Capítulo 25

458 28 8
                                    



― ¿Qué pasó? ¿Por qué no resultó?― Pregunté atónita.

―No fueron suficientes recuerdos.― Lydia susurró y me miró culpable.

―Me toca a mí.― Scott dijo mientras se quitaba la sudadera.― El método simple se acabó, hay que ocupar la máquina.― Scott se metió en la máquina y yo la encendí.

― ¿Estás seguro de esto?― Scott no respondió nada, simplemente se acomodó en la máquina y cerró la puerta. Lydia la selló.

―Recuerda, estará tan fría que podría matarte. Si sientes algo malo, como que no funciona o...

―Va a funcionar. Casi se abre la brecha contigo. Conmigo funcionara.― La tranquilizó Scott.

―Espero que no lo digas porque crees que sé lo que hago.

―Lo digo porque sé que puedes resolverlo.― El vapor frío empezó a cubrir el interior de la máquina cuando Lydia empezó a mover las perillas.― De acuerdo, está frío, sí es frío. Realmente frío.

― ¿Qué se supone que hagamos? ¿Esto será diferente que contigo?― Le pregunté a Lydia confundida.

―Solo... hay que guiarlo.― Lydia me tranquilizo y limpió mi mejilla.― Cuando tengas tus recuerdos tenemos que hablar.

― ¿Qué? ¿Por qué dices eso?

―Ahora nos tenemos que preocupar de Scott. Después.― Lydia miró a Scott y pude ver que él estaba sufriendo por el frío. Ya no quería meterme en ese lugar.― Scott, tienes que pensar en él. ―Scott asintió.― Concéntrate en Stiles. Intenta imaginarlo en tu cabeza. Piensa en como se ve, en las cosas que decía.

La máquina empezó a hacer ruidos extraño y solo se veía a Scott sufriendo.― Esto no me gusta. Algo está mal.― Dije.

―Espera. Dale unos segundos más.

―Voy a sacarlo de ahí.― Esto me estaba asustando.

―Espera.― Lydia detuvo mi mano justo cuando Scott se quedó quieto igual como estaba Lydia hace un rato. Había funcionado.― ¿Scott? ¿Puedes oírme? Scott ¿Me oyes?― Scott mostró sus ojos de alfa y eso me confirmo que si había funcionado. Se quedó unos segundos quieto, en trance, pero se le empezaron a cerrar los ojos y eso no estaba bien.― Scott, no te duermas. Tienes que mantener los ojos abiertos.

―Lo intento.― Respondió.

―No es sueño. Creo que estás perdiendo el conocimiento.― Rayos, esto no estaba funcionando.― Y si haces eso, creo que podemos perderte.

―Scott, mantente despierto.― Dije, pero él seguía intentando cerrar los ojos.― ¡Scott!― Por fin él mantuvo los ojos abiertos y pude tranquilizarme. Scott se quedó mirando a la nada. Ahora sí que funcionaba. Luego de unos minutos Scott empezó a mirar a todos lados confundido. Eran muchos recuerdos que venían desordenados, estaba colapsando.

―Scott, debes buscarlo.― Lo llamó Lydia.― Intenta encontrarlo en tus recuerdos. ¡Cualquier recuerdo! Sea bueno o malo.

―No grites, Lydia.― La detuve y ella se relajó.― ¿Qué le pasa?

―No lo sé.

―No se ve bien, parece perdido.

―Creo que lo está.

―Debe de ser mucha información.

―Se debe de estar ahogando en los recuerdos que lo están superando.

Stalia: Mi mundo contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora