Capítulo 5

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- ¿Ya está? ¿Terminó?- Preguntó Malia.

-Sí, creo que si.- Dije todavía mirando la extraña computadora.

Unos brazos me empujaron y caí al piso con Malia encima. Me estaba sonriendo y luego yo también le estaba sonriendo. Lo hicimos, paramos la lista. Nos besamos e instintivamente acerque más a Malia a mí. Quería sentirla. Quería tocarla. Quería saber que todo esto era real. Cuando nos separamos por aire, nos reímos y la deje a un lado. Ella me miraba fijamente y cuando moví mis pies un ruido me hizo desviar la mirada. Eran los vidrios de la botella de "vino derramada" en la alfombra.

-Lydia nos va a matar.- Digo y Malia me mira asustada. Ella también conoce el temperamento de la Banshee. Nos levantamos rápido y mientras ella recogía los pedazos de vidrio roto, yo baje a por algo para limpiar el desastre. Intentamos refregar lo máximo posible. Pero igualmente quedo la mancha. A lo mejor con otra refregada salía, pero entre la pared hecha pedazos y esto. Creo que se fijaran más en eso. Nos largamos rápidamente de la casa y fuimos a la casa de Scott.

Lo habíamos logrado. Scott había salvado a la otra manada y Lydia había descubierto todo lo de Meredith. Al final Peter había sido la mente maestra detrás de esto. Cuando Lydia nos contó me preocupe por Malia, pero cuando la mire estaba indiferente. Creo que Peter ya no le afecta tanto.

Llegamos a mi casa y nos fuimos directamente a mi cuarto. Teníamos mucho por lo que celebrar. La lista había sido destruida. Ya sabíamos quién era el benefactor. No lo atrapamos, pero eso no me importaba. Ya nadie quería matar a mi chica. Y si, era mi chica, porque después de perdonarme pude ver el amor que siente por mí y definitivamente yo también siento lo mismo por ella. La quiero y mucho. La beso desenfrenadamente y la tomo de las piernas para que las enrolle en mi cintura.

-Estoy muy feliz.- Le digo y ella sonríe.

-¿Y eso porque?- Ella sabía perfectamente, pero me quería escuchar decirlo.

-Porque ya nadie quiere matarte.- La beso y la tiró a mi cama. Le beso el cuello y ella gime.- Porque me perdonaste.- Le quitó la camisa y la tiro.- Porque está todo volviendo a la normalidad.- Ella me intenta quitar mi propia camisa, pero está tan apurada que me la rompe y me rio.- Bueno, a nuestra normalidad.- Nos reímos y le saco su camiseta dejando por fin ver eso senos que tanto amo. Le beso uno por el contorno del brasier y ella suspira. Estoy muy excitado y ella lo nota al bajar mis pantalones. Me quito mi remera y me acerco de nuevo a besarla. Sus labios son mi adicción. Toda ella es mi adicción. Y no quiero nunca rehabilitarme. Pronto nuestras ropas quedan a un lado. Cuando voy a buscar un condón en la mesita de noche. Me acuerdo a que todavía no he ido a comprar y apoye enojado mi cabeza en el hombro de Malia. Ella se da cuenta y me mira enojada.

-¿Stiles?- La miro y ella esta con el ceño fruncido

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-¿Stiles?- La miro y ella esta con el ceño fruncido.- ¿Qué pasa?

Le acaricio una mejilla y sonrió penosamente.- Todavía no he ido a comprar condones.- Le susurro y ella me mira enojada. Bufó y me aparto. Estoy enojado, porque eche a perder toda la pasión y, cuando estoy por ponerme de pie ella me detiene y me obliga a recostarme en la cama. Se coloca a horcajadas y me besa el pecho.

Stalia: Mi mundo contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora