Capítulo 9

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Deaton y Melissa no dejaban de examinar a Malia. Me mandaron a sentarme al ver que mis nervios no ayudaban mucho, pero aun así estaba observando todo lo que le hacían. Mis ojos lo más probable es que estuvieran rojos de tanto llorar. Scott me miraba preocupado desde la otra esquina de la sala.

Una exclamación de Malia hace que me levante en un segundo y corro a su lado. Tenía los ojos abiertos y parecía asustada.

― ¿Malia?― Le pregunto y le acaricio las manos heladas.

― ¿Stiles?― Mira para todos lados buscándome. Frunzo el ceño extrañado y paso mi mano al frente de su cara de un lado a otro, Malia no hace ningún gesto de saber que mi mano estaba ahí.― Yo... Stiles no veo nada.― Malia tenía intenciones de levantarse de la mesa, pero no da ni un paso y cae desmayada en mis brazos. La coloco de nuevo en la mesa y le acaricio la mejilla.

―Creo que ya sé lo que tiene.― Miro a Deaton y él no me mira con buena cara.― Tiene el virus que tuvieron todos cuando hubo cuarentena en la escuela, pero por lo visto, este virus esta mutado. Tenemos que buscar hongos Reishi y hacerle unas cuantas modificaciones, es fácil, pero lo difícil es encontrar los hongos Reishi.

― ¿La bodega de los Hale no tendrá más?― Pregunto esperanzado.

―La última vez ocupamos todos los que habían, podríamos preguntarle a Brett si sabe dónde hay más. O pedirle el favor que le pregunte a Satomi si tiene más de esos hongos.― Dijo Scott mientras salía corriendo de la veterinaria. Iba a ir con él pero la mano temblorosa de Malia hace que la mire. Tenía los ojos abiertos, pero no había ninguna señal de que pudiera ver. Le apreté su mano y le hable bajito.

―Te vas a poner bien Malia.― Le bese la frente.

―Duele.― Susurró.

―Lo sé, cariño. Pero Scott ya fue a buscar los hongos que te ayudaran.― La tranquilice y ella cerró los ojos. Se quedó dormida y, atento a su respiración, no deje de mirarla en ningún segundo.

Había pasado casi una hora cuando mi celular empezó a sonar. Era Scott.

―Stiles, Brett dice que Satomi tiene un poco de esos hongos, pero que ella está a dos horas de Beacon Hills. Voy a tratar de alcanzarla. Mantengan a Malia viva mientras vuelvo con los hongos.― Y me colgó. Les comunique lo que me dijo Scott a Deaton y Melissa y volví a mi lugar junto a Malia. 

Cuando volví a tomar sus manos estaban más heladas. Le pregunté a Melissa si había algo que podría ayudar y ella salió a buscar mantas térmicas al hospital. Mientras tanto Deaton me dijo que le diera de mi calor corporal hasta que llegara, por lo que me acosté a su lado y la abrace con todo mi cuerpo. Malia estaba tiritando, pero cuando la abrace dejo de hacerlo. Cuando llegó Melissa con las mantas Malia, susurrando, me pidió que me quedara con ella y, mientras Melissa colocaba dos mantas encima de nosotros yo le acariciaba la mejilla para que volviera a dormirse. Tenía mucho calor, pero Melissa me dijo que mientras más calor le traspasara a Malia, mejor. Por lo que me quede abrazándola.

Malia se quejó y abrió los ojos, se movió hacia un costado y Deaton alcanzo a colocar una bacinica para que vomitara en él. Yo le aparte el pelo de la cara y le acariciaba la espalda tratando de calmarla.

― ¡Deaton, tengo los hongos!― Llegó gritando Scott. Malia se sobresaltó, pero después apoyo la cabeza en mi pecho y se volvió a quedar dormida.

Deaton empezó a hacer cosas con los hongos y, después de minutos que los encontré eternos, logró sacar un líquido. Preparó una jeringa y, con el líquido en ella, se lo inyecto en el brazo a Malia.

Stalia: Mi mundo contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora