Capítulo 6

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Corpiño: sostén

Se la comió / se la come: como se usa en éste relato significa, vulgarmente: "se la cogió/folló". La frase también se usa vulgarmente para decir que un hombre es gay: "Juancito se la come".

Mala leche: mala intención. No seas mala leche = no seas mala persona.

Pato criollo: el dicho dice "el pato criollo a cada paso una cagada". Mandarse una cagada: cometer un error, meter la pata.

Dos pares de ojos inmensamente abiertos y dos mandíbulas tocando el suelo es la mejor forma de describir a la morocha y la rubia que se hallaban en la puerta de Mifflin 108. Ruby y Tinkerbell parecían petrificadas con una perpetua expresión de sorpresa, aunque puede que sorpresa no acabara de describir lo que las mujeres sentían ante el espectáculo del que estaban siendo testigos involuntarias.

Regina, siempre impecablemente vestida, estaba desnuda de la cintura para abajo, mientras que la blusa de seda gris que llevaba la tenía como una bandolera cruzada al hombro, era evidente que sólo había tenido tiempo de sacar un solo brazo; el corpiño mientras tanto, le colgaba del brazo izquierdo donde la ropa le impedía caer. La mujer estaba contra la pared del hall con Emma pegada a ella y una de sus piernas envolviendo la cintura de su compañera mientras que las manos se hallaban ocupadas en otros menesteres en el cuerpo de la rubia. La rubia tenía las calzas y la ropa interior a mitad de piernas, mientras que la campera y camisa las tenía abiertas pero en su lugar, y las manos... Oh Dios, ninguna de las dos testigos querían pensar demasiado en dónde estaban las manos de las mujeres.

La primera en salir del shock fue Ruby quien sigilosa y rápidamente se acercó a la puerta y la cerró, la mujer apoyó la frente en la madera banca y tras respirar hondo varias veces se dio vuelta para mirar a Tinkerbell. La cara del hada estaba colorada y los ojos los tenía vidriosos, la respiración era agitada y cuando las miradas se encontraron no pudieron evitar soltar unas risitas que ambas intentaron sofocar tapándose la boca con las manos. Como seguían riendo histéricamente emprendieron una rápida huída hacia la vereda.

"¡Dios mío!" Exclamó Ruby trotando al lado de Tinker. "Creo que necesito una bebida bien fuerte y una ducha bien fría. No, olvídate del creo."

"Secundo la moción." Jadeó la rubia.

Ruby frenó de golpe la marcha con una expresión de horror. "¡¿Qué le voy a decir a Snow?!"

Tinkerbell, que había frenado unos pasos más adelante la miró con incredulidad. "No tenés por qué decirle nada. Emma no es una criatura, no tiene por qué darle explicaciones de con quién se acuesta a sus padres, y vos, no tenés por qué andar contando sus cosas."

"Pero Snow es mi amiga... ¡Y Emma se está acostando con la Reina Malvada!"

"¡Hey! Hace mil años que Regina no es la Reina Malvada, es más, si no me equivoco ya le salvó el culo a este pueblo en varias oportunidades bien podrían empezar a respetarla un poco." Bufó la mujer enojada. "Y si no recuerdo mal, Emma también es tu amiga."

La mujer lobo levantó ambas manos delante de su cuerpo. "No, no, si Regina me cae bien, no lo dije con mala leche, me refiero a toda la historia que Snow y ella tienen... no sé cómo lo va a tomar, a pesar de que ahora parecen haber enterrado el hacha de guerra, pero..."

"Como dije, no tenés por qué decirle nada. Que se entere cuando Emma le quiera contar, si es que lo hace. ¡Por favor Red, ni siquiera sabemos si esto es algo más que sexo!"

La mujer respiró hondo. "Está bien, tenés razón...no me corresponde a mi decirle a Snow con quien se acuesta o no su hija, además, Emma me mataría." Comenzó a caminar de nuevo. "Pero tengo que llamarla para decirle que Emma está bien. ¿Por qué me ofrecí? ¡Soy una bocona!"

Del odio al amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora