallas.

—Promételo.

—¿Es en serio?

—Por el meñique, viejo o no hay trato —el asgardiano gruñó molesto, pero terminó extendiendo su meñique de su mano izquierda sin mirarlo. Stark sonrió y asintió satisfecho antes de entrelazar el suyo con fuerza.

Thor estaba seguro de que aquello había sido lo más humillante que había hecho hasta entonces.

[Completa] Por El Chantaje De ThorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora