Capítulo 24

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Ni en pedo: ¡ni borracha/o! ¡ni de casualidad!


Estimad@s Reviewers: sepan que la primer ocurrencia que tuve sobre esta historia fue justamente el final y con él en mente, fueron saliendo los 23 capítulos previos, casi sobre la marcha, así que los padres de Elsa, los tengo en mente desde tiempos inmemoriales, ponéle.

Esto como aviso para todos aquellos que intentaron sobornarme, sepan que soy insobornable.

Pero acepto donaciones. ;)


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Emma estaba que explotaba. ¿Acaso no iba a poder tener ni un minuto de paz? Cuando todo parecía ir viento en popa aparecía una nueva amenaza, un nuevo malvado al que acabar o una rubia bonita que miraba a Regina como si fuera lo más maravilloso que había sobre la tierra. El problema no radicaba en que creyera eso, después de todo ella creía lo mismo, ¡el problema era que nadie tenía derecho a mirar así a su mujer!

La Sheriff sentía cómo su cuerpo vibraba de furia contenida, furia y temor, ¡no quería perder a Regina! Porque el quid de la cuestión no era cómo miraba el cubito rubio a la Alcaldesa, lo que le repateaba era que Regina mirara a la chica como si le gustara. A ella le había llevado años que la mujer se abriera y la mirara con otra cosa que no fuera rabia, ¿y ahora venía esta rubia a arruinar todo en cuestión de minutos? ¡Antes muerta!

"Estoy buscando a Regina Mills, también conocida como la Reina Malvada." Emma sintió cómo desaparecía todo el aire de sus pulmones. Estaba buscando a Regina. Durante un segundo lo único que sintió fueron ganas de gritar al cielo y patear lo que encontrar a su alcance para demostrar la agonía que sentía ante tamaña injusticia, hasta que cayó en la cuenta. Estaba buscando a la Reina Malvada.

Sin dudar ni un instante, Emma dio un paso al frente tapando a Regina con parte de su cuerpo. Si esa rubia estaba buscando a la Reina Malvada, no era para felicitarla, eso seguro. Y ella no iba a permitir que nadie le hiciera daño a la mujer que había trabajado tan duramente para superar los errores del pasado. Además, ¡era la madre de sus hijos!

"¡Acá no existe ninguna Reina Malvada!" Gruño amenazadoramente clavando sus ojos en los de la rubia. Al verse secundada por David, sintió cómo se expandía su pecho de amor y orgullo hacia su padre.

"¿Por qué buscás a Regina?" Preguntó David con brusquedad, llevando una mano a la culata de su revólver. Emma no hizo ningún esfuerzo en ocultar la sonrisita de superioridad que apareció en sus labios. Chupáte esa cubito, ¡te vas a tener que enfrentar a los Charmings antes de llegar a nuestra Reina!

Pero la rubia idiota no se amilanó ni siquiera cuando su madre e hijo se sumaron al muro Charming que guardaba a la reina del asedio. La mujer levantó la barbilla y respondió con majestuosa frialdad. "Eso no es de su incumbencia."

Tanto ella como David entraron en ebullición.

"¡Todo lo que atañe a Regina es de mi incumbencia!" Barbotó furiosa, levantando las manos para hechizarla de acá a la eternidad.

"Yo te voy a mostrar lo que me incumbe." Gruño David manoteando en busca de su espada, que no tenía.

Emma sintió como era empujada a un lado y vio con horror surgir a Regina. "Yo soy Regina Mills. ¿Por qué me estás buscando?"

Estiró una mano para tomar a la mujer del hombro y llevarla nuevamente a su espalda cuando escuchó la respuesta de la rubia. "Regina, soy tu hija."

Del odio al amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora