Capítulo 25

4K 257 201
                                    


"Como preguntó Emma no tan educadamente, ¿quién es tu padre?" El tono de Regina era neutro, pero Emma sentía la tensión en la mujer.

Elsa se removió incómoda. "No sé su nombre." Comenzó dubitativa. "La hechicera me dijo que sólo se enteró de cómo le decían."

"¿Y cómo le decían?" Presionó David abriendo la boca por primera vez.

La chica los miró uno a uno hasta detener su mirada en Regina. "La hechicera dijo que mis padres eran la Reina Malvada y el Salvador."

Tras las palabras de Elsa fue como si se hubiera presionado el botón de "pausa" de un video: el silencio fue atronador y todos los presentes quedaron extrañamente inmóviles, sin siquiera pestañear. La joven se irguió y en vez de posar la vista en cada individuo, decidió abarcarlos a todos para detectar la primera señal de vida. No entendía cuál podría llegar a ser la causa por la que sus oyentes reaccionaron tan... ¿exageradamente? ¿Por qué sería tan increíble que su padre fuera "el Salvador"? ¿Acaso era alguien inadecuado?

Elsa centró la vista en quien más le interesaba: su madre y, sorprendida, levantó un milímetro las cejas al notar que la mujer tenía un lado de la boca levemente arqueado hacia arriba. A pesar de que no la conocía mucho, supo intuitivamente que Regina estaba más que satisfecha con su revelación.

El chico tenía una sonrisa de oreja a oreja y la miraba fijamente, mientras que la mujer a la que casi había congelado parecía muy satisfecha de sí misma y la observaba como si quisiera abrazarla. Elsa estuvo a punto de dar un paso atrás, pero se contuvo. A pura fuerza de voluntad.

El rubio, que para ella debía ser el hermano de la rubia ya que ambos tenían rasgos y posturas similares - además de ser igualmente idiotas - la miraba con el entrecejo fruncido en una clara muestra de desaprobación. Elsa dejó escapar un bufido, como si ella necesitara o quisiera la aprobación de ese hombre. En ese momento, la mujer que tan mal le caía, era un fiel reflejo del hermano, tanto en postura como en la reprobación que exudaba. Eso fue hasta que soltó una carcajada que hizo saltar a todo el mundo, Elsa incluía.

"Lamento comunicarte, reinita, que tu hechicera te mintió." Le dijo en tono sobrador. "No hay ningún 'Salvador' en Storybrook, hay una salvadora." Declaró poniendo las manos en las caderas. "Y te aseguro que ella no va a dejar que ningún puto infeliz se acerque a medio metro de Regina, ¡mucho menos que la embarace!" Dudó un momento y agregó, perdiendo seriedad su declaración. "Cuando deje de estarlo, quiero decir. Embarazada."

Tres pares de ojos incrédulos se posaron con sobresalto en la Sheriff. "¿En serio Emma?" Preguntó Henry adelantándose a su madre y abuela.

Emma abrió la boca para responder, pero fue interrumpida por la palmada que le dio David en la espalda. "Así se habla, hija. Y no te preocupes, que vamos a encontrar a ese bastardo impostor y le vamos a enseñar a no meterse con los Swan-Carming." La rubia sacó pecho orgullosa y respondió con una sonrisa resplandeciente a su progenitor.

Snow miró a su esposo e hija con una mezcla amor, horror y diversión, mientras que Henry desvió la vista desde su madre rubia y abuelo hacia su otra madre. "No sabés cuánto agradezco que me hayas criado vos, mamá." Declaró sonriente. Regina dejó escapar una amalgama de risa y bufido y revoleó los ojos meneando levemente la cabeza.

"Quiero dejar constancia de que salió a la familia del padre." Declaró Snow mordiéndose el labio inferior con los ojos brillantes de risa y ternura dirigida sus rubios.

"No entiendo." Declaró Elsa atrayendo la atención de todos.

"¿Qué cosa?" Le preguntó Henry mirándola con la cabeza semi inclinada hacia un costado.

Del odio al amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora