Del odio al amor

Capítulo 5

Notas:

Dar una mano / venir mal o bien una mano = Ayudar / venir bien o mal una ayuda.

Calentar la pava y no tomar el mate = excitar a alguien adrede sin tener intención finalizar lo que comenzó.

Bombacha: ropa interior femenina, en Argentina al decir bombacha no se diferencia entre tanga, culote, cola-less, etc. Bombacha es todas y cualquiera.

Pollera: falda.

Cuando el bosque comenzó a congelarse Robin Hood dejó a Roland y Marian al cuidado de sus hombres y decidió ir a investigar los alrededores del campamento. Locksley, a pesar de ser relativamente nuevo en Storybrooke, sabía que el clima debía comenzar a entibiarse. El hecho de que en menos de un minuto se hubiera congelado todo a su alrededor le indicaba que algo fuera de lo común estaba ocurriendo. Pequeño Juan insistió en acompañarlo, pero Robin se negó de plano, así y todo le llevó un buen rato convencer a su amigo para quedarse. El argumento ganador había sido que Robin sólo se quedaría tranquilo si sabía que Juan estaba cuidando a su mujer e hijo.

El ladrón comenzó a recorrer el lugar para ver si encontraba el foco del problema allí o si debía dirigirse al pueblo, aunque Robin sabía éste último sería lo primero que recorrerían el Sheriff y su hija. Así que mejor dividir recursos y comenzar por el lugar en el que él se manejaba mejor.

Hood llevaba un par de horas recorriendo la zona cuando vio un bulto unos metros más adelante, con sigilo se fue acercando sin dejar de apuntarle con su ballesta. La oscuridad del lugar no le dejaba distinguir con seguridad si lo que estaba viendo era una persona, un animal o algo completamente distinto. Recién cuando estuvo a unos cinco pasos de la silueta, se dio cuenta qué estaba mirando.

El hombre corrió hacia el cuerpo cayendo de rodillas a su lado, con cuidado colocó dos dedos en el cuello del mismo y suspiró aliviado a sentir el pulso. Se maldijo por no haber oído a Regina cuando le recomendó adquirir un celular por si ocurría alguna emergencia. Robin se juró que mañana sin falta compraría uno y le pediría a Reg... a alguien que le enseñara a usarlo.

Locksley sacudió con suavidad al enano. "Gruñón. ¡Hey, Gruñón! ¡Vamos Leroy, despertate!" No hubo caso. Sabiendo que no tenía más tiempo que perder, se colgó la ballesta del brazo y tomó a Gruñón de un brazo y una pierna y, haciendo una fuerza hercúlea, levantó al enano sobre sus hombros y espalda. Le esperaba un largo camino hacia el hospital y con el hielo, la cosa iba a ser más lenta y complicada.

Mientras trasladaba al hombrecito hacia el nosocomio, Robin se encontró pensando en Regina. Tenía que hablar con ella. El hombre sabía que se lo debía más allá de que su corta relación no había llegado a etiquetarse. Pero habían estado a minutos de hacerlo, de eso estaba seguro. Si Marian no hubiera aparecido cuando lo hizo, Regina y él se habrían convertido en pareja.

Locksley esperaba que, con el tiempo, pudiera mantener una relación de amistad con la mujer. Él le tenía cariño y Roland la adoraba. El tiempo ayudaría a todos. Porque Marian también iba a tener que acostumbrase a ver a Regina como Regina y no como la Reina Malvada que la había matado, ¿o casi? Todo era muy complicado. Robin suspiró, aunque le salió un poco ahogado por el esfuerzo de tener que llevar el peso muerto de Leroy sobre sus hombros. Por suerte, varios metros delante de él alcanzó a ver las luces del pueblo.

El hombre irrumpió en el hospital pidiendo un médico a gritos. Cuando por fin quedó liberado del hombrecito, solicitó que lo comunicaran por teléfono con el sheriff.

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David se acercó a Robin, que estaba aguardando en la sala de espera alguna noticia sobre el estado de Gruñón y a la llegada del sheriff.