Capítulo 22

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Importante: lean la nota del final.

Me despierto sobresaltada. Estaba soñando, pero, como con todos los sueños, se me olvidó en cuanto abrí los ojos.

Vi la hora en mi celular y me di cuenta que estaba llegando tarde. Me tenía que apresurar o Lydia me sermonearía todo el día por no poder levantar mi trasero de la cama.

En menos de media hora ya estaba en mi auto en camino hacia la escuela. Cuando iba llegando, el motor del auto se me apagó. Frustrada traté de acordarme que hacer para volver a encenderlo. El auto de atrás empezó a tocar la bocina y mis nervios se empezaron a descontrolar. Intenté encender de nuevo el motor, pero mis nervios pudieron conmigo y no logré encenderlo. El auto de atrás decidió pasar por mi lado y yo golpeé enojada el manubrio. Me intenté tranquilizar para que las garras no salieran, pero igualmente salieron y tuve que enterrarlas en mis manos para no transformarme en media calle. Debo de estar así por la luna llena que se acerca, pero hace mucho tiempo que no me descontrolaba y no me agradaba estar retrocediendo en mi avance.

Cuando llegué a la escuela, lo primero que hice fue darme cuenta que no había alcanzado a comer algo antes de salir de casa e, inconscientemente, busqué a mi alrededor para robarle a alguien comida. Como no encontré a nadie, seguí mi camino hacia mi casillero y decidí comer algo cuando saliera de la primera clase.

Después de sacar mis libros, vi como Lydia llegaba a la escuela y empezaba a buscar a alguien confundida. Me acerqué a ella, pero ni se dio cuenta.

― ¿Estás bien?― Le pregunté.

―Siento como si tuviera algo pendiente.― Se veía confundida. Y Lydia nunca lo estaba.

― ¿Qué cosa?― Preguntó Scott en cuanto llegó a nuestro lado.

―No lo recuerdo.― Susurró y yo miré a Scott preocupada.

―Quizás tu cerebro entró en corto circuito.― Dije y Scott me frunció el ceño.

―Yo... quizás se me olvido algo en casa. Vayamos a clases.― Lydia le quitó importancia al asunto y me llevó a nuestra siguiente clase.

A la hora del almuerzo busqué en la fila de la cafetería a alguien conocido para no tener que hacer toda la fila, pero no encontré a ninguno de mis amigos. Lo encontré extraño al acordarme que, últimamente, nunca había tenido que hacer la fila en ningún momento. Bueno, quizás hoy acabó mi suerte y tendré que hacerla.

Cuando me reuní con Scott y Lydia en la mesa de siempre, me senté en frente de ellos y coloqué mi bolso a mi lado. Miré mi comida y empecé a comer rápidamente.

― ¿Qué es eso que tienes en la manga?― Me preguntó Scott y yo miré mi manga.

―Hoy en la mañana perdí el control y me tuve que clavar mis garras.― Expliqué y seguí comiendo.

―Otra vez.― Dice Lydia.

―No me había pasado hace mucho tiempo. Creo que es el estrés de tantas evaluaciones antes de la graduación. Hablando de eso, ya se acercan mis exámenes de recuperación y prometiste ayudarme en historia.― Dije sin despegar la vista de mi almuerzo.

―Yo no iba a ayudarte con ese examen.― Respondió Lydia. Levanté por primera vez mi vista de mi almuerzo y la miré confundida.

―Entonces era Scott.― Lo miré, pero él negó con la cabeza.― Vamos, chicos. Uno de los dos me debe de ayudar con historia o reprobaré. Creía que ya teníamos organizado todo esto.―Me quejé y dejé a un lado mi bandeja. Hasta el hambre se me había ido.

Stalia: Mi mundo contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora