Capítulo 15

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Regina no lo podía creer, la recepcionista le había dado turno para que la vea una obstetra el lunes a media mañana, ¡EL LUNES!, ¿acaso esa campesina no sabía con quién estaba hablando? Si no la incineró en el lugar fue porque Henry y Emma aceptaron el turno en su nombre y la forzaron física y verbalmente a retirarse del lugar sin dañar a nada ni a nadie. Este día estaba poniendo a prueba la reciente etiqueta de heroína de la ex reina malvada.

En la puerta del hospital se despidieron de los Charmings. Snow se tiró a los brazos de Regina diciéndole que la llame para lo que necesite sea de día o de noche, la horrorizada reina se preguntó qué había hecho mal para ser torturada de esa forma, es decir, obviando su proceder como reina malvada, por su puesto. Pero la pobre mujer no terminó de recuperarse de ese shock cuando Emma declaró que iba a quedarse en la mansión para asegurarse que no le pasara nada a ella o al bebé. Regina estaba a un segundo de una apoplejía.

"¡Excelente!" Sonrió Mary Margaret a su retoño, David hizo una mueca y sacó casi a la rastra a su mujer del lugar para evitar que la alcaldesa cumpliera por fin su viejo objetivo de matarla.

"Si necesitas algo llamá, Emma." Se despidió el hombre mirando de reojo la cara roja de Regina.

"No." Dijo terminante Regina. "No, usted no se va a quedar esta noche en mi casa, Miss Swan. Henry y y..."

"No. No. No me quedo por esta noche, me quedo todo el fin de semana. Y el lunes te acompaño al médico." Aclaró servicialmente la rubia.

A esta altura el rostro de Regina estaba casi morado, la mujer abría y cerraba la boca sin que saliera ningún sonido de ella, era evidente que le estaba dando algo. Cuando finalmente parecía que se había calmado lo suficiente para flagelar verbalmente a Emma, Henry entró en acción.

"Emma se queda en casa hasta que veas a la obstetra, mami." Dijo con firmeza y el seño fruncido. "Ya te saliste con la tuya antes y terminaste en el hospital, ahora las decisiones las tomamos nosotros." Regina le clavó la mirada y entrecerró los ojos. Henry carraspeó. "Dame el gusto, ma. Son dos días." Le dedicó una sonrisa encantadora y la miró con ojos de ternero degollado.

Mierda, nunca me pude resistir al combo de sonrisa y mirada tristona de Henry. Madre tenía razón, el amor te hace débil. "Está bien." Desvió la mirada hacia la rubia. "Ni se le ocurra creer que me va a dar órdenes en mi propia casa, se puede quedar, pero manténgase alejada de mí." Le dijo en tono de advertencia.

"No entiendo por qué tenés problemas para tutearla cuando no tuviste ninguno en llevártela a la cama." Comentó el chico como si nada. Con las manos en la cintura, la barbilla en alto y una ceja arqueada, era la imagen misma de la reina. Con los ojos abiertos desorbitadamente Emma se preguntó, no por primera vez, si no habría sido la otra mujer la madre biológica del chico.

"¡H-Henry!"Tartamudeó la morocha horrorizada y avergonzada en parte iguales. "Yo... ella...no..."

Saliendo de su estupor, Emma decidió que lo mejor era aliviar a Regina desviando la atención del tema actual, enviándole una mirada de advertencia a su hijo, se dirigió a la reina. "No sé ustedes, pero yo estoy muerta de hambre. ¿Compramos algo para llevar y comer en casa o vamos a Granny's?" Regina se acomodó un mechón de cabello detrás de la oreja y llevó la mano hacia su estómago, tomó aire para calmarse y asintió. Decidió dejar pasar la referencia que hizo la rubia al hablar de la mansión como "su" casa.

"Vayamos Granny's." Levantó la barbilla y se giró para buscar su auto, olvidando que no llegó allí manejando precisamente, entonces buscó el trasto amarillo, pero tampoco lo vio ¿la habría traído una ambulancia? Miró a la Sheriff y le preguntó: "¿Cómo llegamos al hospital?"

Del odio al amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora